Turning Red: el más reciente y controversial golazo de Pixar

por Gustavo Iturralde V.
Pubertad, menstruación, identidad… ¿Es Turning Red, la nueva película para niños de Disney Pixar, una vanguardia no comprendida por la expectativa mediática? 

Es irónico afirmar que, en la época más rica en contenido audiovisual de la historia humana, el sentimiento de insatisfacción del televidente es más explícito que nunca.

Las redes sociales e incontables medios en línea están presentes en todas partes para expresar opiniones. Gracias a estos, decidí ver la nueva película de Pixar, Turning Red, que recientemente se había estrenado en la plataforma de Disney+ , el 11 de marzo del 2022. 

Tenía, entonces, la intención de evaluar la crítica de varios medios hacia esta entrega, debido a su manejo explícito de temas que pueden ser considerados sensibles para niños, la principal audiencia de este gigante de la animación. En efecto, esta película está llena de momentos que muestran realidades de la pubertad, la menstruación y el desarrollo de Mei, la niña protagonista. 

Pero al terminarla, encontré varias sorpresas que van más allá de la provocación, dando un tono refrescante a la fórmula Pixar.

¿Es entonces Turning Red una vanguardia no comprendida por la expectativa mediática de una película para niños? ¿O es nada más que una reorganización de elementos narrativos para poder vender peluches de pandas rojos?

 -Habrán spoilers, entonces es recomendable ver la peli antes de leer este review-

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Las bases narrativas clásicas de Disney están ahí. Se presenta a Mei, una niña canadiense de13 años que piensa que toda su vida está resuelta. Ella tiene ascendencia china, y su familia se hace cargo de un templo tradicional que venera a sus antepasados. Esta aparente normalidad es expandida por las amigas de Mei, sus 3 acompañantes de aventuras y adoración al boy group 4-TOWN. 

La comodidad de la protagonista se rompe cuando, de un día para el otro, despierta convertida en … un panda rojo. Esta es la manifestación del espíritu guerrero de una de sus antepasadas. La transformación ocurre cuando Mei tiene emociones fuertes, por lo que deberá aprender a balancear sus emociones y su vida para poder mantener esta situación en control. 

Todos estos elementos corresponden al modelo de historia que se usa en películas como The Matrix o Harry Potter, un claro viaje del héroe monomito de Joseph Campbell. Pero existen ciertos giros que le ponen carne a los huesos de esta estructura. 

La escandalosa trama

Mei es hija de una familia migrante, y se enfrenta a los pequeños y grandes desafíos que esta condición dictamina. La más grande de ellas: la construcción de identidad. Mei tiene que balancear su legado cultural con su vida en el entorno canadiense, viéndose obligada a trazar límites internos entre cuánto muestra, o no, de sí misma. 

Por ende, Turning Red se vuelve un complejo retrato sobre la identidad en el mundo moderno, y sobre cómo la misma está construida de diferentes facetas congruentes, que no son necesariamente excluyentes. En otras palabras, se puede ser fan de una banda, tener buenas notas y grandes amigos, mientras se honra la herencia cultural familiar.

Este interesante conflicto es aún más enriquecido por la dinámica familiar, común en varios lugares migrantes. Los padres generan expectativas extremadamente altas de sus hijos para demostrar excelencia y mérito de pertenecer a una sociedad foránea. 

Dicho concepto es personificado por la madre de Mei, brillantemente interpretado por Sandra Oh, quien resulta un personaje casi tan importante como su hija.

Aquí es donde la película se vuelve interesantemente cercana al espectador, porque el espíritu del panda rojo también funciona como un vehículo para introducir el concepto de las experiencias pasadas. 

En la película se menciona que la madre de Mei tiene un espíritu de panda casi indomable, que vemos en acción durante el clímax de la narrativa. Sin embargo, al alejarse de la narrativa y ver puramente los conflictos tratados, Pixar está haciendo referencia a la replicación de estilos de maternidad y paternidad.

La madre de Mei es perfeccionista y estricta porque su madre la trató de manera similar, y aunque nos duela admitirlo, esto ocurre mucho en la vida real. 

Los seres humanos en desarrollo son increíblemente sensibles a replicar lo que está a su alrededor. En uno de los momentos más emotivos de la trama (cuando Mei habla con el espíritu de su madre en la dimensión espiritual) se muestra esta dinámica. Este es un momento emotivo, como es de esperarse de Pixar, pero innovador. 

No se llora por la muerte de un personaje u otros trucos baratos (emocionalmente hablando), la tristeza proviene de la incapacidad de acción hacia el pasado, uno de los sentimientos más profundos del ser humano. Mei, junto al espectador, aprende que no se puede cambiar el bagaje emocional de las personas a las que queremos.

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La excelencia no está solo en el guión

Y si esta profundidad emocional no fuese suficiente, el filme también excede expectativas en otros frentes. El worldbuilding es un trabajo increíble. Definitivamente captura la nostalgia y realidad de un mundo a comienzos del siglo 21, sin celulares y muchos tamagochis. En especial, las boy bands de la época son totalmente emuladas por 4-TOWN, junto a sus shows de alto presupuesto y aún más, por la alta emoción de sus fans. 

Otro detalle narrativo notable es el mostrar a la sororidad infantil a temprana edad, con personajes diversos que se unen a disfrutar la música que les apasiona. Las amigas de Mei y ella son personajes cautivantes e interesantes, que funcionan como un complemento perfecto para la protagonista. 

Una cualidad excelente de esta película es la manera en la que captura la expresividad visual de la animación asiática. Los ojos grandes y vidriosos, junto a la maleabilidad de las expresiones faciales son impresionantes y evocan a esta referencia mediática. Esto requiere un arduo trabajo de modelado 3D, que se mantiene a su máxima calidad visual durante todo el largo. 

No todo es color de rosa

Pero no todo es perfecto. Existen leves problemas en el tercer acto de la historia que son claros desde la primera vez que se ve la peli. Se establece durante el primer acto que Mei debe guardar como secreto su panda, ya que así lo han hecho todas las mujeres de su familia hasta ella. Dicha dinámica permite que la historia prosiga y Mei tenga que sufrir las consecuencias de ignorar esta responsabilidad. 

Sin embargo, en el desenlace de la historia, Mei y su madre tienen una pelea pública en frente de miles de espectadores del concierto de 4-TOWN. Esta ruptura de su propia lógica continúa, llevando a que la banda cante junto a su familia para poder completar el ritual que controlará sus pandas espirituales.

Entonces, se esperaría que Mei y su madre queden sujetas a la misma lógica que antes, viviendo con las consecuencias fuertes de tener una exposición desmesurada de sus espíritus secretos. Lamentablemente, esto no ocurre.

El filme cierra aludiendo a que deben pagar los daños a la estructura del estadio donde pelearon, y que ahora Mei es guía en el templo. Esta resolución es simple y no compatible con el realismo relativo que se había manejado durante la película, dejando varios cabos sueltos que no complementan la lógica previamente establecida. No obstante estos problemas están presentes, la película es definitivamente una pieza mediática de alto valor.

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Turning Red es una gran película de animación. Es mucho más que un largometraje que retrata aventuras infantiles y brillantes colores. Eleva múltiples aspectos de la producción audiovisual a su más alto estándar, desde la escritura a la animación. 

Así que, volviendo a mi cuestionamiento inicial, sí es una producción generada para el interés monetario de Pixar, pero con una alta profundidad psicoemocional que abre la puerta a cuestionamientos importantes para el espectador. Va mucho más allá de mostrar la pubertad como un monstruo peludo rojo, escogiendo traer una madurez necesaria para la industria del entretenimiento direccionado a niños, dejando una excepcional y satisfactoria huella positiva en muchas mentes en desarrollo.

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