¿Crees que en Ecuador pasa el tiempo sin que vengan grandes artistas? La lista pesada de este mes te demuestra que no es así. Te ofrecemos una probada de algunas bandas que están próximas a aterrizar en nuestro país. No te puedes perder estos conciertos llenos de música brutal y excelsa.
1. Pentagram / Álbum: Fatal Prediction/Demoniac Possession
Con la cercanía de la próxima gira de Slayer en Sudamérica, la importante presencia de bandas nacionales en estos épicos conciertos es imprescindible. La historia, trayectoria y connotación dan un aire de cierre de una época dorada y crecimiento de lo más pesado de la música, como fueron los 80s.
En Chile, la banda elegida para tan magno evento fue una sobre la que quería escribir hace algún tiempo. A pesar de que tuve más de cerca el desarrollo de Criminal como referente de la época MTV de Chile, Pentagram fue descubierta por mí años después. Y fui capaz de verla en toda su dimensión, cómo la base de la música que llegaba de esos lares.
Justamente inspirada en bandas como Slayer y Venom, Pentagram empezó su recorrido en 1985, gracias al bajista Juan Pablo Uribe y al cantante y guitarrista Anton Reisenegger —este último, fundador, también, de Criminal—. Así empezaba la historia de uno de los actos más recordados de música extrema en el país austral.
El EP al que nos referimos sale en 1987, con sólo dos temas. Fue elaborado en unas condiciones de grabación muy difíciles, como sucedía en aquellas épocas. Pero las huellas de esa dificultad, presentes en la música, evocan la brutalidad prístina y la rabia original de aquellos años. Luego la banda graba algunos temas más, pero las dificultosas circunstancias que rodeaban la música pesada de esos años hacen que sus miembros se separen. Hoy, con la banda activa luego de varios más años de actividad y de largos intermedios, no se pierde la esperanza de verlos en algún momento por estas tierras.
2. Abbath / Álbum: Outstrider
Y siguiendo con los conciertos que se vienen, hace poco salió un nuevo disco del multifacético Abbath, que se presentará en Quito el próximo mes de noviembre.
Abbath es uno de los referentes de la segunda ola del black metal con la banda Immortal, la cual se separó ya hace varios años por discrepancias entre sus miembros. Aun así, el músico noruego continuó con sus proyectos personales, y estos dieron como resultado la creación de la agrupación que lleva su mismo nombre artístico, en el 2015.
En referencia a Outstrider, previamente debemos señalar que el sonido de Abbath ha mantenido por mucho tiempo esa raíz asentada en lo hecho a principios de los noventa, y, posteriormente, replicado infinidad de veces como el sonido base de muchísimas bandas y proyectos. Immortal fue plagiada una y otra vez.
A pesar de que muchas veces he elogiado a los que han salido del molde, no creo que lo que podemos percibir Outstrider sea carente de creatividad e incluso repetitivo. La fórmula que Abbath plasma en su música puede ser rápidamente reconocida, pero siempre es energética, y, en mi opinión, no es redundante. Es más, creo que es uno de sus mejores discos, y vuelve como una versión dominante de la última obra de los Immortal, juntos, All Shall Fall.
Para terminar, vale decir que no incluyo este disco porque Abbath viene a nuestro país muy pronto. Es un trabajo muy bueno, y que sin duda merece ser visto en vivo, junto con la bufonesca y sincera personalidad de Olve Eikemo —nombre real de Abbath—. Este personaje parece ser un demonio en apariencia, pero su idiosincrasia y temple han reflejado a una persona que ama lo que hace y que, más que todo, se divierte. Todo un sátiro.
3. Mgla/ Álbum: Age of Excuse
Y prosiguiendo con actos que vienen a Ecuador, los polacos Mgla (Niebla en polaco) nos visitarán el año que viene. Es sorpresivo. Porque estamos hablanndo de una banda en pleno apogeo en el underground y que ha dado discos brutales y aclamados en los últimos años.
Si comparamos su nueva placa con los trabajos anteriores, la evolución del sonido en Age of Excuse es nula. Prácticamente la formula se ha repetido desde dos discos atrás. Y lo que podemos notar de los de temas del nuevo álbum es que parece como si fueran transcripciones mejoradas o canciones no grabadas de discos anteriores, todas ellas increíbles. Se mantiene el horror, el aura de incontenible dominio, cual marcha militar. Sin embargo, podemos advertir también los cambios de los últimos años en la escena: la ausencia de un sonido de guitarra masivamente crudo y de baja producción, pero, eso sí, con suficiente distorsión para recordarnos lo que escuchamos y, al mismo tiempo, una vocalización bastante áspera pero inteligible.
Destaca igualmente la producción, fría y austera pero templada. Con una estética más industrial que de metal negro. Y en las letras contemplamos mucho de nihilismo y filosofía antes que mera devastación, mas esta filosofía tiene como base la desolación, el resultado de lo inevitable en el destino humano.
Así se sigue probando que todavía hay una apuesta por la música pesada en el país, y sólo hace falta una cultura de apoyo a lo que nos gusta y apasiona.