Sal y Mileto llega a la lista pesada del mes. Y, acompañando a la insigne banda quiteña, tan difícil de clasificar a veces, están otros dos discos que te invitan a dejar atrás las generalizaciones sobre la música. Cada banda es un mundo distinto, y este texto lo prueba.
1. Sal y Mileto / Álbum: Tres
Siempre son buenos los pretextos para escribir unas pocas líneas acerca de algunos discos y bandas históricas. En este caso, lo primero que se me viene a la mente es el aniversario 25 años de los Mileto. Pero otra excusa, mucho más directa que la anterior, sería la reedición de este disco memorable que es Tres. Sin duda, podría decir que rescatar, en estos días tan convulsos para el país, a una de esas bandas que han topado temas políticos y sociales en toda su carrera es no sólo una necesidad, sino un deber.
El Tres, como se ha repetido muchas veces, sale en el 2003 y representa dos momentos abismalmente ambiguos para Sal y Mileto. Por un lado, los años anteriores fueron fructíferos y la banda caló profundamente en el ánimo de la música pesada y fusión del país: presentaciones, muchas canciones y reconocimientos. Por otro, la sombra de la tragedia estaba presente todavía. Así, unos años atrás, cuando más se plasmaban todos los aciertos y el sabor a canelazo tenía como banda sonora alguna tonada del grupo, la trágica muerte de su vocalista y guitarrista, Paúl Segovia, trastocó todos los momentos luminosos. Con eso finalizó la primera etapa del trio, y los caminos creativos debían revitalizarse.
Pasaron un par de años para asimilar el duro golpe. Al cabo de ese tiempo, la banda volvió para quedarse. Y los tenemos rompiendo los escenarios hasta ahora. Salud por eso y por más años de los Mileto.
2. Blood Incantation / Álbum: Hidden History of the Human Race
La diversidad es enorme en la música. Tanto así, que para entender una banda psicodélica de death metal, no basta con referirse a ellos como una suerte de Pink Floyd amalgamados con Morbid Angel: son un acto de creatividad espacial y brutalidad que pocas veces se repite.
Es así que esta búsqueda interestelar de la muerte tiene todo el sonido de la vieja escuela del death metal, pero con ligeros y sutiles toques que no solamente retrotraen a los Blood Incantation a los primeros días de los 90´s, una época en que fueron considerados como los mejores exponentes de este subgénero. Por el contrario, el latido del rock clásico anima sus canciones. Tanto así, que podemos escuchar en algunos temas riffs y partes de estructuras de rock clásico, especialmente del experimental y psicodélico de los 70´s. La fórmula, por muy extraño que suene, da resultado algo muy moderno.
De esto último, como fue característico en varios discos de agrupaciones que presionaron su sonido y composiciones al extremo en aquellos años, quedó eso de producir largos temas que no eran comunes en la radios, las cuales buscaban temas más cortos y “amigables” con el oyente. Uno de los ejemplos más carácterísticos de Blood Incantation en el terreno de las canciones extensas es el cuarto tema, de los cuatro que hay en el disco: “Awakening from the Dream of Existence to the Multidimensional Nature of Our Reality (Mirror of the Soul)”, con un total de 18 minutos.
La temática de la placa es bastante curiosa, con una abiogénesis —el nacimiento de los seres vivos a partir de materia inorgánica— extraterrestre que se encamina al vacío y a la destrucción del cosmos, entre dioses, pirámides y relatos cósmicos llenos de música agresiva y extrema.
3. Alcest / Álbum: Spiritual Instinct
Estamos claramente ante el álbum más digerible, claro y menos maquillado de Alcest, que continua con una brillante mezcla entre metal extremo y post rock. Aunque algunas críticas, justamente enfocadas en eso, lo han tachado de poco atrevido y han señalado que no mantiene el mismo candor que las anteriores placas. Por el momento, discrepo totalmente con sus detractores.
Hay una suerte de sonidos lavados y curados perfectamente para mantener la melancolía en el ambiente y, luego, llegar al clímax con los pulmones llenos de lágrimas. Característico como siempre, este crescendo es una fórmula que combinan en todo el disco con diversos trucos, pero esperando siempre el mismo resultado.
Los gritos de Neige —la mente siniestra detrás de Alcest— son las almenaras que mantienen encendido el camino que llega hasta un imaginario de bosques nevados, lagos congelados. Y reviven el espíritu de luz y esperanza que quiere atravesar lo oscuro y frio de lo inhóspito.
Personalmente, ese balance entre fuerza y dinámica lenta para comunicar, que es la característica en las texturas de Alcest, se mantiene. Aunque posiblemente no llegue a encumbrarse como anteriores producciones.