Gamas oscuras que se conjuga muy bien entre mezclas modernas y sonidos ya conocidos. Nuestra lista pesada de mayo es diversión malévola en pura forma, con un grado de ingenuidad y absurdo melodrama.
1. Fontaines D.C. / Álbum: Skinty Fia
Amé el sonido de Fontaines D.C. en esta, su última producción: Skinty Fia. Más que nada por esa acertada prolongación de matices de los años 90’s con los cuales me identifico directamente por mi adolescencia. Y no solo tiene mucho de esa época, sino que suena a una versión revitalizada de la invasión rock inglesa de esos años, con tonos de Radiohead, Pulp o Manic Street Preachers, todo eso con un marcado acento irlandés.
En esta búsqueda de identidad, me parece que esta es su apuesta más sincera, fuera de la premura de la vigencia (tercer disco en 4 años). Igualmente el sonido post punk predominante, de gamas oscuras muchas veces, se conjuga muy bien entre mezclas modernas pero recurriendo a sonidos ya conocidos.
En esta misma influencia, es muy interesante entender la marcada predominancia que tiene la cultura británica–inglesa en una escena rock de estas características. Temas como la diáspora irlandesa, o incluso la religión en su eterno debate (catolicismo – anglicanismo), tienen mucho que decir en las líricas de los nativos de Dublín. Esto también se refleja en el uso constante de referencias en gaélico, con las que se intenta abordar temáticas de prejuicios, xenofobia, etc.
Musicalmente hablando, la distorsión semi industrial y baja de las guitarras, las acertadas mezclas de ritmos electrónicos y una ambientación casi hipnótica de los temas, hacen de Skinty Fia un álbum que exhuma madurez, y que logra el cometido de consolidar el paralelismo entre ecos nuevos y frescos. Al mismo tiempo, suena como todo un clásico afianzado.
2. Devil Master / Álbum: Ecstasies of Never Ending Night
Con un reverberado ruido, y una marcada influencia entre punk y black metal, Devil Master da un fuerte paso en su ambición de conjugar tonalidades de varios mundos de la música pesada. Esto a pesar de que, siendo su segunda producción, mantiene temas más pulidos, menos ásperos y más accesibles.
Los nativos de Filadelfia, desde hace algunos años, profundizaron estos sonidos de tendencias post punk y thrash black ochentero, con todo un acto por detrás que combina diversas temáticas que van desde el horror hardcore japonés hasta el gótico vampírico.
Sin duda y sin malinterpretar, la teatralidad es importante en el desarrollo de lo que Devil Master quiere comunicar. Con maquillajes, videos estilo vintage e inclusive temas que –dentro de esa aura espectral y fantasmagórica– imponen riffs en tonos bastante ‘melosos’, buscan más el enganche que la crudeza. Todo esto por supuesto, no está mal, es simplemente otra manera de encontrarse en la música, sin olvidar la diversión y crear show.
Al igual que su disco antecesor y común del punk, raramente las canciones pasan de los 3 minutos, transformando a Ecstasies of Never Ending Night a un solo ritmo que no se detiene. Es implacable, es diversión malévola en pura forma, con un grado de ingenuidad y absurdo melodrama que los hace exquisitos.
3. Meshuggah / Álbum: Immutable
Hablando sobre este disco me llegó un comentario: “Es como que las canciones te dicen, es otro disco de Meshuggah, ¿qué vas a hacer acerca de? Y como dice el título, los suecos son simplemente inmutables en su brutalidad.
Con una carrera de más de 30 años a cuesta, nadie puede decir que hay un acto que es igual a ellos. Un acto que conjuga con tanta fuerza ese Groove que han impuesto en toda su trayectoria y que hace del metal técnico y djent su morada, como ningún otro proyecto.
Es igualmente impresionante que luego de tanto tiempo puedan componer un disco que dura más de una hora. Y que, sin embargo, pasa muy rápido para escuchar, especialmente hablando de un ritmo que no es fácil de digerir por su destructiva monotonía caótica.
Han pasado también algunos años desde su último disco y suena a que les hizo bastante bien la espera. Con algunas repeticiones, se ven pocos huecos en un acorazado que navega impenetrable y arrasa con su sonido a todo lo que se le acerca, como un pulsar que late y aniquila todo a su alrededor.
Hay una precisión y control en los riffs y tempos que espeluzna muchas veces, y que hace ese efecto de ser un sonido o escuela del metal por sí solos, sin una comparativa o similitud con algún otro acto. Podemos inferir que se transmite en Immutable la esencia de Meshuggah, la piel de la banda está intacta y sigue transmitiendo la misma fiereza que décadas atrás.