Dejamos marzo atrás, pero no sin traerte tres discos de música pesada para que llegues a cuestionarte tus creencias.
Hypno5e / Album: Sheol
Hace algunos años escribí algunas líneas sobre los franceses Hypno5e que tienen no solo uno sino varios discos terriblemente infravalorados y destacables, por decir poco. En esta, su sexta producción, Sheol, se mantiene esa apasionante manera de hacer arte. Posiblemente, esta poca apreciación de su música se debe a lo compleja que puede llegar a ser, ya que abordan su lado artístico desde varias aristas en las que conjugan cinematografía, poesía y diversas técnicas escénicas.
Igualmente, su fórmula musical, de estilo progresivo avant garde, no es indudablemente un ritmo que atraiga a las masas; más bien es un estilo de cuidadosa paciencia y búsqueda, retrospectiva tanto en lo creativo como en lo personal. Es música que tiene que llegar a cuestionarte tus creencias.
En cuanto a lo lírico, Sheol representa a este inframundo hebreo, que sirve como metáfora para debatir temas filosóficos eternamente humanos, vida – muerte, amor- traición, cargado siempre con reflexiones de temas sociales antiguos o actuales.
Asimismo, la consistencia musical esta vez se mantiene ecléctica: mucha experimentación, ritmos entremezclados, con capas disonantes que van creciendo con la trama, intercalando partes acústicas como finas transiciones de otras tonalidades. Con todo, el árbol que se ha plantado desde hace varios años ha creado ramas de todos los tamaños y estructuras.
Sheol es fuerte, diverso y sus frutos no vienen de una sola raíz, hay mucho para escuchar. Eso sí, con afinada paciencia en sus aproximadamente 70 minutos de duración. Una joya que recomiendo apreciarla en todos los matices ya nombrados.
Klone / Album: Meanwhile
Entre las agrupaciones que me dan una sensación diferente de paz y tranquilidad, los franceses Klone tienen un lugar especial, pues son para mí un sitio seguro, una isla de calma.
Y es que a pesar de no dejar de ser música pesada, sus relatos de emociones y luchas personales son fácilmente identificables; pero más que nada, abordadas desde una posición que exterioriza esos conflictos sin caer en clichés o condescendencias. No son para nada predecibles, pero sencillamente siempre le dan en el clavo.
La paleta musical con la que operan sus temas es extremadamente agradable, con un sonido progresivo siempre en expansión que crece en semejanza como cuando tomas agua y sientes como recorre tu cuerpo. Es una sensación de vida. De Meanwhile destaco por sobre todo la atmósfera e, igualmente, los arreglos vocales de Yann Ligner. Sin caer excesivamente en las etiquetas, tiene sonidos curados como post que lo hacen fantástico —esto desde hace varios discos atrás de Klone—, detalles que son o parecen simples, pero son bellísimos.
Algo que además destaco esta vez es que los arreglos pesados se hacen más presentes y no están ausentes en la composición base de la mayoría de canciones. Es más, creo que Meanwhile es el disco que mejor conjuga esta recopilación entre el mundo antiguo de Klone —donde tenían sin duda riffs y armonías mas distorsionadas— lo mejor de ambos mundos.
Omega Infinity / Album: The Anticurrent
Dentro de esta recurrente temática de bandas que exploran los recónditos más lóbregos del universo con su música, los australianos Omega Infinity sacaron hace poco el poderoso The Anticurrent que, en sus propias palabras, representa “la inimaginable oscuridad más allá del universo conocido, el círculo sin fin entre nacimiento y muerte, creación y destrucción”.
Con un black metal arrollador e inmisericorde, la entropía generada por los blast beat hacen de cada tema de The Anticurrent una oda a la inmensidad de lo desconocido. Me agrada de sobremanera los arreglos de sintetizadores con los que se compone esa atmósfera de soledad, espectral, que van de la mano de los aullidos viscerales con los que se describe todo ese firmamento.
En cuanto a las líricas, llegamos a un panteísmo básico, donde la naturaleza está caracterizada por una deidad única que reina inmutable, sin luz, ni tiempo ni espacio: el profundo y oscuro vacío.
La representación de vacuidad a la que estamos expuestos musicalmente es abismal, llena de objetos listos a ser succionados por la penumbra; esa carga de elementos en los temas hace que se agradezca la producción para que sea correctamente digerida, sin contemplaciones ni ayuda. No hay escape ante la embestida, no hay calma y no es apta para oídos sensibles que buscan algún momento de conciliación.