Tres discos de música pesada: julio

por Pablo Puente
Levantando en arrancada y envión las notas más pesadas de julio. Eso es lo que hace nuestra lista del mes, que trae consigo a grandes artistas como Pupil Slicer, Panopticon y Humanity´s Last Breath.
pupil slicer

1. Pupil Slicer / Álbum: Mirrors

Es común que una banda con un nombre tan directo y con una connotación tan controversial (rebanador de pupilas) traiga consigo o provoque reacciones generalizadas de inquietud o inconformidad. Y es que Pupil Slicer es más que un nombre, y tampoco sólo palabras al viento. Es toda una actitud que aborda una poco común intranquilidad y una macabra aproximación a una nueva generación de bandas pesadas.

Las sensaciones que me llegan al escuchar Mirrors son las mismas de recordar una película extraña de horror, la cual me dejó satisfecho pero ansioso. Consternado pero cubierto por la seguridad de que esta obra se volvió un clásico personal. Es como volver a escuchar The Dillinger Scape Plan más de 20 años después de la salida del aclamado Calculating Infinity. Y recrear todos los elementos del mathcore y grindcore que lo volvieron tan único y que marcaron por muchos años la escena de lo extremo, siendo esa nueva complejidad lo que lo hizo despuntar de sus contemporáneos, ahora en manos del trío de UK.

Con la siempre presente “brutalidad controlada”, la precisión en la que la banda conjuga y aglutina perfectamente hace que se mantenga un nivel alto en todo momento. Destacan sobremanera los alaridos inmisericordes de la frontwoman, Kate Davies, que profundizan esa idea de pánico y sobresalto constante.

Para el escucha paciente, entre tanta ferocidad demostrada, encontrara pasajes de hardcore punk o blast beats cual refinada banda de black metal. Todo en sí es una sorpresa con un clímax constante que no da tregua, sofoca y escupe visceralidad.

 

2. Panopticon / Álbum: …And Again Into the Light

Como muchos proyectos de un solo hombre, este es un trabajo curado artesanalmente. Cuidado como si se fuera construyendo una figura de barro en el taller de la granja, en el que el folclore, el bluegrass y el black metal atmosférico, concuerdan para darle soplo de vida. Con afinada sensibilidad, los miedos y temores, sueños y pesadillas, buscan una luz en medio de lo inentendible o de lo inevitable. Con más de una hora de duración, el movimiento entre la constante melancolía norteamericana y el black metal noruego construye una melancolía muy particular que encuentra paz tema tras tema.

Como no podía ser de otra manera, la última producción del solista Austin Lunn nos transporta a una obra que tiene como base el ser una oda a la redención, tanto musical como mental y espiritual. Y es que varios episodios de la creación del nativo de Minnesota, US, han dado claro testimonio de las contradicciones anímicas y psíquicas por las que atraviesa al producir su música. Tanto es así que entre los agradecimientos aclara que parte de las ganancias del disco serán donadas a gente con problemas mentales. Algo que, sin conocerlo a profundidad pero sin que represente una sorpresa, creo que se ha profundizado mucho en el planeta post-pandemia. Esta es un temática poco abordada y que ve en el arte una de las mejores maneras para expoliar esas ideas.

Esa catarsis de pasividad y explosivos cambios de humor siguen siendo la impronta de un trabajo que transmite oscuridad y, sobre todo, esperanza, con ricos matices que mantienen a Panopticon en ese grupo de artistas únicos, rústicos, oxidados e imprescindibles.

3. Humanity´s Last Breath / Álbum: Välde

Desde el año pasado, el monolítico trabajo de los suecos Humanity´s Last Breath se promocionaba como uno de los eventos extremos del 2021. En pequeñas dosis brutales fueron publicando tema tras tema de su nueva placa, Välde. Cabe mencionar que sus anteriores producciones no fueron completamente destacables en mi opinión y que, si llegaron a engancharme en esta ocasión, fue por sus acertados esfuerzos para no sonar de forma genérica. Sin que importe primar tan sólo en los famosos breakdowns o bajadas de tono del deathcore y, por el contrario, centrarse en exprimir cada gota de inhumana musicalidad.

Pienso que Välde es su producción más completa y, por la tanto, la más sucia. La que mejor amplia el sentimiento de crecimiento que volverá su música perpetua. Como es costumbre, hay un marcado ritmo de guitarras, técnicamente elaboradas, que dan el espacio cuando al resto de los instrumentos abordan las atmósferas. Igualmente, los momentos más sombríos son rebajados para continuar en apocalípticos blast beats o destiempos con mucha influencia de actos como Meshuggah o Car Bomb. Justamente estos puntos son los que hacen a HLB una banda de corte moderno, en la que las transiciones de ritmos pesados no dan paso a pasajes con Groove, sino que sin caer en estereotipos, exploran texturas oscuras e inmisericordes.

Alguna vez pensé que la falta de enfoque era lo que quitaba a la banda de lo necesario para ser mucho más atractiva en sus sonidos. Ahora, con ese sentido cohesionado, Välde es el nuevo puntal para ser perseguido y mejorado. Una placa con pocos puntos bajos y que destaca por sus ambientaciones de inquietud y desconsuelo.

 

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