Tres discos de música pesada: agosto 2022

por Pablo Puente
Maestros de nuestra propia miseria, ejecutores personales del infierno, la selección de discos pesadas de agosto expone sin compasión alguna la naturaleza oscura del ser humano.
 

Conjurer / Album: Páthos

Los británicos Conjurer son una agrupación relativamente joven que se tomó cuatro años desde su anterior producción Mire para sorprendernos en este año con el estruendoso Páthos. La nueva entrega continúa en la senda de combinar diferentes influencias, diversas entre ellas, como el doom más melancólico, un post metal de avanzada o un death hardcore bastante podrido con blast beats de black metal. Eso sí, no se repite, no es la continuación de Mire, pero sí toma prestado mucho de la cohesión y la construcción de las formas musicales del mismo.

Es así como, para los que gustan de las composiciones más intrincadas en cuanto a influencias del metal, la presente placa tiene toda esa brutalidad que mantienen estos ritmos en su adecuada proporción. Más que nada, la paleta que se usa tiene todo tipo de gamas, y las mezclas son precisas y certeras en comunicar, cada una a su manera, esa atracción a lo oscuro de la naturaleza, sea esto desde la perspectiva humana con un fuerte toque de misantropía, o desde el folklore. 

Lo devastador en los riffs de Conjurer, es que son la conexión entre esa furia y lo etéreo de su música, la cual muchas veces, se expresa de maneras ensordecedoras y otras, con un mutismo abrumante. 

Panzerfaust / Album: The Suns of Perdition : Chapter III: The Astral Drain

Uno de los actos que considero abismalmente subestimado es el de los canadienses Panzerfaust, el cual continúa el rastro de sangre y horror que derramó en las partes I y II de The Suns of Perdition, ambos entre mis discos favoritos en sus respectivos años.

Este tercer asalto continúa la tortuosa descripción del ser humano como maestro de su propia miseria, el ejecutor de su infierno personal, aunque esta vez hay algunos ligeros cambios en cómo es expresado todo ese tártaro. Las atmósferas están más reprimidas, como si se tratara de un prisionero relatando los horrores de su encierro, cuyo desenlace puede terminar en llantos ahogados, gritos o proclamas de ayuda.

Para transitar entre cada una de las historias, hay interludios musicales entre cada uno de los temas que terminan siendo la transición perfecta para esta obra que, sin duda, no es el estallido del Napalm que fue War, Horrid War. Cabe resaltar que en esta última etapa de la banda priman las líricas belicistas sobre las religiosas que fueron el común en los inicios del proyecto.

Por todo lo descrito, de todos los capítulos de esta obra de tres actos (momentáneamente) es la más extensa y posiblemente la que más tarda en arrancar en fuerza. Pero, al igual que en las anteriores placas, mi parte favorita siguen siendo las líricas, con una descripción desoladora del miedo, el dolor y la furia, el hombre lobo del hombre en una infinita enantiodromía.

Imperial Triumphant / Album: Spirit of Ecstasy

La siniestra estética que han construido en los últimos años los neoyorquinos Imperial Triumphant los ha coronado como una de las mejores expresiones de la constante decadencia de la capital del mundo. En una sociedad pintada de oro, demuestra una y otra vez que solo es un espejismo del constante declive de la sociedad humana.

No voy a entrar en los detalles musicales tan extensos y llenos de referencias a los cuales la banda nos tiene acostumbrados, solo diré que la experimentación sigue primando. Creo que tampoco poseo las aptitudes musicales para describir la gigantesca cantidad de fills o free jazz que tiene toda su obra, la cual les ha colmado de admiradores y detractores. Entre ellos, por supuesto, yo me mantengo como un ávido espectador que no juzga, que prefiere observar y escuchar, un cuasi voyerista. No puedo dejar de escuchar su música, leer sus líricas y contemplar todo esa locura que conjuga perfectamente la crítica social y la tentativa musical al paroxismo. 

Como lo escribí alguna vez, hablando de una de sus anteriores placas: la altura con la que llevan su música nos eleva a contemplar desde los rascacielos de la Gran Manzana lo poderoso de la construcción del capital y el talante humano; las letras son la descripción de esa pantalla, queriendo tocar el cielo, para caer estrepitosamente en una lacerante realidad, lejos de las quimeras del poder.

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