Tres aulas virtuales que le apuestan a la música

por Radio COCOA
¿Pensabas que la educación era algo exclusivo de la escuela y la universidad? No es así. Tres grandes proyectos de nuestro país apuestan por extenderla al ámbito musical.
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Diseño: Manu Guayasamín

Por Juan Sebastián Jaramillo y Jorge Andrés Bayas

Desde hace algunos años la educación viene cambiando de manera drástica. Ya no suena extraño escuchar el término educación en línea —“e-learning”—, ni tienen los títulos conseguidos de esta forma menor valor que los presenciales.

La pandemia que trajo el 2020 sólo aceleró los procesos de digitalización de la educación formal. Universidades y colegios se vieron obligados a migrar al modo virtual de manera indefinida. Ya no era un grupo minoritario el que estudiaba en este formato, la mayoría de los estudiantes pasaron al aula virtual.

Pero esa no es la única transformación que se vive en la educación. Cada vez, el título universitario va perdiendo valor en varios contextos, y son la experiencia y habilidades los que aseguran, en cierta medida, un puesto de trabajo.

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Una de las clases de Escuela para bandas de Estrella Negra. Foto: cortesía de Carla Vera

Si tienes entre 18 y 45 años, es muy probable que te hayan surgido en internet un sinnúmero de anuncios de plataformas educativas, como la española Doméstika, la peruana Crehana, o la estadounidense SkillShare.

La industria que engloba a estas plataformas crece anualmente por encima de un 7%, y en este 2020 se espera que sea mayor al 9%.

El sector cultural ecuatoriano, aunque vive una crisis vieja, que tan sólo fue agudizada por la pandemia, no se quedó atrás. El Útero (espacio cultural), Estrella Negra (medio digital) y la recién formada escuela en línea, Estudios Múltiples en Artes (EMA), son tres ejemplos de cómo la educación y el conocimiento se pueden difundir exitosamente por fuera de los circuitos formales educativos, gracias al Internet.

Estrella Negra

es un medio de comunicación digital enfocado en música local. Abrió varios talleres en línea desde junio de este año. Uno fue el “Taller de periodismo musical”, que consistió en técnicas para escribir crónicas y reseñas musicales, dirigido principalmente a periodistas o bloggers. El segundo, en cambio, ha sido la Escuela para Bandas, donde se enseñaron herramientas para comunicar y difundir los proyectos musicales de músicxs independientes.

Carla Vera, el rostro detrás de Estrella Negra, cuenta que se lanzó a sacar estos talleres porque vio que existía un “deficit” en temas de comunicación, por parte de varios proyectos musicales. Hay gente del medio que no sabe ni qué es un boletín de prensa o cómo debe escribir y mandar uno.

“Hablando con amigues músicos, me decían: ‘Nadie te enseña eso cuando estás naciendo”, cuenta Carla. “Entonces, me animé y se me ocurrió la idea de enseñarlo”. Eso sí, confiesa que una de sus inspiraciones fue su amiga More Cardona, de Lifestyle KIKI, quien también da cursos y charlas online.

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Afiche de Escuela para bandas. Foto: cortesía de Carla Vera

El Útero,

por otro lado, lanzó en septiembre su programa El Útero ¡Grita!, donde imparten cursos de distintas disciplinas artísticas de manera virtual. Su catálogo es amplio. Tienen cursos de producción musical, canto, danza, teatro, fotografía y gestión cultural. También tienen otras asignaturas híbridas donde se mezclan disciplinas. Entre esos cursos está el de Musicalización y paisajes sonoros, dirigido a niñxs, o el “Tigre de Fuego”, que consiste en entrenamiento físico y vocal para el escenario.

Esta es una iniciativa colaborativa de El Útero y la escuela «Música Libre, Canto Popular».

Fue así como nació una serie de talleres que ha logrado mantener a El Útero vivo, a pesar de la cuarentena y la crisis mundial. De ahí el nombre del programa, El Útero ¡Grita!, “porque queremos, de cierta forma, gritar que sí queremos y que sí seguimos activos a pesar de la situación”, cuenta Luz.

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Una de las clases de El Útero. Foto: cortesía de Luz Albán

Entre lxs profesorxs de los talleres están artistas reconocidxs de la escena. Por ejemplo, Sebastián Game, de Hombre Pez y Nuevo Bravo, dicta la clase de Introducción a la Composición Musical. Fabrikante, en cambio, da la clase de Escritura Creativa. El de Kichwa lo dictan Grecia Albán y Ana Cachimuel; y el de Canto Auténtico, Grecia junto a Renata Nieto, de LaTorre y EVHA.

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A diferencia de Estrella Negra, estas dos organizaciones ya contaban con experiencia en brindar cursos y talleres, lo cual es algo que han hecho desde que existen como plataformas culturales. Sin embargo, cuenta Luz, no lo habían hecho desde el espacio virtual. Por lo que migrar hacia ese entorno ha sido también un aprendizaje y una investigación.

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Afiche de El Útero Grita. Foto: cortesía de Luz Albán

EMA,

en cambio, es un proyecto que nace en su totalidad en la era “pandémica” y, por lo tanto, en el espacio digital. Vio la luz en Cuenca, con su fundador y director, Andrei Custode, músico y gestor cultural. Si bien empezó en solitario, eventualmente se fueron sumando sus amigxs y contactos de la escena musical, por lo que ahora cuenta con un equipo de siete personas.

Sus cursos están dirigidos a músicxs inicialmente. “Tenemos cuatro pilares, que son nuestro norte: crear, producir, conceptualizar y monetizar”, explica Andrei. EMA nace de un hueco que Andrei logró identificar en los proyectos musicales: “hay gente que es buena para crear, pero no para producir, y otra lo es para monetizar. Entonces, intentamos llenar esos vacíos”.

Los talleres son impartidos a manera de videollamadas. Entre los colaboradores que han pasado por EMA están Leo Espinoza de Letelefeno, quien colaboró en el taller de producción de un videoclip. También, Método MC en producción musical con beatmaking, o José Castillo de HUMA-NO, en mezcla de visuales.

Para los próximos meses EMA tiene planificado una nueva “temporada” de talleres con más músicos conocidos de la escena como Pedro Bomfin de Lolabum, Igor Icaza de Sal y Mileto o Jorge Asanza del festival Saca el Diablo.

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Carteles de los talleres de octubre y noviembre de EMA. Foto: cortesía de EMA

¿Cómo dinamizan estos proyectos la escena local?

Que existan estos espacios de aprendizaje le hace bien al sector cultural. De cierta manera, estos cursos ayudan a generar una profesionalización en los distintos agentes de la escena. “Yo creo que crecemos todos. Si una banda tiene éxito, no crecen sólo los que tocan, sino los que están detrás. Los que comunican, los que manejan el sello: todos”, reflexiona Carla Vera.

Por otro lado, el hecho de que sean producidos por ecutaorianxs y para ecuatorianxs, tiene un valor agregado que no lo pueden ofrecer las mega-plataformas transnacionales como Domestika o los cursos en Youtube, puesto que los talleristas conocen cómo es la escena local con sus particularidades.

“Poder estar en una clase, por ejemplo, con Jorge Asanza, que ha movido a Guardarraya o a los Swing Original Monks, es lo que ayuda a no perderse en conceptos y a estar claros en qué terrenos se juega y con qué personas se lo hace”, dice Andrei Custode.

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Andrei Custode. Foto: cortesía de EMA

También es importante entender que el dinero que se invierte en los talleres con profesionales locales, es dinero que —muy probablemente— se va a quedar circulando en el país. Es decir, aportas a la reactivación económica local.

En El Útero, por ejemplo, tienen una filosofía de economía solidaria. Cuando un alumno invierte en un curso o taller con este espacio, no solamente está apoyando económicamente a lxs profesorxs y a lxs gestorxs del lugar. Por cada estudiante, cuenta Luz Albán, $5 dólares van destinados a la Escuela de música Yarina, en Imbabura.

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“Hicimos las cuentas de septiembre y pudimos recolectar una suma considerable para esta escuela”, cuenta. “Es bonito poder decir que uno no está aportando sólo a su beneficio, sino de terceros que pueden estar teniendo una situación más compleja que la nuestra”.

Además, es importante considerar que hay un bien inmaterial que se va generando. Y es que se va formando un conocimiento y aprendizaje nuevo entre los talleristas, en torno a la educación: cómo dictar talleres, cómo hacerlo de manera online, cómo hacerlos interesantes, etc.

Que existan estos talleres y cursos on-line es prueba de dos cosas. La primera, que hay una oferta importante de expertxs que están dispuestxs a compartir sus conocimientos, y una demanda de gente de la escena —o que quiere entrar a ella— por aprender dichos conocimientos. La segunda, hay conocimientos que no se dictan únicamente en las universidades y gente que no necesariamente puede o quiere ir a una universidad para aprenderlos.

Este tipo de talleres también muestran que el sector cultural del país está comprometido con sus causas. La pandemia nos ha afectado a todxs como nunca nos imaginamos, y en medio de todo el presente adverso y el futuro incierto, El Útero, EMA y Estrella Negra, han apostado de manera exitosa a la capacitación y formación de más agentes culturales.

Es decir, le han apostado a un rayo de luz que se asoma con cautela dentro de lo que el futuro nos depara. Quién sabe, tal vez y sus estudiantes terminan siendo lxs nuevxs profesorxs algún día.

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