Texto: José Echeverría Gómez
Vedle allí, desde la lejanía, como empuja/destinos hasta cambiar su centro;/ entre dos enfrentados siempre se interpone … Y al final su impulso le lanza a las constelaciones”
Reiner Maria Rilke
No es nueva la recopilación de mitos que, con el pasar de los evos, adquirieron una estructura de unidad e incluso dramática (no olvidemos la literatura de Homero que, mediante las épicas de las guerras y el extravío, repasa y reúne el panteón griego) para exponer los atavíos de un ser humano (que bien pueden ser todos). La nueva audiencia, la de la era del cine, es presa del fenómeno de secuelas y precuelas, que indistintas usurpan personajes y sus memorias para el desvarío de otra malaventuranza. Pero de entre tal dispersa manía, que hace del espectador un ghoul no menos incongruente, fragmentario, incapaz de la completa comprensión de un universo alegórico, surge la mitología de aquél caballero de oscura armadura, que heroico, salva la ciudad de donde es oriundo. Bajo el regazo de Cristopher Nolan, en 2005, inicia la recapitulación de una leyenda que la historieta había múltiplemente creado, cual paganas versiones de un héroe, y la conjuga, en la lúcida trilogía cinematográfica de El caballero de la noche.
En el siglo IV a.C. Aristóteles establece la básica estructura dramática que mediante la impecable ejecución de sus partes, lograrían el efecto catártico preciso. Bien la conocemos como Introducción, Desarrollo y Conclusión, respectivamente formulados en el primer, segundo y tercer actos. La primera entrega de la aquí mencionada trilogía se subtitula, desvergonzada, “Inicia”; no tenemos una película ajena a las probables secuelas que le sucedan, tenemos la firme y explícita afirmación de que Batman Inicia. Se nos ha de introducir a la historia de un héroe olvidado por la nueva generación. Esta refundación ejecutada por Nolan se rige bajo la única fórmula del primer acto aristotélico: Es el nacimiento del símbolo, no del hombre, mediante su acercamiento con Ra’s Al Ghul, quien enseña a Bruce Wayne cómo la justicia es imposible para un rostro, que debe ser el ideal superior a todos los hombres, que lo que los redimirá de la decadencia es el héroe. Somos introducidos a la premisa que sostiene el orden de las ciudades: El miedo como arma. Ra’s Al Ghul menciona: “To conquer fear, you must become fear” (para conquistar el miedo, debes convertirte en miedo). El miedo de Wayne es la pérdida de Gotham, y su enemigo su destrucción, habrá de combatirla y entiende que no es héroe el mercenario, sino el defensor de su pueblo.
II Acto: Producto del atentado que lidera Ra’s, Gotham es un pueblo temeroso en el que se infiltra el loco sabio, El guasón, que amenaza con revelar las crudas y repelidas verdades. Aparentemente sin relación con The league of shadows, pero que comparte un semejante motivo: la destrucción de Gotham, su traslado al inevitable Caos. Y “el caos es justo”, en boca del nuevo agente de justicia. ¿Está Batman realmente parado entre Gotham y Ra’s Al Ghul? Es, nuestro segundo acto, la resolución de aquella pregunta: ¿Es Batman el héroe de Gotham, o es un vigilante carcomido por la venganza? Y contiene El Guasón el conflicto en sí mismo. El caos contra Batman, cuya íntima lucha no es contra la injusticia, sino contra externos agentes que intentan hacer de Gotham el sacrificio, la desaparición de aquella pútrida memoria del mundo; el constante y vertiginoso conflicto que implica que la demencia sea aquella que caza el futuro de Gotham. Si antes el miedo fue la amenaza del oblivion, ahora es lo que erige El Guasón: el desorden absoluto, la pérdida de la ciudad en la oscuridad. Harvey Dent dijo: “The night is darkest before the dawn”, pero ¿qué si Gotham pende pávida frente al abismo de la eterna y caótica noche? ¿qué sucederá después de que El Guasón haya tomado de Gotham y de Batman el núcleo de la sobrevivencia? ¿Qué le queda a una ciudad temerosa cuando mueren sus avatares de la esperanza? ¿Qué pasa cuando el sol no asoma y amenaza con dejar a la ciudad sumida en la imposible mano del desorden? Batman héroe, para negar las aseveraciones del loco sabio, ha de convertirse en lo que la ciudad “necesita”, el héroe merecido, el mártir por un rostro, en la mentira y el mito de Harvey Dent, y ser, en esta acechante penumbra, el caballero de la noche, que en ella, sin sol, cuidará y defenderá su pueblo.
Tragedia de Gotham. Esto no es una historia de la vida de Batman, es la historia de un héroe construido a partir del pueblo que salva, es la tragedia de una ciudad que hace nacer a un héroe. Lo que concibe al salvador caballero oscuro – son la desesperanza y el desahucio lo que lo vuelven leyenda. Batman es aquel que se sostiene entre Gotham y el persistente sino que insiste con la destrucción. ¿Pero qué tanto puede un ciudad vivir sumergida en la penumbra de la mentira sin que de ella misma, como antes del miedo, surja el nuevo monstruo? La llegada de Bane es aquella, la última y peor amenaza de Gotham que en el constante hilar de la fortuna por atentar contra la ciudad, surge, nace en la oscuridad y en ella combate al héroe; en la zona donde el caballero se había refugiado ignorante, pues ahí lo desafía y le enseña que Batman no pertenece a la penumbra. Pero ¿dónde entonces? Y ¿qué implicaba la última salvación? Si perdió su cuerpo para convertirse en símbolo, e hizo del símbolo la causa de la esperanza, y era la esperanza el motivo heroico de Batman frente a Gotham, ¿cuál es la última labor del héroe? Bane dice haber entregado a los ciudadanos el poder de la ciudad, pretende haber dado la decisión salvadora a algún común hombre habitante de Gotham, pero el último fin es la muerte del decadente pueblo, la única labor de Bane es la labor de Ra’s Al Ghul, el regreso de su ideal. Es la esperanza falsa, o presente y enemiga, para los ciudadanos de Gotham. Es la misma fabulación que pone la bomba en Gotham la que secuestra a Batman dentro del Lazarus Pit. Bane dice: “ (This is) where I learned the truth about despair, as will you. There’s a reason why this prison is the worst hell on earth… Hope. Every man who has ventured here over the centuries has looked up to the light and imagined climbing to freedom. So easy… So simple… And like shipwrecked men turning to sea water from uncontrollable thirst, many have died trying. I learned here that there can be no true despair without hope…”, y hace de Gotham el nuevo último infierno.
Batman no es de la oscuridad, es del vínculo entre miedo y esperanza, tal vez entendiendo que están la esperanza y el miedo en la misma cuna, que sin miedo la esperanza es hoguera y sin esperanza el miedo aturde; y así vuelve del infierno. Eso ha de aprender Gotham, en el ocaso del caballero oscuro. Batman ha de conseguirle al destino y a la locura la redención absoluta de Gotham mediante un sacrificio: La muerte del símbolo. Héroe ha de negociar con el destino su heroico ideal; Gotham ha de perder a su defensor nocturno para que, en la siguiente alba, con miedo de haberlo perdido y con la esperanza de su heroica enseñanza, Gotham ascienda.