No es necesario abundar en coreografías coordinadas, juegos de luces o disfraces exóticos en cada concierto para lograr que el público se emocione con el artista. Así lo demostró The Wailers en su segunda presentación en la ciudad de Quito, el sábado 3 de septiembre en el Ágora de la Casa de la Cultura. Una sencilla presentación, que lleva un mensaje de paz alrededor del mundo, permitió que la capital disfrute de una noche de reggae, de la mano de una de las bandas más importantes de este género.
Han pasado ya treinta años desde la muerte de Bob Marley, ídolo, leyenda musical, rostro del movimiento rastafari y fundador de The Wailers (1969 Kingston, Jamaica). A pesar del tiempo transcurrido, los seguidores de Marley no han olvidado sus canciones. Mucho menos su banda. Por ello, para recordar estas tres décadas sin Marley, The Wailers presenta su gira “Uprising Tour“. La gira lleva el mismo nombre del último disco que Marley grabó; el set de canciones que tocó la agrupación jamaiquina fue el playlist completo del disco, además de los éxitos más reconocidos.
El concierto inició a las 20:00 en punto con Rocola Bacalao. La banda salió a escena con siete integrantes que prendieron el ánimo de la gente que todavía no llenaba el Ágora. La alegría que derrocha Rocola en sus conciertos se hizo presente una vez más y cargándose de energía compartieron escenario con Spiritual Lyric Sound en una de sus canciones. Después de tocar por aproximadamente 45 minutos, y al finalizar su presentación, la mayoría de los integrantes de la Rocola vistieron máscaras de diabluma.
El escenario quedó vacío por 20 minutos, cuando entró Duane Stephenson, cantante de August Town, Kingston, Jamaica, que acompaña a The Wailers como artista invitado. A pesar de que su presentación fue corta, el público se emocionó pues eran los mismos Wailers quienes lo acompañaban.
De la alineación original solo permanece un integrante: el bajista Aston Barret, amigo muy cercano de Bob Marley. Así la banda que echó las raíces del rock reggae, ha seguido adelante sin su figura principal. Ahora, Danglin es el frontman y vocalista. Vestido con un jean negro desgastado, una chaqueta adidas de color verde con amarillo, y sus cortas rastas, saludó a Quito y dio inicio a la presentación, cerca de las 21:40, con la canción “Coming In From The Cold“.
Cada canción fue un recuerdo del disco Uprising (1980). El público vibró con el repertorio de The Wailers, moviéndose uniformemente de un lado a otro en un vaivén de tranquilidad. “Jah bless”, repetía Danglin al iniciar un nuevo tema, tal vez invocando no solo a Jah sino también al propio Bob Marley para poder entregar las canciones al público de la forma en la que fueron creadas: que la música espiritual puede ser más radical, y por lo tanto, un arma más poderosa. Temas como “Zion Train“, “Could You be Loved“y “Forever Loving Jah” hicieron levantar la voz a la gente y corear con fuerza. Una vez terminado el primer set de canciones, la banda se retiró de escena unos minutos.
El Ágora no logró llenarse por completo, alcanzando un poco más de 1500 asistentes. Camila Morejón, asistente al evento, consideró que los precios fueron muy elevados; también, en la anterior presentación de The Wailers en Quito, las personas podían acudir totalmente gratis, explicó. Camila recuerda que “la energía era diferente porque había más gente“; a pesar de ello, el concierto le pareció increíble. “Me gustó verles a los viejos tocar”, dijo.
Después de un breve receso, Danglin regresó cantando a capela “Redemption Song”. Enseguida se unió el guitarrista y poco a poco el resto de la banda, incluyendo las dos coristas, únicas mujeres de la agrupación. La siguiente canción del setlist fue una composición de la actual formación de la banda. Ésta marca de manera especial la ideología de la banda, pues con ella recuerdan su labor para erradicar el hambre en países africanos y alrededor del mundo a través del proyecto de Naciones Unidas, World Food Program, para el cual contribuyeron como embajadores con “Step for Mankind“.
En el siguiente bloque, The Wailers recordó las canciones más destacadas de la carrera artística de Bob Marley, entre ellas “I Shot the Sheriff“, “3 Little Birds“ y la mítica “Exodus“ con la cual cerraron el concierto, dejando al público ansioso por escuchar más. Para Felipe Fernández, asistente del evento, el espectáculo lo dejó “sin palabras”. “Los Wailers y Bob Marley son mi vida, los escucho desde que nací, no puedo describirlo, estoy sumamente emocionado”.
La gente continuaba esperando algo aunque las luces ya se habían prendido. En respuesta a la expectativa, Danglin salió nuevamente, bajó del escenario y caminó hasta las rejas que lo alejaban del público. Desde el principio hasta el final de la fila, Danglin se dedicó a abrazar al público, se tomó fotos con ellos y recibía con agrado sus comentarios, resguardado por dos miembros de seguridad, quienes poco a poco fueron aumentando por la aglomeración de la gente. Como un amigo cercano, la banda más grande de la tradición reggae se despedía de Quito.
1 comentario
Solo FYI, el World Food Program es un programa de Naciones Unidos. Los Wailers son embajadores de dicho programa.
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