Taller La Bola nos lleva a un “Viaje Andino” con su último videoclip

por Martín González
La banda pionera y referente del género “audaz urbano” nos comparte las melodías y las imágenes más memorables de su última gira por Bolivia.
Taller La Bola

Taller La Bola disfrutando de Bolivia: Fotos Camila Encalada – Cortesía de Polu Sonora

“Esto es música para las estrellas”, dice uno de los comentarios en el último videoclip de “Taller La Bola”, y no se equivoca. 

La agrupación de los hermanos Oquendo nos ha regalado una tonada que suena como el viento más dulce del páramo. Entre matices profundos de alegría y nostalgia, nos llevan de la mano por los recuerdos de su gira más reciente con su último lanzamiento: “Viaje Andino”.

Para Nico, Miguel y Adita, los instrumentos precolombinos que tocan tienen vida propia. La música que emana de ellos parecería ser el resultado de un contagio energético milenario que los atraviesa hasta el shungo. Desde la visión de lxs hermanxs, los instrumentos los utilizan a ellxs como canales a través de los cuales brotan sus espíritus. 

Es por eso que, a la hora de llevarlos de viaje al otro lado de las montañas, lxs músicxs tuvieron que pedirles permiso. Afortunadamente, la veneración que mantienen por los silbatos les adjudicó la posibilidad de sacarlos del país. Así fue como lograron emprender la gira en compañía del bajista Germán “Pecker” Mora.

La recompensa de la travesía se ve reflejada ahora en esta canción, que cobra sentido completamente con el video que la acompaña.

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Los miembros de Taller La Bola en El Salar. Foto: Camila Encalada

Viendo en retrospectiva, Nicolás —el hermano mayor, “Segundo a Bordo”— cuenta que “fue un impacto bien grande sentir la energías de estos seres, cómo se van combinando con los de otros ancestros de diferentes lugares. Es una comunión muy especial que atraviesa el tiempo (…)”. 

Los precolombinos del Taller se reunieron con sus “amigos” bolivianos para volver a darse un abrazo sonoro, que fue guiando el camino de la banda desde el Salar de Uyuni hasta El Alto. “Acá les sentimos súper fuerte (…) fue magnífico sentir que los instrumentos pudieron viajar y hacer tantas cosas especiales con sus semejantes”, acota Oquendo.

Cabe mencionar que esta era la primera vez que un grupo de piezas arqueológicas viajaba fuera del Ecuador para ser utilizado en un proyecto artístico como materia viva. Lo que vivieron y compartieron en Bolivia, de la mano de los prehispánicos, hizo de la gira una suerte de reunión familiar. 

El permiso nos dieron el último día. Nos dieron el viernes, y salíamos de viaje el domingo. Entonces yo creo que ellos nos bendijeron (…) ellos querían alzar su voz a diferentes lugares, a diferentes percepciones” – Nicolás Oquendo 

Visitaron Tiahuanaco, ciudad del pueblo preincaico homónimo que está a 15 kilómetros del Lago Titicaca. Ahí «se sentía una vibración en la tierra. Los instrumentos sonaban de una forma muy especial. La atmósfera, la naturaleza mismo estaba hablando. Todo se conectó de una forma mística, mágica ¡y nosotros lo sentimos súper fuerte! Nos desbarató también”, cuenta Nico.

La gente de Taller La Bola en Tiahuanaco. Foto: Camila Encalada

El video también muestra tomas de sus conciertos en el Centro Cultural Huayna Tambo, referente del poder de la organización cultural comunitaria en Sudamérica, ubicado en la ciudad de El Alto. Este lugar es un epicentro para el arte en los Andes. 

Según lo que cuentan los hermanos, ahí aprendieron mucho sobre el valor que tiene agruparse a nivel barrial para mejorar la calidad de vida. Las prácticas comunitarias de la Wayna Tambo enseñan sobre cómo la cultura atraviesa todos los frentes de la sociedad uniendo puntos que nos parecen distantes, pero que se vuelven obvios en la práctica

El video nos muestra los conciertos que el Taller La Bola dio ahí, y el recibimiento que su gente dio a los instrumentos, con ofrendas de comida y bebida para que se sintieran en casa. “Bien fraternal la bienvenida”, nos dice Nico. Esto refleja en los rostros de alegría del público de todas las edades, que goza al son de los silbatos.

También vemos momentos de la banda atravesando el paisaje extravagante del Salar de Uyuni. Y otros del Carnaval de Oruro y de la Anata Andina, celebraciones comunales típicas de Bolivia, llenas de color y vida, que se asemejan mucho a festejos nuestros como La Diablada de Píllaro. 

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Los miembros de Taller La Bola en Wayna Tambo. Foto: Camila Encalada

La canción, por su parte, representa un espiral muy curioso. Nico cuenta que la compusieron antes de conocer Bolivia, como parte de la banda sonora del documental Ukamau y Ké. El tema no entró en la película, pero ellxs, para no quedarse con la pica, lo incluyeron en Involución Vol. 2, su último disco. 

Sin embargo, el círculo se completó de forma inesperada cuando cruzaron la cordillera. “Lo mágico fue que cuando fuimos a Bolivia ¡la canción quedaba!”, dice Nico con emoción. “Los paisajes sonoros que compusimos se estaban haciendo realidad”. 

El tema está compuesto a base de charango, silbatos de la Costa ecuatoriana y una ocarina manteña, que toma el rol protagónico con su dulzura. 

Es más difícil tocar en un ensamble de tres que en un ensamble de ocho. ¡Uyuyuy! Una nota, un descuadre, un lo que sea hace la diferencia. Es como un trípode, no puede fallar nada”. 

Aunque al inicio la canción pareció un despropósito medio incomprensible para lxs hermanxs, terminó siendo el llamado que los condujo hacia Bolivia, antes de que llegaran. He ahí la fuerza de los silbatos manifestándose, buscando encontrarse con su familia más allá de las montañas. 

“Viaje Andino”, acompañada ahora por una secuencia de imágenes vívidas y cándidas, nos devuelve toda esa energía. En ella está contenido el cariño de las conexiones que el Taller La Bola tejió en el centro de Los Andes y toda la fuerza de los precolombinos, que sopla en el mismo aire que respiramos todxs

El video fue realizado por Camila Encalada, de Polu Sonora, quien lxs acompañó en todo el trayecto. Aquí está para que lo disfruten y se dejen transportar lejos por un momento:

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