Música

Si no retorna Exxon Valdez, los Priostes Ambulantes salen a jugar con Liquid Paper Girl

By Martín González

December 01, 2016

Cuando «El Retorno del Retorno» no pudo consolidarse y la legendaria quiteña de joda punkera se disolvió, quedó un No Retorno. El recuerdo de su última presentación legendaria viene en combo musical con doble yapa recargada.

En 2012, después de más de una década de inactividad, El Retorno de Exxon Valdez decidió darle un último pegue a los escenarios de Quito, por joder con su música, básicamente. No podía ser de otra manera. Tal vez sin esperarlo, o tal vez con cierta malicia premonitoria, causaron un huracán en los escenarios de la capital, arrastrando en él a una montonera furiosa de adolescentes del ayer y de hoy. Tal fue la conmoción que, cuando tocaron en el «No Retorno» a modo de regreso en El Aguijón (una discoteca alternativa que funcionó hasta hace dos años), el parqueadero le quedó corto a una multitud eufórica que a pesar de haberse quedado afuera, decidió seguirlos pogueando en la calle.

El embale no fue para el público únicamente. Entre los mismos músicos, el retorno del Retorno movió algunas fibras profundas, haciéndoles preguntarse si, a pesar de verse ahora más viejos y más distantes, todavía podían revivir la llama de su joda punkera.

La reunión definitiva no se llegó a consolidar. Cuatro años más tarde queda el No Retorno, el álbum en vivo del último show legendario de El Retorno en aquel antro favorito, El Aguijón, como última reliquia nostálgica de sus últimos días. A algunos de sus integrantes les ganó la vida adulta y decidieron no volver la mirada atrás. Más claro, los panas ya no asomaron al chupe.

No obstante en 2016, Mateo Herrera, el guitarrista de la banda y el más avezado promotor de la reunión, no quiso quedarse con la pica. Por eso decidió juntar a los que sí quisieron volver a tocar y ahora lanza la versión grabada y masterizada de aquel desmadre que los vio volver en el escenario cuando ya estaban grandes.

Se trata de un último disco en vivo, que viene en combo con una yapa doble. Ya no es (y nunca más será) el Retorno de Exxon Valdez, supérenlo, pero siempre conservará en sus entrañas la misma altanería y el mismo carácter «quéchuchista» que tanto cariño nos ha hecho cultivar por el sonido de esta gente en las últimas décadas.

Ahora que lo sacan del horno, nosotros desmenuzamos el último pastel de El Retorno para preguntarnos: ¿Cuál es la receta para la reunión fallida de una banda de culto?

1. No dejar descomponer los ingredientes. 

Después de dar un concierto en el que la gente se tomó la calle para bailar, ¿sería posible dejar guardadas las grabaciones? ¡Ni cagando! Para eso está este disco. Los 15 temas de esa noche fastuosa, añejados durante cuatro años, salen ahora con el olor a guardado que tendría la sudadera de un poguero quiteño por excelencia: sabroso y pungente. Toda la euforia del público y toda la histeria en la música está aquí, bien conservada y como les gusta a todos: ¡de a gratis! Si el sonido no es el óptimo y se escuchan más los gritos de la gente que los gallos en la voz del Peque Mantilla, eso no importa. Lo que importa es revivir la algarabía.

2. Mezclar todo en un orden diferente.

En la página oficial del «No Retorno» nos hacen una pregunta directa: «¿Que esperanza existe de que una banda sobreviva sin el cantante?» Y por ahí mismo nos responden: «¡Hay una lista larga de ejemplos que demuestran que es posible! Pero en este caso este proyecto es definitivamente otra banda». Así nació Los Priostes Ambulantes, el primer acompañamiento musical de este combo. Lo conforman el mismo baterista (Esteban Neumann), el mismo bajista (Alfredo Chávez) y el mismo guitarrista (Mateo Herrera) ahora probándose también en las voces porque «el Peque no quiso cantar». Al saxofonista (Mario González) «tampoco le ubicaron».

Las letras fueron compuestas por Mateo con la ayuda de su colega más cercano, Felipe Cordero, y según él, «cualquier fan del Retorno que se precie podrá afinar fácilmente con la propuesta de Los Priostes». Nosotros sentimos que es rock puro y duro, que conserva en sus letras el espíritu de El Retorno, pero que en su melodía se siente más macerado y menos explosivo. Bueno, pero ¿para qué le explicamos como suena? Si en verdad se cree tan arrecho como para que le guste El Retorno, compruébelo usted mismo. Aquí la descarga.

3. Ponerle un poco de Liquid Paper para sazonar. 

Bien dijimos yapa doble. Sí, doble. Tal fue el afán del Mateo Herrera por seguir dándole al rock que decidió lanzarse con otro proyecto además de Los Priostes. Liquid Paper Girl se llama el último componente de este cóctel punkero que junta al despecho y la resurrección. Bastante reminiscente de Joy Division o New Order, las melodías de post-punk altanero salen del parlante cuando uno le da play a este proyecto y se sienten como una descarga de estática en el mate.

Todo fue hecho con máquinas de percusión y sintetizadores análogos. No hay nada de procesamiento digital, nada de juguetes electrónicos. Según dice Mateo, Liquid Paper Girl «nos libera de la condena de las computadoras». Una vez que empiece a reproducirlo, prepárese para cabecear como poseído en cortocircuito después de gritar «¡Muere Hipster!» Acá la descarga.

¿Quién dijo que de la imposibilidad de reunir a la banda de los amores solo puede quedar el lloriqueo? Cuando lo único que quedó de Exxon Valdez fue el No Retorno, Los Priostes Ambulantes salieron a jugar con Liquid Paper Girl para darle de quiños a la nostalgia. Así queda finalizado el postre. A golpes.

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