Falta muy poco para la 3ra. Edición del Festival Saca el Diablo, que esta vez llega con toda la fe puesta en la mezcla musical para que se desate nuestro lado más diabólico.
Se acerca el primer sacudón musical fuerte del año, el primer momento de estremecer el esqueleto, el primer festival grande del 2017. Llega la hora de Saca el Diablo, que en su tercera edición trae una cazuela sabrosa y explosiva de bandas para que nos exorcicemos con gusto y se nos vayan todas las malas vibras. Por eso conversamos con los organizadores de esta reunión musical demoníaca a fin de tener a la mano todos los detalles acerca del cartel de este 28 de enero de 2017.
Si bien la premisa del evento sigue siendo el embale, básicamente, este año sus organizadores le han apostado con especial énfasis a la mezcla, buscando crear la combinación musical ideal para dar lugar a la catarsis entre el público.
El cartel está compuesto de diversos géneros y estilos, distribuidos frenéticamente entre bandas que ya son pesos pesados de la vieja guardia y bandas que comienzan a hacerse notar con fuerza a pesar de su corta trayectoria. Hay de todo. Para todos los públicos, para que salgan sin vergüenza todos los demonios. Acá desmenuzamos el «11 titular» del festival en dos bloques para que cachen quiénes lo conforman y por qué.
«New devils on the block»
Los nuevos diablos representan una escuadra muy ecléctica, invocada por la organización del Festival en una convocatoria abierta que se lanzó al público el pasado 31 de octubre de 2016 y que se cerró el 25 de noviembre. Según Bastián Napolitano, uno de los duros detrás del ensamble infernal, la intención principal detrás de esta jugada fue dar más apertura a que artistas de muchos géneros compartieran el mismo escenario y «desligarse de pensar en ‘qué banda te gusta o qué banda no te gusta'». Es por eso que se planteó la necesidad de una curaduría externa desde las primeras reuniones del festival y desde ahí se pensó que sería bueno tener representantes de diferentes aristas en el rol de curadores. Es decir, que no solo sean músicos.
Así fue como Sebastián Cordero (uno de los directores de cine más reconocidos del Ecuador) entró a la nómina porque según Napolitano: «toda la música que ha metido a sus películas ha tenido mucho peso, mucha fuerza». A él se juntó Hernán Guerrero, gestor cultural de la vieja guardia que manejó las carreras de Tomback y Sal y Mileto durante algún tiempo, antes de cuadrarse con un programa musical en la radio Ecuasónika. Cerrando la plantilla apareció Edgar Castellanos, fundador de la legendaria banda Mamá Vudú y una de las cabezas detrás del Quitofest.
Los tres se hicieron cargo de seleccionar los integrantes del cartel de una selección de 38 bandas. Antes de esta clasificación, el criterio de los organizadores del Saca el Diablo, fue un primer filtro por el que pasaron las 325 bandas que respondieron a la convocatoria. La presencia de estos tres curadores tuvo el objetivo principal de refrescar el azufre musical que respiraremos ese día en Tumbaco.
Según Napolitano, los curadores basaron su trabajo en un set de parámetros bien delimitados con los cuales incluso trabajaron sobre una tabla en la que tabulaban sus evaluaciones según un sistema de puntos.
Por un lado, los curadores evaluaron: «la armonía, la melodía, la forma, la rítmica del tema porque pueden ser cosas muy relativas». Por otro, se fijaron en el currículum del proyecto, para lo cual tomaron en cuenta: «cuántos discos tienes, cuántos videos haz hecho, cuántas veces has salido a tocar afuera del país, cuál es la creatividad de la puesta en escena». Bastián asegura que «todos esos parámetros fueron enviados a los artistas, y por eso todos estaban al tanto de cómo les fue en el proceso».
Los artistas seleccionados al final de este proceso fueron: Mateo Kingman, Grecia Albán, Machaka, Ata Wallpa y Colapso. Los 5 proyectos se suman a otra constelación de newcomers que ya habían sido invitados al festival por la organización. Dando la cara por nuestra música, estarán los chamos endiablados, Les Petits Bâtards. A su vez, Franny Glass (folk-hipster-romanticón), Federico Franco (indie vacilón para los pelados) y Gordo’s Project (una armada salsera sabrosa con 11 músicos en escena), llegan como los diablos foráneos y nuevos para nuestras tierras, haciendo lo propio por Uruguay y Colombia respectivamente.
¿Piensan que ahí acaba la cosa con los diablos nuevos? Les decimos: «¡No Puede Ser! ¡NOOOOOO!». El diablo nuevo más interesante entre los que se probarán en el Saca al Diablo es sin duda el mismísimo Delfín Quishpe, en carne y hueso. El que no zapatee pierde cuando este duro de la tecnocumbia ecuatoriana se suba al escenario «Prende Todo» para poner a sonar todos sus hits, desde el infaltable «Torres Gemelas», hasta su polémico cover de «Cuando Pase el Temblor».
Delfín no llegó al festival por coincidencia. Hace unos cuantos años tocó junto a Biorn Borg y La Grupa en un tema compuesto para un proyecto del Ministerio del Interior (si no lo cree, vaya e investíguelo: AQUÍ está la prueba). Desde entonces, quedó trabado el inicio de una relación cordial en la que inclusive se tomaron unas cervezas juntos, según cuenta Bastián. Él afirma que desde ahí le quedó la pica de ver si podía volver a compartir escenario con este artista de trayectoria muy respetable, a quien él ve como: «un tipo que ha tocado más que todos los artistas juntos en Ecuador». Además nos confirma que por encima de todo, Delfín está incluido en el caldo para picarle a todo el mundo con el poder de su tecnocumbia, para demostrar que en la mezcla está el gusto y que no hay motivo por el cuál un artista como él no pueda convivir de cerca con otros como Guardarraya o Colapso. «Si alguien no tripea Delfín, que se vaya al otro escenario o se tome una biela y ya».
«Más sabe el diablo por viejo que por diablo»
El otro lado del cartel está conformado por bandas que sentaron algunos de los cimientos más poderosos de nuestra música independiente hace unos cuantos años. Ahora más viejos, vienen para cantarles a los millenials con todo el aplomo de la experiencia y revivir así algunos de los mejores años de gloria que ha tenido la música alternativa. Estos manes serán los responsables de probarnos que «más sabe el diablo por viejo que por diablo», tal como dicen las abuelas.
Guardarraya, con sus casi dos décadas de música «visceralurbanopopularmestizoalternativa» pondrá la nota chupística del festival, ahora con un disco nuevo a punto de venir al mundo. Héctor Napolitano, «El Viejo Napo», leyenda viva de la música ecuatoriana, llegará con su carisma para que fluya la caña en las voces roncas que cantarán «Gringa loca, gringa loca, gringa loca, ¡fuiste tú la que se quiso casar!». Biorn Borg regresa por nostalgia y por el disfrute de volver a tocar entre panas; aunque todos sus integrantes andan en otra actualmente, aprovecharán este chance ocasional para desempolvar la furia de sus temas y ponernos a dar vueltas en el pogo. También está DJ Mic, viejo conocido de la escena alternativa que ya ha recorrido las canchas durante un par de años experimentando con sonidos electrónicos, tropicales y hip-hoperos. Finalmente, la cereza del pastel: Sudakaya.
La banda de reggae más tuca de nuestro país regresa con la decisión de ponerle fin a un hiato de cuatro años y abrir una serie de conciertos. Saca el Diablo será el primero. Esta noticia alegre nos llega en combo con el anuncio de su «Tour La Cosecha 2017».
Bastián afirma que tenerlos de vuelta, dando la patada inicial de su reencuentro en el festival es un sueño cumplido que pudo concretar con su socio, el Jorge Asanza: «¡Es una bestia! Primero, qué bueno que haya vuelto. Volvieron con todas las de ley (…) y creo que es chévere que la gente que no los vio en escena ahora tenga la oportunidad de verlos porque es un show muy bien hecho».
Bastián afirma que el concepto de la mezcla hace del festival algo único, le da un carácter «multitarget» y permite la posibilidad de que se abran muchos oídos nuevos con los sonidos que brotaran de sus dos escenarios. La invitación para dejarse poseer está hecha para todos, absolutamente TODOS. Prueba de ello es el que los organizadores piensen que tener bailando al público habitual de Delfín, que tan ajeno se siente a la música alternativa, podría ser una de las cosas más bacanes que le pase a todo el evento.
La mezcla de todos los ajíes que componen a este festival ha sido maquinada para que esta tercera edición sea «muy abierta en cuanto a géneros y a los esfuerzos de las bandas». Con todo ese picante, se escucha en un grito:
¡Saca todo!
¡Prende todo!
¡MEZCLA TODO!
