Regiones Randómicas es el nuevo EP de Guanchaka, el alter-ego productor de Guanaco MC. La dualidad entre improvisación y ritmo marcan su compás.
Antes de hablar de Regiones Randómicas, cabe mencionar de dónde salieron sus cimientos. En el 2015, Guanaco MC empezó a jugar con las cajas rítmicas y los sintetizadores, buscando otras posibilidades en su relación con la música. Esto sucedió en una época en la que tenía un estudio llamado Guanchaka, como el brebaje espirituoso.
Cuenta que por aquellas épocas se juntó mucho con artistas haitianos y africanos, con los que pudo colaborar y experimentar mucho. De entre esos cruces salieron dos temas producidos por él y cantados por Nidy Danger y Jeanel Black Prince. Pero se quedaron guardados en el disco duro.
Salto al 2020. Durante la pandemia un policía le pone la rodilla en el cuello a George Floyd, en Minnesota, y lo asfixia hasta matarlo. Ya sabemos qué fue lo que eso desencadenó. Para estas alturas ya deberíamos habernos descontaminado de su mediatización para entender sus causas profundas y actuar desde donde estamos.
En medio de la oleada de mensajes virtuales que revoloteaban con la noticia, —unos acertados y otros tantos desubicados e inconsecuentes—, Guanchaka se encuentra encerrado, frente a su consola, y decide que es el momento de revivir, yendo a lo profundo, a las raíces. Así se encuentra con estos temas, sus primeras obras completas como productor.
“Sentí que era el momento perfecto para sacarlas en el proceso de toda la explosión, de toda la revolución afro en el mundo, y creo que de alguna forma fue una pequeña forma de contribuir sin caer en sólo replicar lo que se hace en otros lados. Sino un poco exponer también la migración y la experiencia vivida en Ecuador”.
Si bien salieron al aire después del EP que nos convoca aquí, estos temas muestran dónde están los fundamentos de Guanchaka: en los ritmos de origen africano y en su poder para activarnos moviendo el cuerpo. Regiones Randómicas, el tercer trabajo del productor, es su paso más firme hasta ahora en ese camino. Fue masterizado por José Paz y Miño.
El azar es el elemento preponderante en el álbum. Guanchaka cuenta que pudo jugar con él después de cumplir un sueño de productor: conectar aparatos análogos y digitales interconectados sin la necesidad de una computadora. Desde ahí nacieron las bases rítmicas de “Regiones”, utilizando una caja rítmica, un sampler, un sintetizador digital y un sintetizador de bajo análogo.
Con estos juguetes, Guanchaka se lanzó a trabajar sesiones largas de improvisación alterando todo: el ritmo, las armonías y las métricas. “Es bacán porque tú haces una parte y las mismas máquinas, al escoger modos random o al mover el LFO o cualquiera de los comandos, te van proponiendo cosas impensables que salen solo a través del azar”.
Este método de trabajo fue transgresor para él, de alguna manera, topando también a su faceta como MC: “A veces uno tiene muy estructuradas las cosas y piensa que hay un solo camino para hacerlas, cuando tenemos a nuestro mejor amigo el azar, para crear”.
Guanchaka se da el lujo de hacer las cosas así, a su manera y a la manera de la improvisación, porque no es un proyecto que tenga mayores pretensiones más que hacer de la música algo lúdico. Sin embargo, en este camino de exploración el productor ha logrado topar terrenos cada vez más interesantes.
En contraposición con su primer EP, Monte Abajo, donde predominan las fusiones digitales con ritmos mestizos, como la cumbia, aquí saltan a la vista las músicas de raíz.
Guanchaka cuenta que esto surge de un viaje que hizo en el 2018, cuando pudo recorrer gran parte del país visitando a músicos ancestrales del calibre de Rosa Wila.
“Se te van pegando esos sonidos. Hay sonidos indígenas y muchísimos sonidos afro. Hay sonidos afro-indígenas, como esta canción “Chachiya”, que es justo esa mezcla de marimba con la parte más de los Chachis, que es más indígena”, comenta. En ella también colabora Karina Clavijo, música e investigadora de los ritmos afroecuatorianos, con la que tiene una estrecha relación creativa.
El productor también destaca a “Ya Me Voy”, una pista sabrosa de marimba digital sobre la que surfea “El Romántico”, un rapero de las Islas Trinitarias. “Le puse a cantar a un cantante de R&B afro, música tradicional afroecuatoriana, cosa que él nunca había hecho, pero le salió del corazón”. En efecto, en su voz cobran vida con mucha calidez los versos de este canto típico de Esmeraldas.
“No me quise cerrar a una sola sonoridad o un solo concepto, sino más bien que el concepto y el sonido sean guiados un poquito por lo que las máquinas me van contando, y todos estos recorridos por viajes del Ecuador que están guardados en mi memoria”, comenta Guanchaka.
“La mayoría de ellos no están archivados en una búsqueda (…) y no están concebidos desde el lado académico, porque obviamente ese no es mi lugar, sino más bien como: ¡Ah! Me senté en este lugar y chupé con este señor y bailé en este lado y me hice pana de estas manes y tocaban esta música que medio me quedó resonando en la cabeza”…
Estas memorias también se conjugaron sobre la cama instrumental del disco, convirtiéndose en uno más de los elementos que el azar revolvió en espirales. “Es chévere porque en el 98% de los temas no hay partes sampleadas de otras canciones”. Los samples, casi en su totalidad, son grabaciones que el productor tenía de sesiones con otros músicos.
Son cosas que la tecnología nos permite y cosas que la escuela del hip-hop me invita a hacer constantemente”
Las Regiones Randómicas se fueron creando a partir de una experimentación sin límite, que dibujaba y desdibujaba cada canción constantemente, a la vez que difuminaba las fronteras entre la mano del productor y el algoritmo de sus máquinas.
“El proyecto está para eso justo, para jugar, improvisar, que salgan cosas. No es descabellado que este EP fue así y el siguiente es ambient y el que viene es de techno y el que viene es de cualquier cosa”.
Cuando se pierde la vergüenza a experimentar de esta manera, el proceso se vuelve expansivo. Por ende, el resultado puede terminar siendo un llamado al trance, ese territorio de la conciencia donde ya nada tiene forma definida y todo se atraviesa entre sí. Mantra, Trance o Psicodelia son todos nombres de ese territorio enigmático.
Lee también en Radio COCOA: Fat Chancho en esencia: encuentros cercanos del cuarto tipo
“No sé si alguien más lo ha vivido pero al menos yo en el estudio sí. Ese es el juego que me gusta crear a mí”, afirma Guanchaka. “Como soy amante de la música electrónica o el hip-hop (…) también soy amante de la música de acá y creo que se puede lograr esa convivencia entre las dos cosas. Y no porque esté de moda o porque quiera hacer un estudio de eso. Yo creo que son cosas que suenan a mi alrededor”.
Todas las vertientes sonoras confluyen en el terreno de juegos de Guanchaka, o su nave espacial, como le dice él, y terminan generando un espacio personal de comunión creativa que luego se contagia en la música.
También hay un elemento catártico en todo esto. Fue música hecha en cuarentena, aprovechando al máximo el tiempo y las herramientas que brotaron de esta extraña situación de aislamiento en la era digital. “Un diálogo entre humano y máquina”, como lo define Guanchaka.
Denle play y sumérjanse de cabeza en las Regiones Randómicas. En ellas se funden el pasado y el futuro, el aislamiento y el mundo exterior, la tecnología y los humanos, el desencanto con la esperanza. Ahí dentro todo se trata de sentir y compartir, sin barreras.