Andrés Caicedo es uno de los escritores referentes de Latinoamérica. «¡Que viva la música!» es una de sus obras más aclamadas por los críticos y el público. De hecho, escritores como Alberto Fuguet y Juan Fernando Andrade han hablado de la trascendencia de la novela hasta la actualidad. El primero reivindica la voz de Caicedo con la obra autobiográfica «Mi cuerpo es una celda», bajo la dirección del chileno. Andrade, por su lado, reconoce que «¡Que viva la música!» fue una de las novelas en las que se basó al momento de escribir la suya, «Hablas demasiado».
La novela cuenta la historia de María del Carmen Huerta, la protagonista. «Soy rubia. Rubísima. Soy tan rubia que me dicen: ‘Mona, no es sino que aletee ese pelo sobre mi cara y verá que me libra de esta sombra que me acosa’. No era sombra sino muerte lo que le cruzaba la cara y me dio miedo perder mi brillo.» Así Caicedo da inicio al monólogo de Huerta, una chica que se mueve con las melodías de los Rolling Stones y demás canciones que sonaban el verano del Cali de 1972.
Una de las características más importantes de la novela es la música que suena con cada palabra. Tiene un soundtrack que vibra en cada capítulo que se conjuga con la vida de Huerta. Por eso, bajo el título «Los acetatos de Andrés Caicedo», Sandro Romero Rey, para la revista El Malpensante, hizo una recuento de las canciones que rondan la vida de María del Carmen Huerta.
Para leer y musicalizar su lectura, pueden encontrar el artículo aquí.