Como muchas instituciones del país, la septuagenaria Casa de la Cultura Ecuatoriana Benjamín Carrión también necesita una reestructuración y un cambio urgentes.
Las votaciones para elegir presidente nacional y directores de los núcleos provinciales tendrán lugar el viernes 20 y el sábado 21 de agosto. Esta podría ser la oportunidad de la CCE para renovarse. Sin embargo, una serie de irregularidades han manchado este proceso electoral que viene dándose desde febrero.
Las Elecciones de la CCE competen a todos (artistas, gestores, consumidores o espectadores de la cultura). La Casa y sus núcleos se manejan con fondos públicos, y por lo mismo requieren de transparencia y democracia.
Si no conocías sobre el tema, en colaboración con Gio Valdivieso, gestora cultural, titiritera, comunicadora social e investigadora cultural, te explicamos las preguntas clave para entender este momento electoral, las polémicas en las que ha estado envuelto y por qué debe importarnos a todos.
¿Cómo se eligen las autoridades de la CCE y sus núcleos?
Hace 77 años se creó la CCE y durante casi toda su existencia las autoridades han sido elegidas y reelegidas entre sus propios miembros, un grupo cerrado y con representaciones insuficientes. En 2016 se creó la Ley Orgánica de Cultura y la CCE, que funcionaba hasta entonces como institución autónoma, se integró al Sistema Nacional de Cultura (art. 24).
A raíz de la ley, en 2017, por primera vez los miembros del Registro Único de Actores y Gestores Culturales (RUAC) participaron en las elecciones de autoridades para la Casa de la Cultura Ecuatoriana.
Los miembros del RUAC eligen a los directores de los núcleos y los directores eligen al presidente de la sede nacional. De esta manera se democratizó el derecho legítimo de las y los trabajadores de la cultura y las artes a elegir y ser elegidos. Pero cuatro años después este derecho fue vulnerado.
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¿Cómo un derecho apenas conquistado fue truncado?
En mayo de este año, 2021, se debían llevar a cabo las votaciones para elegir a los nuevos representantes. Sin embargo, un reglamento aprobado el 6 de febrero por la Junta Plenaria de la Casa de la Cultura Ecuatoriana “Benjamín Carrión” despertó alarmas y reclamos.
El documento exigía a los miembros del RUAC manifestar por escrito la intención de votar. Esta carta debía ser entregada de manera presencial (a pesar del contexto Covid-19) en las oficinas de los núcleos provinciales, hasta marzo.
Este reglamento fue considerado inconstitucional por colectivos como el Frente de Unidad Cultural de Pichincha, entre otros gestores y artistas. Eso, sumado a una deficiente socialización del reglamento y a las largas distancias entre cantones y sus cabeceras, amenazaron el ejercicio del voto de los miembros del RUAC.
¿Qué acciones se tomaron frente al reglamento?
Demostrativas y legales. Hubo desde manifestaciones, reclamos por redes sociales, comunicados directamente a las autoridades, hasta demandas de acciones de protección en Guayas y Cañar.
En marzo se tomaron acciones legales en Guayas, entonces, las votaciones de mayo se suspendieron, pero el reglamento se mantuvo. La Junta de la CCE abrió un canal virtual de recepción de cartas, se hicieron publicaciones esporádicas de prensa para socializar la medida y se establecieron nuevos plazos y fechas.
No obstante, el malestar entre los miembros del RUAC continuó. La insistencia en lo inconstitucional del reglamento es el principal motivo, pero, además, el canal virtual que habilitó la Junta mediante un correo electrónico colapsó. Algunos mensajes con las cartas de intención de voto adjuntas rebotaron.
Agotando recursos se hizo un pedido al Ministerio de Cultura y Patrimonio para que intervenga como ente rector dentro del sistema de cultura sobre este tema, pero no tuvo éxito.
¿Qué papel jugó el Ministerio de Cultura y por qué su intervención fue infructuosa?
En calidad de miembro de la Junta Plenaria de la CCE, el Ministerio de Cultura presidido por María Elena Machuca, convocó a una sesión extraordinaria y propuso abrir padrones electorales y permitir la libre participación de los votantes.
La Junta está conformada por los directores de los núcleos, el presidente de la Sede Nacional (en este caso, presidente alterno, Édgar Palomeque) y el Ministerio de Cultura. La cartera del Estado representa un solo voto y la propuesta de la ministra Machuca no fue acogida por la mayoría de directores de los núcleos.
Este hecho representa una debilidad del Sistema Nacional de Cultura, pues no existe una articulación real entre sus instituciones que garantice el cumplimiento de la ley de cultura.
¿Por qué es necesaria una renovación de la CCE y sus estructuras?
En toda la historia de esta institución, ninguna mujer o persona de los pueblos afro e indígenas ha ocupado la presidencia.
La CCE se creó en 1944, tras el conflicto limítrofe con el Perú. La idea fundacional fue devolverle al pueblo ecuatoriano la confianza y dignidad que había perdido tras la guerra.
Benjamín Carrión, escritor y diplomático, fundador de la Casa durante el gobierno de José María Velasco Ibarra, fue vanguardista en la época por este proyecto cultural. El proyecto de Carrión, sin embargo, respondía a unos valores culturales con visión de élite; valores que además representaban a un grupo de poder blanco-mestizo.
Por otro lado, ha predominado una visión patriarcal de la cultura, empezando porque los cargos directivos que facultan la toma de decisiones los ocupan los hombres, mientras que las asistencias están ocupadas por mujeres.
Han pasado 77 años, el contexto social actual demanda otros discursos y rostros; nuevas formas de concebir la cultura y el arte; y sobre todo, nuevas estructuras y acciones.
¿Qué va a pasar con las votaciones y quiénes pueden votar?
El reglamento que exigía la carta de intención del voto quedó sin efecto el 12 de agosto. El documento ya no es un requisito para votar, luego de un fallo favorable de la Unidad Judicial Penal con sede en Azogues.
Diego Saquisilí, en calidad de representante del gremio de artistas y gestores culturales presentó una demanda de acción de protección contra la Junta de la CCE, argumentando que el reglamento restringe los derechos de participación política de artistas y gestores culturales.
La demanda fue acogida y se resolvió dejar sin efecto el reglamento. Con ello, todos los miembros afiliados al RUAC pueden votar libremente en sus respectivos núcleos. Excepto en Guayas, donde las votaciones están suspendidas mientras se resuelven otras acciones legales.
Aunque es una ganancia favorable, está a destiempo, por lo cual existe el riesgo de que la información no llegue a todas las provincias y se pierdan votos.
Si eres miembro del RUAC recuerda que la carta de intención del voto ya no es requisito para ejercer tu derecho a elegir.
¿Qué conclusiones ha dejado el proceso electoral de la CCE?
La cultura no debería replicar prácticas que suceden a nivel de la política nacional. Los actores culturales también tienen un rol en la política, porque la cultura en sí misma es un eje transformador, crítico e inclusivo.
Ser artistas o gestores no solo se trata de crear, que sí, es el rol principal de estas profesiones, no obstante, es importante también involucrarse, generar caminos y estructuras para que las futuras generaciones tengan mejores condiciones que las actuales.
Si algo positivo ha dejado todo este proceso es el fortalecimiento de articulaciones entre colectivos, sectores de la sociedad urbanos y rurales y profesionales. Es decir, el sector independiente se ha visto obligado a crear alianzas y diálogos que permitan generar incidencia y acercamientos con las instituciones, más allá de la CCE.
Aunque no sabemos qué va a pasar durante las votaciones de este fin de semana, lo que está claro es que la cultura, un sector hoy por hoy vulnerable y precarizado, necesita más atención y políticas públicas que garanticen libertades y seguridades laborales, económicas y creativas a todos los profesionales del arte y la cultura.