BlacKkKlansman es una película sobre el Ku Klux Klan: lo que hizo y la historia detrás de la investigación realizada por Ron Stallworth. Una burla de lo absurdo del racismo y una advertencia de lo peligroso que puede llegar a ser.
Adam Driver (izq) y John David Washington (der) en BlacKkKlansman
Por: Juan Sebastián Jaramillo y Ana Julia Arguello Robelly
Si bien han pasado dos años del estreno de esta obra de Spike Lee, ahora es un buen momento para recordarla y hablar de ella. ¿Por qué? No es noticia que los supremacistas blancos han resurgido en el debate público estadounidense con la llegada de Donald Trump.
Tampoco es noticia que los crímenes de odio por parte de la policía gringa hacia la comunidad negra se siguen acumulando (#GeorgeFloyd) y que, con ello, cobra más vida el movimiento BlackLivesMatter. En fin, el debate está más candente y presente que en los años anteriores. Y el hecho de que Trump esté de salida en la primera potencia económica y militar del mundo, no quiere decir que el racismo se vaya con él.
Es cierto que en Ecuador todavía tenemos nuestros problemas raciales y sociales por resolver. Pero, por ahora, enfoquémonos en esta película que dice mucho del acontecer global actual.
A modo de sinopsis (sin spoilers) con contexto social
Demos un poco de fondo: en quiénes se basó y de qué va la película.
Después de la liberación de los esclavos en los Estados Unidos, un grupo de hombres blancos se juntó con la idea de mantener la raza pura y así nació la secta del Ku Klux Klan (KKK). Desde un principio, fue un grupo racista que realizaba persecuciones, quema de cruces y marchas por mantener su idea de la “gran América”. “God bless white America”, dice, como proclama, el líder del clan en la cinta de Lee.
La película comienza mostrando escenas de El Nacimiento de una Nación, de 1915, una película que idolatra al KKK y a sus crímenes de odio. Esto nos da un contexto del racismo de la época y explica la reaparición del clan en 1972.
Simultáneamente, Ron Stallworth —el personaje principal— se une a la policía de Colorado Springs, convirtiéndose en el primer oficial negro en el distrito.
Topher Grace, en el papel del líder del KKK. Fotograma de BlacKkKlansman
La trama muestra lo que sucedió con Ron durante su investigación y la información que este descubre sobre el KKK. Ron contacta con el KKK para volverse miembro, lo que da lugar a las escenas más icónicas del filme: las que muestran llamadas con el clan.
Sabiendo que el KKK siente superioridad sobre las “otras razas”, al sacar a la luz la historia de esas llamadas entramos en el campo de lo absurdo. Un absurdo que muestra, de forma risible, la falta de base que tiene el racismo.
En uno de estos grandes momentos, el personaje principal pregunta al líder del KKK si no le preocupa hablar por teléfono con un hombre negro y no saberlo. A lo que este le responde que él está seguro de que Ron es blanco y que es evidente la diferencia entre el “lenguaje” de los blancos y el de los negros.
“Blacks tend to pronounce differently, for example, the word “ARE”. (They) pronounce it AR-RA”, señala el supremacista ante Ron, que, al otro lado de la línea, no puede disimular su asombro. Al mismo tiempo, su compañero, Flip, que también está escuchando la llamada, difícilmente puede contener la risa.
Con la investigación que Ron y los demás llevan a cabo se confirman y se detienen las asombrosas persecuciones, ataques y rituales. Resulta difícil pensar que hubo, y aún hay, grupos dispuestos a cometer actos tan perversos como el plan de ataque contra la activista Patrice.
Esto, por cierto, no sucedió en la vida real, pero sí una ofensiva contra un bar de la comunidad LGBTI. En ese sentido, el KKK no solamente estaba en contra de los negros, sino de los gays, los judíos y las mujeres “inmorales”.
Obviamente, aquí es cuando la realidad y la ficción difieren. En la historia real, Patrice nunca llegó a salir con Ron y el ataque no estaba dirigido contra ella. A su vez, lo que cuenta la película sucede en 1972, pero el líder del clan, “El gran mago”, recién fue nombrado en 1979.
¿Importa eso? No mucho. A pesar de todo, la historia se mantiene cercana al corazón de los hechos. Y la ambientación está perfectamente realizada.
En esto, el soul y el funk destacan. Desde un inicio, la música encaja con el ambiente y se te pega. El tema “Too late to Turn Back Now” no sólo lleva a una escena sensacional, sino que la letra se queda y terminas cantando a medida que bailan Ron y Patrice.
Pero no todas las canciones son bailables. También suenan Aretha Franklin, The Temptations, Jackson 5 y Stevie Wonder, entre otrxs.
La parte cinematográfica
Entre las últimas películas de Spike Lee, BlacKkKlansman es una de las más potentes. Por algo le valió a él y a sus compañeros el Oscar a Mejor Guión Adaptado en 2019. Un guión basado en el libro escrito por el mismo Ron Stallworth, contando su historia.
A propósito de Ron Stallworth, John David Washington es quien lo interpreta en la película. ¿Te suena? Él es nada menos que hijo del famoso actor Denzel Washington, otro viejo conocido para Spike Lee. Y es que Washington padre protagonizó al histórico Malcolm X en el filme homónimo de 1992.
La actuación de John David W. en BlacKkKlansman es precisa. Logra personalizar el carácter cómico y a la vez dramático que Lee infunde en muchas de sus películas.
Gracias a esta fusión de lo chistoso y la violencia cruda, este director logra que sus películas sean entretenidas y digeribles, sin dejar de tener una voz afilada de protesta y activismo. No olvidemos que la obra completa de Spike Lee gira en torno a denunciar y criticar el racismo en Estados Unidos.
Por otro parte, Adam Driver hace una firme interpretación de Flip Zimmerman, el policía judío que se hace pasar por Ron frente al KKK. Quizás recuerdes a Driver por su papel de Kylo Ren en la saga de “Star Wars”, o por su destacable papel protagónico en “Historia de un matrimonio”, por el cual fue nominado a mejor actor en los Oscar de 2019.
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Esta dupla de personajes y actores encaja perfectamente con la personalidad de Lee. Se reconoce en ellos un espíritu de compañerismo y entrega a la causa de acabar con el KKK, a la vez que, con su actuación, encarnan visiblemente los momentos de tensión del filme.
La película cuenta con herramientas narrativas potentes para poder discernir y desmenuzar el racismo. Una de ellas es el paralelismo. Mientras se muestran escenas de los rituales del KKK, por ejemplo, se intercalan escenas de historias trágicas que involucran al movimiento Pantera Negra y a la comunidad afro en general.
Y claro, no podía faltar la historia romántica para hacer a la película más relacionable e interesante. Precisamente, como ya lo dijimos arriba, es Patrice, miembro de las Panteras Negras, interpretada por Laura Harrier, de quien Ron se enamora. Un hecho que pone en una posición de cuestión su rol como miembro de la policía y, por extensión, del Estado racista.
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En fin, BlacKkKlansman es una película que, aunque narra hechos de la época de los 70’s, es más que precisa para ser vista hoy en día, en este año en particular. Es un recordatorio de lo nefasta que era la “mejor democracia del mundo” hace apenas 50 años, y pone en evidencia que, en realidad, ello no ha cambiado mucho.
El film también hace énfasis en que el KKK no es sólo una agrupación criminal que odia a la comunidad negra, sino también a otras minorías como los judíos o las personas homosexuales.
Demuestra cómo las ideologías que ponen a unas personas por encima de otras son peligrosas para las minorías afectadas. Incluso si los individuos no son cortos en cantidad, sino en términos de poder y toma de decisiones.
BlacKkKlansman nos hace acuerdo del riesgo que significa que hombres como Donald Trump, que impulsan el discurso racista, o al menos no lo rechazan categóricamente —por decir lo menos—, ocupen puestos de poder y manejen las fuerzas armadas y policiales de un país.
Sin más que decir, los dejamos con unos mensajes que Mac Miller (D.E.P) dejó a Donald Trump, allá por 2016, antes de que este último sea elegido presidente. Otra muestra, al igual que la película, de que, aunque no seamos de la causa, podemos (debemos) apoyarla.
