¿Por qué The Half of It es una buena peli para adolescentes?

por Jorge Bayas Lituma
The Half of It es una bien elaborada comedia romántica para adolescentes. Anímate a vivir una historia de amor dulce y con varias reflexiones.

Dirección: Alice Wu 

Guión: Alice Wu

Reparto: Leah Lewis, Alexxis Lemire, Daniel Diemer, Becky Ann Baker, Catherine Curtin, Wolfgang Novogratz, Enrique Murciano

País: Estados Unidos

Año: 2020

Duración: 105’

Estreno: 1 de Mayo, en Netflix.

 

Cine para adolescentes: el horror. Lo que suele entenderse por el género es una suave película de una hora y media de duración, no demasiado profunda, no demasiado inteligente. Con tramas casi calcadas. Tanto, que parecerían quedar resumidas en la siguiente: el joven protagonista —alguien que, casi siempre, vive el infierno de la adolescencia desde la periferia— encuentra en el camino a un alma noble que trasciende los estereotipos. Ambos viven una historia romántica que no se cristaliza sino hasta el clímax de la película. Permanezcan o no juntos, algo ha cambiado para los dos. El mundo se ve distinto. Al fin y al cabo, no son tan diferentes como creían.

La nueva película de Alice Wu, The Half of It —en español: Si tú supieras—, no se aparta de esta fórmula. La sigue al pie de la letra, como si no hubiera otros caminos que tomar. No obstante, no siempre podemos exigirnos de nosotros, como espectadores, el de deseo de ver variaciones más profundas, más verosímiles y menos románticas de las historias de pareja. Quizá, en el fondo, ansiamos vivir algo así. Y nunca está de más una peli como esta, para soñar en que el entendimiento entre dos almas, de la forma en que sucede en las obras del Romanticismo, es, pese a todos los factores que lo niegan, posible.

Ellie y Paul en medio de su plan. Fotograma de the Half of It

Una historia contada muchas veces

La sinopsis de The Half of It podría resumirse de la siguiente forma. Ellie Chu (Leah Lewis), una inteligente y sensible joven china que vive en un anónimo pueblo estadounidense —casi un prototipo de los idílicos poblados que abundan en las cintas del país, sitios libres del ajetreo de las grandes ciudades—, recibe un encargo corriente que está muy en línea con sus notables dotes intelectuales.

Un muchacho simple pero bonachón, Paul Munsky (Daniel Diemer), dice estar enamorado de la chica popular, Aster Flores (Alexxis Lemire), y le pide a Ellie que, a cambio de cincuenta dólares, le escriba a su amada una carta que pueda obrar el milagro de que se fije en él. Más por mecánica que por verdadero convencimiento, Ellie acepta. Y aquí nos percatamos de la base que sostiene su personalidad: ella espera, eternamente, salvo que un hecho ineludible la desplace de su lugar de confort —como el giro argumental de una película de adolescentes, por ejemplo—.

Por algo se ha quedado en el pueblo a cuidar de su padre, un hombre inteligente pero totalmente apagado, cuyo fracaso proviene más de las barreras culturales que de sus capacidades. Por algo no se molesta en buscar la amistad de los demás. Y por algo se atreve a aceptar un ofrecimiento como el que Paul le ha hecho, aun si ello significa no luchar por ese alguien que, a la distancia, ama: Aster.

Fotograma de The Half of It

Lo que tenemos a la vista es, adaptado a la sensibilidad contemporánea, el desarrollo argumental del drama clásico de Edmond Rostand: Cyrano de Bergerac. No es la primera vez que el cine estadounidense traslada a la actualidad los clásicos de corte romántico en forma de película juvenil. De hecho, es una práctica común. Ya lo hemos visto en cintas como Clueless —cuyo argumento es el de Emma, de Jane Austen— y 10 Things I Hate About You —versión de La fierecilla domada, de Shakespeare—. Y aquí, Alice Wu lo hace con mucha minuciosidad, con algunas marcas de estilo que convierten a su cinta en un producto que, si no es sofisticado, por lo menos tiene la apariencia de serlo.

Al final, acabaremos conmovidos

Por un lado, tenemos las referencias culturales para pintar a la protagonista como alguien alejada de la norma. Los referentes de Ellie son el Platón de El banquete y su análisis del amor, la pintura abstracta y, por último, la gran novela de Kazuo Ishiguro, Los restos del día —de la que Aster, otra gran lectora, piensa que es muy superior a la adaptación cinematográfica de James Ivory. Porque esta última no se detiene lo suficiente en el plano político de la novela—.

Precisamente, el libro de Ishiguro, buen ejemplo de la “contención británica”, es un objeto que junta a Ellie y a Aster en una escena algo cursi, pero que, por más usada que haya sido en la historia del cine en infinidad de ocasiones, jamás deja de perder su encanto. Ellie deja caer accidentalmente el libro y Aster, quien jamás ha cambiado una palabra con ella a pesar de haberla visto con regularidad, lo recoge y habla con mucha sutileza sobre él en pocas palabras. Lo que para Ellie es casi una señal.

Portada de Los restos del día. Foto: Culture Heritage Books

Sin embargo, más allá de sus coqueteos con referentes culturales sofisticados, The Half of It presenta unas reflexiones potentes sobre el amor. Y ello puede verse en el diálogo que sostienen Ellie y Paul cuando ella le pregunta por qué ama a Aster. Paul sólo puede describir atributos superficiales de esta, como su belleza, su personalidad extravertida y su fragancia corporal, mas no algo que realmente nos enseñe que en verdad siente algo fuerte por ella.

“Nunca amamos a alguien en concreto. Amamos tan sólo la idea que nos formamos del alguien”, dice el poeta portugués Fernando Pessoa. Ese parece ser el caso de Paul. Sin embargo, no es el de Ellie.

Por eso, ella es capaz de llevar hasta las últimas consecuencias el juego que Aster le plantea en las cartas y en los mensajes de texto que van dirigidos a Paul, sin que se haga presente el menor atisbo de un rechazo. Por ello, el final, algo dulce, contenido y nostálgico, al mejor estilo de los finales de los libros de Ishiguro, acaba por derribar nuestras barreras emocionales y conmovernos.

Ellie y Aster conversan. Fotograma de The Half of It

Nada que no hayamos visto o leído, sí, pero elaborado con tal sutileza en los diálogos, que terminamos la peli con la certeza de que pensaremos en ella un par de días.

Ahora bien, eso no quiere decir que The Half of It no tenga un lado flaco. Y lo tiene en el aire de comedia juvenil con el que, inevitablemente, está construida. Salvo Ellie, Aster, Paul y el padre de Ellie, todos los demás personajes son simples marionetas, desprovistas de la más mínima complejidad que las haga creíbles. Y algunos temas como la religión o el amor homosexual, y cómo estos se repelen entre sí en una sociedad como la nuestra, más parecen haber sido añadidos a la fuerza que tratados con la profundidad requerida.

¿O quizá hayan sido injertados con una levedad intencional, para que los prejuicios se vean como lo que son: simples tonterías, carentes de la más mínima base e interés? Depende de cómo lo interpretes.

En fin, quisiera concluir con un regreso al amor en general, la gran vértebra de The Half of It. Porque terminamos de ver la película convencidos por la teoría de El Banquete de Platón. Acabamos por creer que en algún lado espera por nosotros nuestra media naranja. Esa parte nuestra que antes de nacer fue alejada por los dioses, temerosos de que el culto que les rendimos acabe, a causa de nuestra felicidad. No obstante, que esas mitades se unan no siempre es sencillo, y, en este caso, no por las barreras sociales, sino por la danza de encuentros y desencuentros, esa sucesión de entendidos y malentendidos en que estamos envueltos como seres humanos. Aquí lo veremos.

***

The Half of It está disponible en Netflix.  No pierdas la oportunidad de verla y experimentar un recorrido emocional ligero pero bien elaborado.

 

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