Durante 14 ediciones el Quitofest dependió en gran medida de auspicios públicos y privados para presentar un evento de calidad. La gratuidad ha sido una fórmula para facilitar el encuentro de la ciudadanía y la formación del público. Pero ¿por qué ya no es una opción?
Hace 15 años surgió la necesidad de crear un festival que trascienda en el público. En la oficina de diseño gráfico de Edgar Castellanos y Álvaro Ruiz (Mamá Vudú), junto a Jalal Dubois y Rodrigo Padilla – que en ese entonces conducían un programa de radio llamado DE6A-, y María José Sáez, fundaron las bases de lo que después se convertiría en el Festival Internacional de Música Independiente Quitofest (QF).
El evento tuvo si primera edición en diciembre del 2003 como resultado de un proceso de autogestión. “Nuestro principal interés con el festival era sacar adelante la música independiente, ubicar a las bandas en escenarios de prestigio y lograr que los jóvenes se apropien de los espacios públicos”, dice Edgar.
Con el festival nace también Música Joven, la fundación para el desarrollo de la música independiente que oficialmente, ha sido la encargada de realizar el QF año tras año. Actualmente, el festival es uno de los más longevos e importantes del país y uno de los más representativos de la región. Es parte de la Red Latinoamericana de Festivales, junto a Rock al Parque de Colombia, Festival Nuevas Bandas de Venezuela, RecBeat de Brasil, IstmoRock de Panamá, entre otros.
Este año el festival trae cambios trascendentales. Música Joven realizó una alianza estratégica con Global Shows, productora de espectáculos con más de 250 shows realizados. Esta co-producción se debe a que por primera vez, en 15 años de gratuidad, el QF tendrá un costo y los organizadores buscan aprovechar al máximo la experiencia que tiene Global Show en la organización de eventos pagados.
Antes, la gratuidad del festival era una estrategia para que varios sectores de la población conozcan más sobre la escena independiente. Además, la utilización del espacio público servía como encuentro de diferentes sectores de la sociedad.
Pero el costo de producción siempre ha estado presente y es altísimo. Armar el festival toma un año; cuando la última banda baja del escenario, los organizadores ya piensan en la próxima edición. La búsqueda y contratación de bandas internacionales depende de muchos factores, como su disponibilidad durante las fechas del festival o si efectivamente se encuentran de gira. Además, todas tienen un valor fijo e inamovible. “Las tarifas están marcadas y como productor eres uno más que busca comprar sus shows”, cuenta María José.
En los 14 años que lleva el festival, los organizadores se las han arreglado para levantar fondos privados, públicos o concursables. Lo han hecho a través del Ministerio de Cultura, Municipio de Quito, la ONU y empresas privadas, todo con el fin de que el Quitofest sea un evento totalmente gratuito.
Con la crisis y el terremoto estos fondos fueron disminuyendo paulatinamente, además con ellos solo llegaban a cubrir el 50% del costo total de producción del evento. “El festival debió ser cobrado desde hace algunos años atrás, nos costó tomar ese paso y al fin nos hemos animado a buscar la evolución del festival, cambiar el modelo en sí”, comenta Edgar. Sin esta decisión, hubiese sido imposible arma la edición de este año.
Este año, el QF va a tener algunas actividades paralelas durante los dos días de show. Esto también subirá el costo de producción, pero añadirá una nueva experiencia para el público. Por ejemplo, montarán un nuevo lugar de comidas, una zona de hidratación, una rueda moscovita, y actividades recreativas para los niños y la familia. “El QF siempre ha sido un festival familiar y nuestro objetivo es seguir siéndolo”, agrega María José.
Para el 2017, la organización del QF estableció el costo de 30 dólares por día según las expectativas que buscan cumplir en cuanto a calidad, y también pensando en las posibilidades del público que suele ir a este tipo de eventos. “Si divides los 30 dólares por día para las 10 bandas, estás pagando tres dólares por banda”, explica María José.
Si aun piensas que en el precio de las entradas está «alto», te contamos que los niños menores de 12 años no pagan. Con esta propuesta los organizadores buscan incentivar que las familias vayan al festival. “Lo importante es que tengan un lugar de esparcimiento, diversión y de cultura, que es lo más significativo”, finaliza Edgar.
Ahora con el cartel completo y a un mes de que el Parque Itchimbía sea el escenario de bandas como Café Tacvba, Los Cafres, Sepultura, Barón Rojo y muchas más; los organizadores están ultimando detalles del evento, que pese a las dificultades, aun lucha por mantener activa a la plataforma -en vivo- más importante de música independiente del Ecuador.