Queda menos de un mes para que se instale una fiesta sensorial bajo una gigante carpa de circo, en El Potrero de la Quinta San Luis de Lumbisí. Dos años después de su primera edición, el Festival de Música y Arte – El Carpazo se reinventa y llega recargado. A eso debemos sumarle el momento que vive la música alternativa ecuatoriana, con muchísimas bandas de alto nivel y festivales floreciendo en Quito, como respuesta a la escasez de venues.
La primera preventa se agotó el 5 de abril, pero todavía queda tiempo para conseguir las entradas en puntos de venta Ticketshow en Quito y Guayaquil (o través de info@elcarpazo.com desde otras ciudades). Mientras nos dan las 3 de la tarde del 3 de mayo, en este post les anticipo algunos motivos sobre por qué ir a El Carpazo.
1. Las nuevas bandas locales
A pesar de que también habría sido interesante la participación de agrupaciones de otras ciudades del país, Jazz The Roots, Swing Original Monks, Munn, Nicolá Cruz y Da Pawn, como se dice popularmente, son lo que hay. Algunas de estas bandas llegan al festival con discos recién lanzados y por lo mismo, con todo el ímpetu que eso acarrea. Además, subirán al escenario de El Carpazo después de dos o tres años de tocar, casi sin parar. Por eso deberíamos esperar un show sólido de cada banda.
2. Las bandas internacionales
Systema Solar (Colombia) es parte de la ola de música colombiana que hoy en día rota a nivel mundial. Junto a Bomba Estéreo y Sidestepper son también parte de esta generación que fusiona ritmos tradicionales con electrónica y ondas urbanas. Este colectivo musical y visual ha participado en Vive Latino, Lollapalooza Chile y SWSX, y promete un gran cierre fiestero pasada la medianoche, el día del concierto
También, Cómo Asesinar a Felipes (Chile) está en su pico y tocará en mayo en El Carpazo, después de haber toureado por México y Estados Unidos, donde también fue parte de los showcases de SWSX. Hay que estar a la expectativa de esta banda que explora otras posibilidades del hip hop, a través del jazz, el rock y la sicodelia. O sea un combo explosivo y para tripear.
Y por último, Isidoro Pilsen (Brasil) llega con la misma vibra: una propuesta refrescante para el rock de su país que invita a poguear y nos recuerda que los festivales también funcionan para cachar nueva música.
3. Rocola Bacalao
Son los invitados especiales del festival. Si no han escuchado a «la banda más chimba del universo» en vivo, entonces se han perdido de uno de los shows más buena onda que hay en Ecuador. Rocola Bacalao en un escenario grande es garantía de rock n’ roll y tocarán en El Carpazo como despedida de su cuarta gira europea en el verano.
4. Ambiente y comodidades
El Festival de Arte y Música El Carpazo anuncia que habrá una feria de comida y otra de diseño -con el sello de La Carishina- bajo la misma estructura. Eso significa que uno puede echarse todo el día en el pasto de la Quinta San Luis y darse un salto a los stands, para almorzar y cenar, y también comprar unos souvenirs a los diseñadores independientes que estarán en el festival. Además, llevarse los discos de las bandas que tocan en el concierto y los de otros proyectos locales.
Además, la organización ha dispuesto todo para no perderse el concierto: buses gratuitos, cada 30 minutos, desde las 15:00 hasta las 01:00; estacionamiento para 200 autos y parqueadero de bicicletas. El spot del concierto está ubicado al lado de la Ruta VIVA y un bus de servicio público (uno de los verdes interparroquiales) con la ruta Lumbisí también es una buena opción para llegar.
5. Lo que está por venir
Finalmente, lo que más destaco es el día después de El Carpazo. El éxito de este festival implica que continúen activándose eventos, conciertos, bandas y públicos para una escena musical que debe apuntar a consolidarse en un sector. Esto también le abre la puerta a futuras ediciones y que lleguen más bandas locales y extranjeras.
Conozco al equipo que está detrás de la organización y he visto el espíritu con el que trabajan. Y esto es clave: hay que entender a este festival como una nueva iniciativa de autogestión que aporta a construir un mercado para la música local y, a partir de ahí, internacionalizarla. Estos esfuerzos, para que sean sostenibles deben apoyarse en el consumo y la asistencia del público. Es decir: invertir 30 dólares en disfrutar 9 grandes bandas y gozar el festival. «¿Listos para bailar?» Yo sí.