En una pequeña sala de ensayos del valle de Tumbaco, y en los bares de Quito, resuenan ácidas secuencias y beats junto a una voz irreverente. Sweet Sandra es un viaje por la estridencia y el frenesí de la música electrónica actual. Esta banda, materializada en 2012 tras la separación de Plugin, tiene una «Nasty Disco» para ponernos a bailar como descosidos.
Sweet Sandra es un power trío integrado por Maggie Camps (voz y letras), Alberto Moncayo (producción y sintes) y Javier Izquierdo (batería). Lo mejor de ellos es su sonido basado en la actitud. Aunque, casi al ojo, podrías asociarlos con Crystal Castles o Teenage Atari Riot, SS es una versión más punk de esos actos electrónicos. ¿Por qué? Una batería análoga rompe todo junto a las secuencias de 8 bits y las letras de Maggie Camps tienen una onda desenfadada. Por ahí también encuentras algunas referencias a Le Tigre y Karen O de Yeah Yeah Yeahs, y sus canciones te conectan con la década de los ochenta.
Nasty Disco es su primera producción. Un disco con 10 temas que te llevan de paseo por un videojuego de Nintendo, pasando por el soundtrack de una película futurista, hasta llegar a un rave underground.
El álbum tiene grandes momentos: Route 666 te invita a cabecear con una pegajosa secuencia, Filthy Words e Insane tienen un aire juguetón, sexy y caótico, y Electric Fuse suena como la música ambiental de una fiesta ficticia de Blade Runner.
Todas esas imágenes que vienen a tu cabeza con su música están complementadas con una gran propuesta gráfica: gatos kitsch, pixeles, rayos láser y fotomontajes… Una estética supuestamente naif que al mismo tiempo revela la personalidad de sus canciones. Y lo mismo puede verse en el diseño de «Nasty Disco». Una tipografía agresiva con texturas de stencil que le dan un carácter urbano. Otra referencia subcultural y contemporánea.
Y tampoco hay que dejar de lado a su primer videoclip, lanzado en Julio de 2013 y que puedes encontrar en Youtube: Sweet Baby o la bizarra historia de amor de un hombre lobo y una mujer, en un picnic psicodélico en la laguna de un parque. Un viaje más en el universo de Sweet Sandra, al que me he embarcado en las últimas semanas…