Yo no odio el verano en Quito. De hecho, me parece la época más bacán del año. No hay granizo tapando las alcantarillas, uno no se siente incongruente por tomar helado o biela en nuestro clima, los parques y las plazas invitan a salir y el sol de la tarde hace que todo se vea rico. Para mí, es el momento perfecto para montar en bici, cerrar los ojos y gozar el viento como si no importara nada más y el mundo se dibujara solamente por donde pasan las dos ruedas (ojo que disfruto de todo esto, aún una teniendo sinusitis congénita que me hace mierda la nariz cada julio y agosto).
Mi playlist es para eso, un viaje sonoro que comienza con la dosis de embale justa para despabilarse y coger la bici, y va llevando al escucha entre notas souleras, blueseras y hip-hoperas, que se hacen cada vez más relajantes, hasta el parque más cercano para sentarse a tripear con el sol de la tarde acariciándole la piel.