Ela Minus es el refrescante alter ego de Gabriela Jimeno, ese que floreció de su curiosidad por hacer música, ella sola, para acompañar sus fiestas entre ella y ella, solas, en su casa.
Gabriela es la misma que a los 11 años empezó a tocar la batería con la banda de hardcore que fundó con sus amigos del colegio, en Bogotá. Ratón Pérez dejó su señal en la escena extrema colombiana, y sus seguidores vieron crecer a los integrantes, todavía todos involucrados en la música. Entre ellos, Gabriela, que ahora se separa de las formaciones de banda por un momento, para nadar sobre su proyecto donde no hay nada más que su voz y las máquinas.
La música de Ela nos recuerda al agua y a paisajes de arena y flores. Un synth-pop dulce y minimal repleto de brillos y variaciones rítmicas. Apenas los sintetizadores y pads electrónicos generan todos los paisajes por donde recorre la voz aguda y dócil de Ela para hablar personajes imaginarios, volcanes y pequeños movimientos.
En los últimos años, dio marea a sus posibilidades musicales para abrir los conciertos de Foals y Juana Molina en Bogotá y tocar además en festivales importantísimos en Latinoamérica como el Nrmal (México), el Estéreo Picnic (Colombia) y el Hermoso Ruido (Colombia). Ela lo llama suerte, pero su escalada y visibilidad no son obras de magia. Su camino en la música la preparó para hacer con su voz y cualquier instrumento, lo que ella quisiera.
Desde hace más de cinco años, vive en New York, donde estudió Electronic Production and Sound Design y donde trabaja programando y construyendo sintetizadores bajo la marca Critter & Guitari. Ahí también toca la batería en Balancer, la banda que tiene hasta ahora con otros dos músicos y que presenta un sonido más dream pop, pero igual de atmosférico y dulce que Ela Minus.
Cuando Erlend Øye vino a tocar a Guayaquil, dio un concierto bajo la condición de que quien le abriera fuera Ela Minus. Por eso la conocimos y tuvimos ese primer acercamiento sin saber todavía las posibilidades que podía darnos escuchar su música en vivo.
Este post es una introducción al mundo de Ela Minus, para conocerla y conocer su música, antes del concierto que dará en Quito por primera vez, junto a Paola Navarrete y Nicola Cruz.
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¿De dónde nació el proyecto Ela Minus?
Fue como un impulso que tuve de generar un sonido muy específico. Quería hacer esta música que sonara súper chiquito, pero que al mismo tiempo fuera grande como una pareja de abuelitos. Siempre me ha fascinado esta idea de baile chiquito. Aparte estaba aburrida de tocar en proyectos grandes. Toda la vida he tocado en bandas y estaba en un momento aburrido de mi vida. Era marzo de 2015 cuando dije: “voy a hacer un proyecto sola en el que no importe nada y pueda escoger las cosas que nunca haya hecho”. Nunca había cantado y nunca había escrito canciones.
Desde que lanzaste tu proyecto, han pasado cosas muy importantes, muy rápido. ¿Cómo lo asimilas hoy?
Han pasado cosas que nunca imaginé. Nunca pensé tocar en vivo, por ejemplo, y la primera vez que toqué en vivo fue increíble, me hizo sentir muy feliz. Solamente me dio más ideas para hacerlo mejor. Por otro lado, haber podido abrir a artistas grandes me obliga a mejorar mi trabajo sí o sí. Me siento muy abrumada pero de forma linda, de que artistas como Erlend o Foals hayan dicho: “Quiero que abras mi concierto”, que ambas me hayan escogido personalmente es muy surreal para mí. En ambos casos, son oportunidades que me han hecho crecer un poco a la fuerza. Son situaciones tan afortunadas que me toca hacerlo funcionar, porque pues tengo que ser agradecida con la vida.
Cambiaste los golpes de la batería por beats en pads electrónicos, que son tan distintos…
Yo siento que son dos caras de la misma moneda. Luego de que lleves varios años haciendo música, independientemente de cuál sea tu instrumento, tú eres la música. Llevo toda la vida tocando batería, pero también tocando piano y estudiando producción, como que lo que se convierte en tu instrumento es la música misma. Con los beats es pensar en el mismo resultado que la batería, bueno, ni siquiera, es otro instrumento, pero se parecen en ciertas cosas.
Antes de Ela, vino Balancer. ¿Qué influencias hubo en esta época que formaron el sonido de estos últimos proyectos?
Balancer es una banda muy especial. Nos conocimos en la universidad, todos los integrantes estudiamos música y el cantante es puertorriqueño. Él estaba obsesionado con los Beatles y el guitarrista es otro colombiano que le encanta la música tradicional colombiana y toca muy latino, lo que lo hace muy especial. La banda nació muy natural y grabamos un disco con un crowdfunding al que le fue increíble y fuimos a grabar en Seattle. Todo esto fue en Nueva York.
El set up que tengo en vivo con Ela yo lo tocaba todas las noches en mi casa y no me interesaba en lo más mínimo sacarlo a la luz. Hacía fiestas para mí sola, pero no cantaba nunca. Sólo con las máquinas. Para mí, al ser baterista y tener que usar todas las extremidades y aparte estás cantando, osea, no. Aparte soy súper tímida y cantar es súper íntimo. Era la única cosa que había dicho que no iba a hacer y escondía la voz. Ahora me he dado importante lo importante que es tener una voz, es el instrumento más primario.
¿Cómo llegaste a posicionar tu música en medio de tantas otras propuestas musicales?
Es una pregunta que yo también me hago porque te juro que no sé. Llevo seis meses en que no logro entender nada de lo que está pasando. Estereo Picnic y Nrmal son dos festivales latinoamericanos que más respecto, con una curaduría que yo admiro. Con Balancer tocamos en Estereo Picnic, pero no pudimos entrar a Nrmal. Creo que llegué en un momento muy preciso, como que había un hueco que tenía que ser llenado.
¿Cuál es la música que te gusta?
Me gusta mucha música. Mucha. Desde jazz muy antiguo hasta Adele. En realidad últimamente estoy oyendo mucho Adele. Creo que lo que más oigo ahorita es el de Adele, el de Jamie XX y el de Nicola Cruz.
¿Qué sensación tiene tu música? ¿Qué sabor provoca?
Dentro de toda la comida, quisiera que mi música sepa a frutas. Pueden ser las ácidas, pero no, puede ser de todo, a veces se pone rara mi música. Quiero que mi música suene fresca, como las frutas.
1 comentario
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