La presentación de Pearl Jam en Lollapalooza Chile 2013 fue un acto musical que colapsó generaciones devotas del rock en un gran abrazo musical; quinceañeros y cuarentones entonaron a todo pulmón, el vasto repertorio de la banda en una presentación con feeling íntimo que duró dos horas y media.
Una palabra en inglés describe su presentación, «earnest», que más o menos quiere decir como adjetivo, interés, convicción, o como sustantivo, la promesa de lo que vendrá, o como sinónimo, seriedad. Para una banda que inadvertidamente se convirtió en la cara del movimiento grunge, con su formación liderada por el vocalista Eddie Vedder desde 1990, es un logro sentir que en su presentación no hay un producto pasado, nostalgia, más bien la seriedad de ser una banda con convicción, sin importar pasadas glorias.
Los 70 mil espectadores que ya habián pasado unas ocho horas de pie oscilando entre los cinco escenarios del evento se congregaron como un solo cuerpo para ver a Pearl Jam en el Claro Stage. La puntualidad y el buen sonido imperó en todo el evento.
Retomando el punto sobre convicción, el primer tema que sonó fue Release, que con sus líneas autobiográficas canalizaron la ansiedad grunge hacia una adultez consciente de su autorealización, la figura de Vedder a contraluz entonando, «Oh dear dad/Can you see me now/I am myself/Like you somehow«. Gran cierre existencial para una noche de guitarras rock y la voz profunda e incomprensible de Vedder. Enseguida Go, Even Flow y Do the Evolution nos recordaron a qué sonaba el grunge – ímpetu vocal de Vedder, guitarras sincopadas, batería pulsante y sistemática. En este punto no importaba dónde uno estuviera parado, el escenario y la presencia de Vedder eran microscópicos frente a la multitud, ni siquiera las grandes pantallas de video ayudaban. Tal era el apretón en el público que Vedder detuvo el concierto momentáneamente para solicitar a todos que diéramos tres pasos para atrás y así aflojar la presión en las filas delanteras, al «uno, dos, tres», Vedder en su intento de español movió a todos como uno solo.
Y por supuesto, ser una banda convencida, implica también mantener una cercanía con su público. En ese sentido Vedder se portó como el mejor de los invitados en un país anfitrión muy querendón. Como cuando dijo, «Yo he conocido a muchos chilenos, ninguno es feo…un país bonita, hace la gente bonita…». Pero para momento emblemático que todos recordaremos fue el arreglo en español que hicieron para Daughter, tema explosivo que desborda crescendos a-la-grunge, que una vez llegado al jam central invitó a todos a corear «Está bien, Está bieeen». Y enseguida lanzó su parte en español, «Está bien, está bien/sabes que quiero como ayer/está bien, está bien/ya no te tienes que esconder/está bien, está bien/este soy yo, esta es mi mirada, esta es mi oportunidad, este soy yo, esta es mi voz, talvez no hay mañana, este es mi vuelo, este es mi voz, y nadie se queda aquí así…». La búsqueda existencial de los temas de Vedder encontraron su resolución en un público recíproco que con candor le recordó que todo está bien. Y justamente eso es lo que todos nos llevamos de la banda, una reafirmación de que nunca estuvimos mal, a pesar ser lo que somos.
Y así, el concierto se convirtió una reunión de viejos amigos. Se coreó un saludo a un miembro del crew ausente. El público, a la usanza futbolera devolvía su aprecio con «olé, olé, olé, olé, olé, Pearl Jam, Pearl Jam…». Pero la banda es música compartida entre ellos y qué mejor sentirlo en el cierre de la primera sección del concierto con el tema Elderly Woman Behind the Counter In A Small Town, cuando Jeff Ament (bajo), Mike McCready (lead guitar), y Stone Gossard (guitarra rítmica) se juntan para formar un círculo entre ellos frente a la pared de parlantes y gozar de la tocada. Si hay un imaginario sobre la camaradería de ser parte de una banda, esta imagen es su emblema. Porch, con estruendosas guitarras cerró con energía esta primera parte.
«¿Aún tienen energía? Quisiera que vean cómo se ven desde aquí, muy bello». La banda regresó para desatar sus temas infaltables con una alegría compartida con el público. Como en toda reunión de amigos el público cantó el «happy birthday» a Mike McCready, él mordió el pastel, y el pasado musical se hizo presente. Present Tense, Animal, y Given To Fly sonaron para llevar al público a dos temas que marcaron a la banda y una época. A oscuras, el bajo inconfundible y retumnbante de Jeremy subió la adrenalina en todos. El vaivén del cuerpo del público, el coreo y los aullidos finales de la canción entonados fueron grandiloquentes, 22 años y el tema es vigente -ira, ansiedad, y expiación como rock-. Emoción hasta las lágrimas, ¿y por qué no…? para los latinoamericanos de los 90 su mayor cercanía a la movida musical internacional fue MTV Latino, y el video de Jeremy una gran referencia, hoy Jeremy «habló» en el parque de su barrio. Sin esperar, la banda se embarcó en Black, romance y desazón entonados histriónicamente por Vedder, otra vez imposible separarla de la referencia que fue la versión de esta canción en el «Unplugged» de MTV. El solo extendido de McCready, el martilleo de Matt Cameron elevaron la balada punk a su extremo natural, Eddie Vedder recupera la voz para entonar las frases añadidas, que no figuran en el álbum, y coreando una vez más con el público la canción llegó a su denouement, había que estar ahí para sentirlo.
Una vez más el cierre se perfiló como un evento familiar. Juan Pablo, o como el público le coreaba, «guatón, guatooooón», un fan chileno de la banda fue invitado al escenario a tocar Sonic Reducer, un cover de Dead Boys. En la anterior visita de la banda también fue un invitado, y en esta ocasión con todas las poses de rigor del rock, él rockeó con la banda, y la banda rockeó con él… grande el sentimiento de ser chileno. Para no perder la energía del rock la banda siguió con Alive -si alguien necesitaba escuchar todos los temas ejemplares de la banda para morir en paz, ya lo podía hacer. Solos estridentes, la formación circular de las dos guitarras y bajo, Vedder intentando acercarse a saludar al público colapsaron al Parque O’Higgins en una gran ovación. Sin descanso la banda arremetió con el tema Keep On Rockin´In the Free World -original de Neil Young, abuelo de todo quien se considere postpunk- con la compañía de Josh Homme (QOTSA) y Perry Farrell (fundador de Lollapalooza) -pregunta, ¿se hizo la cirugía plástica?- Con el cierre de la jornada a cuestas estruendos y fulgores de juegos pirotécnicos complementaron la algarabía que se vivió sobre el escenario y entre el público. Como latinoamericanos no tenemos el contexto con el que Neil Young compuso el tema, pero en una era en que nuestra comodidad local se ve inquietada por los acontecimientos globales de terror, opresión y tiranía, podemos reflexionar que los latinoamericanos ahora somos parte de un mundo globalizado y, ciertamente, «keep on rockin’ in a free world» no solo es entretenimiento, es un derecho a ser defendido. Amén Pearl Jam.
«¿Una más?», preguntó Vedder y la guitarra solista de Yellow Ledbetter abrió camino a la voz de Vedder -entonada, profunda y «earnest»- que sirvió para recordar a todo el público de lo qué esta hecho el rock: una convicción profunda de tener algo que contar al mundo a través de la voz, la guitarra, el bajo, y la batería. El tema se desarrolló hasta que volvió a sonar el solo en guitarra del tema, el público con sus palmas preparaba un gran aplauso final que supo a abrazo. Eddie Vedder, presentando a todos los miembros originales de la banda, cerró con, «lo dije hace dos años, ¡viva Chile, mierda!». Los que estuvimos presentes, los que hemos seguido a la banda por más de 20 años, decimos, «viva Pearl Jam, mierda!»
*Las imágenes fueron tomadas del streaming de Lollapalooza