‘Dar papaya es dar motivos para que te molesten’ y a los integrantes de la banda Papaya Dada les encanta dar la contra y mostrarse tal cual son. Este grupo de música mestiza junta elementos del jazz contemporáneo con chicha, creando así un nuevo género musical: la chicha radioactiva. Se definen como once ‘longos’ que encontraron su identidad en una fusión totalmente fuera de lo común.
Hace seis años comenzaron haciendo jazz y evolucionaron a lo que ahora llaman chicha radioactiva. La idea nació de una intención por “abanderarnos de un sonido más nacional dentro de ese lenguaje del jazz”, cuando viajaron a un programa de la Embajada de Estados Unidos. En ese país se dieron cuenta de que los ritmos andinos que siguen el compás el 6×8 fusionados con jazz creaban un género totalmente novedoso. Ya en Ecuador, decidieron hacer que la banda crezca y hacer un doceto: el cuarteto original, dos percusiones y seis vientos.
Dicen que hacen música mestiza…
Esteban Portugal: Porque el folcklore es una palabra muy complicada, pero tocamos música popular. Yo considero que la música popular ecuatoriana, como se entiende escolásticamente, está muerta. La música popular ecuatoriana que está viva es la chicha. La chicha es música mestiza porque es la melodía andina con instrumentos europeos.
El punto de equilibrio entre la música académica y la música “bailable” es una cuestión clave para la banda. Para Paúl Caraguay, descubrir “ambas partes tanto del jazz, como un género contemporáneo, con la música popular bailada por el pueblo” responde a la transformación de la música tradicional ecuatoriana. La chicha radioactiva, entonces, es esa unión entre los elementos de la música popular contemporánea y el estudio académico.
La Papaya Dada es el resultado de la diversidad cultural dentro de un mismo país. Sebastián Segovia define el proceso de creación de la chicha radioactiva como “un Tahuantinsuyo bailable”.
Al ser un grupo de música popular bailable, ¿tienen algún tipo de performance establecido?
Paúl Caraguay: Cada vez que tocamos en el escenario, lo que proyectamos es lo que sentimos cuando tocamos. No tenemos una forma de pararnos en un escenario, son las ganas de divertirse.
Sebastián Segovia: Como no tenemos ese uniforme que nos homogenice, cada uno va con su estilo. Muchas veces me toca estar de terno, y me convierto en ese personaje.
¿Cómo ha cambiado la reacción del público en estos seis años?
PC: La gente se siente identificada y ya está perdiendo ese…
¿Dirías prejuicio?
PC: Sí, totalmente. Prejuicios sociales de que la chicha es estrato bajo y que la gente de clase alta no la escucha, pero después de las dos de la mañana van a estar bailando cualquier tema de Gerardo Morán.
Cuando decidieron hacer este tipo de música, querían sentirse mestizos. Para ellos es muy importante hablar sobre si su música es o no ‘longa’. Esteban Portugal cree que esa palabra es una forma de “menospreciar a todo el pueblo”, algo así como irse en contra de la propia naturaleza de cada uno. Por eso a ellos les gusta admitir que son ‘longos’. “A mí que me digan ‘tu música es longa’ me hace sentir que lo logré”, dice Paúl Caraguay.
Para ustedes, ¿la identidad es un valor de la banda o una forma de mantener las tradiciones nacionales?
ES: Yo creo que ni la una ni la otra, cogimos eso porque nos nació y porque nos gusta. Porque somos cholos. No es una postura, es natural.