Pánico en la cabina

Foto: Luciana Musello

La entrevista con Pánico fue un interrogatorio. Después de ver el video de “No pude ir a la fiesta” hace un par de semanas –y escuchar obsesivamente su música desde entonces–, empecé a acumular preguntas urgentes para Sebastián Valbuena, el músico de 24 años que encontró su seudónimo artístico en un texto de Burroughs: Pan, el dios del Pánico.

Pánico trabaja como cualquiera de nosotros, es decir ocho horas y tiempo extra. Su oficio: músico tiempo completo. Estudió artes visuales porque lo que siempre hizo fue dibujar. La música, en cambio, era un hobbie de secundaria que poco a poco, se convirtió en lo de siempre. “Lo otro”, como él llama a la ilustración, se puso al servicio de la música en sus videos y portadas.

El estilo visual de Pánico –blanco y negro, trazos simples y animación clásica– le debe todo a la animación japonesa y a su kit casero de papel bond, lápiz, rapidógrafo y escáner. En la música, la técnica es incluso más lo-fi: graba todo con el micrófono de la compu, sin interfaz si quiera. Esta economía en la grabación ha producido 10 álbumes en 5 años de experimentación musical, todos de micropop depresivo.

Autorretrato hecho para Radio COCOA / Pánico

Micro porque las canciones de Pánico no duran más de 1′ 30» (es urgente grabar, antes de olvidarlas). Pop por el amor y la música popular. Depresivo por el sonido melancólico, como si recién hubiera dejado de llover. No., su penúltimo álbum, ilustra bien las particularidades de este género paniqueado. Todas las canciones duran 1′ 15», todas empiezan con «No» y todas tienen la misma instrumentación. Es el álbum más conceptual de Pánico. Ah! E hizo todo en un día.

Su último álbum, PANICO, salió en febrero. Incluye musicalizaciones de poemas de Medardo Ángel Silva, Andrés Caicedo y Julio Cortázar. Algunas canciones usan samples, un recurso exquisito en Pánico: discursos, extractos de pelis o hallazgos únicos como el sample (es importante que le den click al hipervícunlo) del tema «El niño bueno», que a propósito es el poema de Cortázar. ¡Hace rato que Cortázar no sonaba tan increíble! El sonido del álbum recuerda al pasillo. ¿O al folk? ¿O tal vez a la marcha? ¿A ratos bossa?

Sebastián espera sacar dos álbumes este año. El primero es un proyecto de guitarra y voz.  El segundo es una revisión de la sonoridad de sus primeros experimentos musicales: cosas extrañas que resultaban de una instrumentación poco prolija. Pánico terminó la canción que grabó en la cabina de Radio COCOA la misma semana. Tal vez la volvamos a encontrar como parte de un álbum. Por el momento está acá: micropop depresivo hecho en casa para escuchar en la casa, porque lo cierto es si es que quieren ver a Pánico tocar en vivo, tendrán que invitarle.

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