Palíndromo En Esencia: solos de piano para el alma posmoderna

por Juan Sebastián Jaramillo
Si no lo han hecho, vayan a escucharlo ya. El segundo álbum de solista de Daniel Mancero destila talento y creatividad. Es el trabajo de alguien que pule meticulosamente los aspectos técnicos y la composición de su obra en piano.
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Fotos: cortesía de Willan Farinango

El pasado 12 de septiembre, el pianista ecuatoriano radicado en París, Daniel Mancero, lanzó “Palíndromo”, un repertorio de diez piano solos.  

Daniel Mancero puede sonarte conocido de algunos lugares. Por un lado, trabajó en la musicalización de la película documental La muerte de Jaime Roldós.

También, es probable que hayas visto alguna de sus varias sesiones subidas a Youtube, o escuchado alguno de sus anteriores proyectos como Mancero Trío (jazz poscolonial) o Ashes to Machines —un proyecto del que existe poco registro, en el cual colaboró junto a Héctor Napolitano y dos músicos franceses, fusionando jazz con música latina y electrónica—. 

En fin, la trayectoria de Mancero es larga y tiene un historial de experimentación amplio, que oscila entre el jazz, la música clásica, música latina y música fusión contemporánea. Basta con poner su nombre en el buscador para toparse con varias entrevistas donde explica su filosofía de lo poscolonial y lo andino como bases de su música

Producción

Palíndromo es su segundo álbum como solista. En 2018, sacó Piano Solo, un E.P de ocho canciones, producido por Ivis Flies y donde se estrenó como solista. Ahora, con este nuevo lanzamiento, Mancero muestra una mayor madurez musical y más atrevimiento al rato de componer.

Esto se puede ver en canciones que van desde lo intenso y vertiginoso, como la canción que abre el álbum, “Desperdigado”, hasta lo melancólico, como en “Charco helado” o “A la sombra del escritorio de mi tayta”. Un avance del álbum lo puedes encontrar en Spotify y al álbum completo en el bandcamp de Daniel.

 

El disco lleva el nombre del fenómeno literario que consiste en frases o palabras que se leen igual de izquierda a derecha que de derecha a izquierda. Esto, cuenta Daniel, se debe a la canción homónima, que musicalmente se puede leer en ambos sentidos.

Lo produjo Willan –Willy– Farinango y lo grabaron en apenas dos días y luego de dos semanas de trabajo de producción. Está basado en composiciones que Daniel tenía guardadas, como “Iskrap”, y otras que trabajaron juntos. Vale mencionar que este par ya había trabajado a manera de dúo, guitarra y piano, produciendo canciones bellísimas como lo son ”Yasuní” y ”Luna Azul”.

La grabación la hicieron en París, en febrero, justo a tiempo, antes de que las fronteras del mundo se cerraran por el coronavirus. Pero esto no detuvo a la colaboración transnacional. La masterización fue hecha en Buenos Aires y las ilustraciones del disco las hizo el dibujante mexicano, Pedro Strukelj (@pedro_strukelj). 

Música contemplativa en la era de los estímulos

Si observamos la trayectoria de Mancero, podemos ver que es un músico que ha pasado de trabajar en conjunto a trabajar como solista de manera progresiva. De los cuartetos al trío, del trío al dúo y del dúo al solo de piano. Sin embargo, me atrevería a decir, su música ha hecho lo contrario, yendo de menos a más

Es reconfortante encontrarse con un álbum como Palíndromo en medio de este caótico 2020. Por el lado musical, el mundo se encuentra en un punto en el que ya no sabe qué más mezclar para crear cosas buenas y originales. 

Ya mezclamos trap con flamenco, con Rosalía, electrónica con música andina, con Nicola Cruz, reggaetón y pasillo, con Fabrikante. Y está bueno eso, han salido grandes representantes ecuatorianos y latinoamericanos gracias a la música fusión. 

Pero la música de Mancero en Palíndromo es diferente. En vez de combinar instrumentos ancestrales con herramientas contemporáneas, él descompone la música y la reduce a un solo instrumento. 

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Mancero tocando el piano. Foto: cortesía Willan Farinango

De alguna manera, logra sintetizar con sus dos manos ritmos y música que tradicionalmente es tocada por varios instrumentistas, como lo son el jazz, la música clásica y los ritmos latinos. 

Además, como el buen jazz, tiene su alta dosis de improvisación, lo cual nos demuestra la habilidad de este gran pianista y compositor. Resulta imposible escuchar el álbum y no preguntarse cuántas manos tiene Daniel, o cómo no se le cansan los dedos y la mente por tocar a tal velocidad y con tal grado de sincronización entre su hemisferio izquierdo y el derecho.

No más poscolonialismo

Aunque Daniel dice que en este álbum decidió desprenderse de sus anteriores búsquedas con la música popular ecuatoriana, el sonido andino está ahí, en algunos ritmos. Y en el sentimiento que transmiten las canciones. También está en los nombres que llevan estas, como si desmarcarse de la identidad de uno fuera una misión imposible

Y esto último es un atrevimiento y una posición política. Daniel, hincha de lo poscolonial y confrontativo con la música academicista, que paradójicamente es de donde viene, decide mantener en español y en kichwa los nombres de las canciones del álbum, enviando un mensaje. 

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Daniel realiza un giro de tuerca y mete ritmos y sentimientos andinos. Foto: cortesía de Willan Farinango

“No quiero que me escuchen los europeos o los gringos, quiero que me escuche mi gente”, es lo que me imagino diciendo a Daniel con esta decisión.

El reconocido filósofo ecuato-mexicano y teórico crítico, Bolívar Echeverría, pensaba que la modernidad capitalista se basaba, entre otras cosas, en la blanquitud de la cultura. En sus palabras, “el ser auténticamente moderno” llegó a significar, en cierta medida, “el pertenecer” a la raza blanca, en términos culturales.

Lee también en Radio COCOA: Ambos tres en esencia: mirar las cosas chiquitas de la vida

Entramos a la polémica, puesto que, bajo esa perspectiva, la música de Daniel Mancero podría responder a los procesos colonialistas y de blanqueamiento de la cultura. No podemos olvidar que el piano y la música clásica y academicista vienen de Europa.

Sin embargo, Daniel, quien en otras entrevistas se ha declarado seguidor de Echeverría, parece confrontar esa blanquitud desde el mestizaje. Es él, ecuatoriano, mestizo, latinoamericano, quien se apropia culturalmente del piano. Es él quien le vira la tortilla a la música académica y le introduce, de manera implícita o explícita, los ritmos y sentimientos andinos. Y lo hace desde París, cuna del modernismo europeo

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El dúo. Mancero y Willan. Foto: cortesía de Willan Farinango

Pero, ¿por qué arriesgarse a componer y producir música tan experimental en las composiciones y tradicional en la forma, en pleno 2020? ¿Hay público para este tipo de música en Ecuador? Desde Radio COCOA sabemos que sí. Aunque a Daniel parece no importarle eso. 

“El objetivo general de mis proyectos, aunque me arrepienta un poco, no han tenido este objetivo de ser masivos”, dice Daniel. Él reconoce que este tipo de música no es muy atractiva, ya que carece de ciertos estímulos como la letra o el hecho de que no es bailable. Sin embargo, admite, el hacerse masivo “es un objetivo a largo plazo”.

No sé si Daniel Mancero llegue a ser masivo. Ni siquiera sé si llegue a ser reconocido por la mayoría de melómanxs ecuatorianxs. Pero, amigx lector/a, si has llegado hasta aquí, te invito a desconectarte un tiempo de la realidad, ponerte cómodx, cerrar los ojos, y escuchar Palíndromo. Tal vez, te pase como a mí, y el disco te sirva de una bocanada de calma, para relajar los músculos de la mente

Canciones que no te puedes perder: “Desperdigado”, “Palíndromo” y “Pesadilla con fideítos”.

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