Pablo Iturralde: «No soy artista, soy comunicador»

por Bernarda Troccoli
Pablo Iturralde

Pablo Iturralde en su estudio / Foto: Sol Freire Figueroa

«La forma sigue a la función». Esa es la premisa que se quedó grabada en la cabeza de Pablo Iturralde. La aprendió cuando estudiaba diseño gráfico. La consigna lo ha acompañado por 20 años de carrera y se ha impregnado en todo su trabajo.

Cuenta que sus cuadernos del colegio estaban llenos de gráficos. «Encontraba facilidad para expresarme a través del dibujo. Siempre tuve dificultad para escribir y hablar». Más tarde optó por estudiar diseño, dejando de lado la carrera que sus padres querían para él: leyes. «Todo lo que tenía que aprender en mi carrera me gustaba mucho: cine, literatura, comics, arte. Además, se hacía mucho énfasis en la teoría de la comunicación. Eso me enriqueció mucho, me di cuenta de que yo no soy un artista, soy comunicador».

Pablo Iturralde se define como un creador de mensajes. Este oficio lo ha llevado graficar tanto en el campo público, como en el privado y artístico. Así, él es responsable de la imagen global que Quito tuvo entre 2003 y 2008. Ha trabajado también con grupos empresariales grandes como Supermaxi, Pronaca y Metropolitan Touring (por mencionar algunos). A su extenso portafolio, se suma su colaboración con la última generación de cineastas locales.

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Estudio Ánima / Foto: Sol Freire Figueroa

El comunicador quiteño regresó hace poco de Francia, donde participó en la muestra “París invita al mundo”. Pablo fue seleccionado, junto a tres de sus obras, para ser parte de los 100 exponentes de este año. La muestra es parte de la Fête du Graphisme, un evento cuyo objetivo es hacer un balance del estatus del diseño gráfico en Francia, Europa y el mundo.

¿Qué fue lo más valioso de haber participado en la Fête du Graphisme?

El grupo de diseñadores con los que tuve contacto. Ellos están preocupados del acto de comunicación que implica el diseño gráfico, les interesa el acto humano. En estos eventos no importan tanto los grandes clientes con los que hayas trabajado. Lo que importa es que el diseñador vaya más allá y pueda entender a una cultura que está representada a través de un gráfico.

Pablo es autor de “Duales y recíprocos , la comunicación visual del Ecuador”. El libro condensa una investigación sobre  los códigos gráficos de las distintas etapas del país. Esta investigación no propone traer gráficas del pasado para usarlas en el presente, sino que busca entender las motivaciones de un tiempo u otro. En medio de las diferencias entre época y época, encuentra elementos constantes.

¿Cómo empieza tu búsqueda de la identidad como esencia del diseño?

Yo era bueno con la técnica pero sentía que mis primeros diseños carecían de identidad. Me pareció fatal no tener esa fuerza en mí para poder identificarme como ecuatoriano y que mis gráficos denoten mi origen. Comencé entonces una investigación personal. Iba a museos y registraba los códigos gráficos que me parecían importantes, anotaba de qué época eran. De igual manera, si iba a un pueblo donde el vestuario indígena me llamaba la atención, lo adjuntaba al registro.  Llegué a tener una colección inmensa de códigos gráficos que traduje a digital. Luego comencé a escribir.

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Páginas de “Duales y recíprocos , la comunicación visual del Ecuador”/ Archivo de Pablo Iturralde

Al trabajar en áreas tan variadas, ¿Qué aspectos de tu forma de trabajo son constantes al crear?

He desarrollado un método con mi experiencia y al haber conocido a grandes diseñadores. Me niego a creer en la lluvia de ideas o la inspiración, la referencia de Google o la libre creatividad. Eso es irresponsable. El método se basa en entender el mensaje que debo construir. Si se trata de una empresa, debo conocerla tanto o más que su dueño, tanto o más que sus consumidores…Yo no creo en la estética. Si no me gusta visualmente un gráfico pero cumple la función de comunicar, ya tengo una base.

¿Cómo inició tu relación con el cine?

Llegó por casualidad, por la relación de amistad con Sebastián Cordero. Él me dio el guión de «Ratas, Ratones y Rateros». Entendí que la historia se trataba de pérdida de inocencia, cómo somos vulnerables de caer en la trampa de la maldad. Podíamos optar por poner en el afiche  la cara del actor principal al estilo Hollywood, o encontrar un elemento que pueda resumir la trama. La trampa pintada de bandera del Ecuador y rodeada por noticias del «Extra», daba esa sensación de vulnerabilidad de todos frente a una trampa que se llama Ecuador y que te puede atrapar. Todo fue armado a mano.

*

El afiche de «Ratas, Ratones y Rateros» fue uno de los tres trabajos que lo acompañaron a Francia este año. Otro de ellos fue el póster  que hizo para la película «Tinta Sangre», de Mateo Herrera.

¿Cuál es la historia detrás del afiche de «Tinta Sangre»?

Cuando se estrenó  «Tinta Sangre», la gente me decía que había quedado muy bien el afiche. Lo comparaban con una escena de la película. La verdadera historia es que el afiche se hizo 12 años antes. Lo hice para una película que nunca se filmó. Se llamaba «Maldito Frenesí» y trataba de un cineasta que tenía en su estudio los pósters de las películas que había hecho. El que se convirtió en la imagen de «Tinta Sangre», era uno de ellos. Como nunca se filmó y yo ya había hecho todo el material, lo mandé a concursar y le fue muy bien. Un día que Mateo Herrrera vino, porque yo soy  también diseñador de su banda de rock, vio el póster y me dijo que le encantaba. Cuando le conté la historia, dijo que escribiría un guión para ese afiche.

Ahora, Mateo Herrera escribe un nuevo guión para otro de los afiches de Pablo. El diseñador señala a una de las paredes de su estudio, indica uno de sus diseños. «Esa es la nueva película de Mateo”, dice.

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