Munn en El Deck

por Radio COCOA
Pablo Molina, Mariela Espinosa y Miguel Espinosa / Foto: Ga Robles

Pablo Molina, Mariela Espinosa y Miguel Espinosa / Foto: Ga Robles

Marcos: “Déjense llevar…”, dice Mariela mientras los sonidos atmosféricos de Munn inundan el lugar. El sonido de las frecuencias electrónicas difuminan el ambiente. Es un eco ondulado que deber ser lo más parecido a un viaje hacia otra dimensión. El vuelo al mundo de la banda inicia.

La batería de Pedro Ortiz rompe la atmósfera con un ligero sonido del platillo más el “pum” del bombo. Es la señal de que hemos llegado: “Aquí/Ahora” empieza a sonar y la gente comienza a moverse, aunque el lugar sea limitado e incómodo. El escenario está ubicado hacia el fondo, rodeado de mesas repletas y de gente apilada en los pasillos mientras ven a la banda alejándose, transformándose…

Analoji: El concierto no parece concierto, más bien me siento en un lugar acogedor donde la banda toca mientras se despoja de su formalidad. Mi oído funciona el doble. No puedo ver bien lo que sucede en el escenario y a veces cierro los ojos para que la experiencia sea más auditiva.

Al frente mío, un hombre se deja llevar… Se mueve por todo el espacio que tiene disponible. Cuando termina la canción parecería que vuelve de ese lugar en el que estuvo durante los minutos que pasaron. La música tomó su cuerpo y supongo que le hechizó un poco.

Marcos: La banda acaba de tocar algunas canciones, entre nuevas y conocidas. Este es su primer concierto después de un buen tiempo fuera de la tarima. El sonido de un piano se mezcla con los gritos de la gente. ¡Ya la reconocieron! “Es en la oscuridad”, un tema perfecto que explota la melódica y bien sostenida voz de Mariela, mientras el bajo de Álvaro Andrade la acompaña.

Voces procesadas y pulsaciones lentas son la marca del resto de su repertorio. Las guitarras (Miguel Espinosa y Pablo Molina) le dan ese detalle perfecto, el complemento para que la música de esta banda tenga identidad. El juego de guitarras es preciso y emiten su sonido desde los costados, y en medio de ellas, está Mariela.

Mariela y Pablo envolviendo al público con su sonido / Foto: Ga Robles

Mariela y Pablo envolviendo al público con su sonido / Foto: Ga Robles

Analoji: Mariela está en el escenario y viste una falda negra con motivos que parecen blancos, y una camiseta (también negra) pegada a su cuerpo. Su peinado, de manera especial, combina con unos aretes que brillan con la luz que los ilumina. ¿En qué piensa? ¿qué siente? Tal vez es ella misma, mientras transmite su fuerza por medio de la voz y el lenguaje corporal.

La energía sobre el escenario es intensa. Todos los músicos se mueven, cierran los ojos y se dejan llevar. La puesta en escena de Munn parece muy honesta. Hay cosas que se sienten y la música que sale del escenario se cuela por los oídos de todos los asistentes: me transmite una sensación de virtuosismo y legitimidad.

Marcos:  Antes del encore, suena un tema que no deja de sorprender y evolucionar. “Espiralesr” es una canción especial, espontánea, siempre cambiante y original, de esas que no están listas para dejar a la banda. Los “Espirales” comienzan a rodear el bar con un sutil movimiento heliocéntrico desde el escenario. Ahora la canción es un poco distinta, con un teclado menos rítmico que antes y sin el agudo sonido de la guitarra en el intro. Es más lenta y oscura, pero a la gente no le importa, está entregada y la canta con fuerza.

Munn / Foto: Ga Robles

Munn / Foto: Ga Robles

Analoji: Si cierro los ojos me mareo, porque es como si estuviera dentro de algo circular que da vueltas y vueltas, y vueltas. Sólo siento cómo la voz de Mariela entra por mis poros y doy giros con ella… Al Marcos, en cambio, le hace flotar, como si perdiera un poco de gravedad sobre su cuerpo. Él flota cuando yo doy vueltas, mientras escuchamos la misma canción.

Creo que lo que más me gusta de Munn son sus letras. «En la oscuridad», «Espirales», «En Silencio», «Sobre el mar» y las demás canciones que tocaron por primera vez, pero que saldrán en su próximo disco, forman parte de una narrativa ambigua. Es difícil seguir la letra sin pensar en algo más, sin sentirte parte de algo externo a ti. Lo bueno de esa falta de literalidad es que puedes hacer la canción tuya: entender la melodía y cada palabra de acuerdo a tus propias concepciones. Entender lo “infinito del mundo” de acuerdo a tu noción abstracta, de acuerdo a lo que en ese momento estés sintiendo.

Marcos: La canción termina con el viaje. La bulla, los aplausos y los gritos no paran. Ahora la energía es inversa, todo hacia el escenario. El griterío es lo que hace volver a la realidad, al mundo terrenal después de viajar con los Munn. La banda agradece, no lo cree y la bulla sigue. ¿Qué más se puede hacer? Después de habernos llevado por un tremendo viaje musical.

 

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