Motorama es una banda de post-punk rusa con más de 10 años de carrera, influenciada directamente por bandas como Joy Division (la voz de Vladislav Parshin recuerda mucho a la de Ian Curtis), The Smiths, The Cure, entre otras clásicas. Pertenece a una ola reciente, en la que también se suben Protomatyr, Film School, Viet Cong y Sleaford Mods.
La camada de proyectos son fieles a sus géneros e incluso emulan bastante de sus bandas ídolas e intentan recordar, mantener vivo el género y probar que su música puede sonar igual de bien que la que los influenció. Motorama cuenta con tres álbumes de estudio: su debut, Alps (2011), Calendar (2012) y el –irónicamente nuevo-, Old (2015).
A lo largo de su trayectoria, su discografía ha mantenido un sonido similar. Algunos dirán que han lanzado el mismo álbum tres veces. Sin embargo, cada vez que lo han hecho, han logrado que el estilo y la fórmula guste de nuevo. Motorama mantiene una fidelidad a las raíces del género, desde las letras oscuras y tristes hasta las bailables líneas de bajo. La estática batería sumada a una voz grave y perturbante también son rasgos que Motorama toma del post-punk para volverlos marcas de su identidad sonora. Con el tiempo se ha convirtiendo en una de las mejores bandas de post-punk que hay hoy en día.
A pesar de la grandiosidad musical que tiene esta formación rusa, hay una razón incluso más importante para ir al show que dará en Quito. La diversión y el buen espectáculo están prácticamente garantizadas con ellos. El concierto de Motorama es una declaración.
De llenarse, probaría dos cosas. La primera es que en Ecuador sí hay gente que escucha música diferente a la que nos traen (cosa que se sabe hace tiempo, pero siempre es bueno recordar) y que está dispuesta a pagar por un show.
La segunda, es el formato del show que queremos ver. Si bien a todos nos gustan los shows de bandas grandes, llena-estadios, como aquellas que han venido ocurriendo (Metallica, Paul McCartney, El Cuarteto de Nos, Sting, Megadeth), hay otro tipo de shows que desde otra experiencia, resulta entretenido y factible en lo económico para ambas partes: los conciertos de capacidad media.
Con bandas que ciertamente no pueden llenar un estadio de 50.000 personas pero con facilidad pueden llenar venues de 500 a 1000, son una buena opción para saciar las ganas de música diversa y propuestas atractivas durante todo el año.
Ha pasado ya. Está el caso de Adanowsky, quien hace poco tocó en Guayaquil, en un espacio menor y el de Monsieur Periné en Quito. Por poner otro ejemplo, en Buenos Aires, las funciones de artistas como Mac Demarco, Warpaint o CYHSY, también llegan bajo ese formato más pequeño. Venues de capacidad limitada, en un concierto íntimo pero donde se agotaron las entradas y hubo alta satisfacción del público.
Que el concierto de Motorama se llene, marca la pauta para que las productoras se empiecen a enfocar en este target. BookThem ya lo hace, y así deberían seguir el ejemplo por lo menos las productoras de corte independiente.
Motorama es exactamente el tipo de banda que entra en la descripción: banda que sus fans creen que nunca verán y que poco a poco agarra fanaticada hasta poder llenar un teatro, una discoteca, o un coliseo pequeño. Por eso y más vale la pena pagar una entrada para ver a una banda que viene, junto con su trayectoria; a tocar a un país al que muchas bandas no llegan por falta de demanda. Que tú y 20 personas más la pasen bien no es suficiente para darle de comer a la productora, necesitamos más gente en los conciertos. Asistan. Muevan su escena.