Luego de un año y dos meses de trabajar juntos, luego de muchos conciertos, luego de conocerse, los integrantes de Moshi Moshi tienen en sus manos su primer LP: Moshi Moshi.
Los 10 tracks representan la madurez de una banda que ha caminado a pasos rápidos y ha surfeado las olas de la oportunidad. Moshi Moshi es de esos proyectos que aprovechó la marea alta en Guayaquil. Gente hambrienta de música independiente, una ciudad con proyectos indie efervescentes; y sobre todo, la conexión inmediata de sus integrantes para consolidar un sonido fuerte, reverberoso y dentro de lo indie, con una esencia de vainilla fuerte en forma de post-punk.
Sí, el reverb es elemento imprescindible y fue fabricado de formas digitales y analógicas, en el laboratorio donde todos los sonidos posibles. De hecho, para su grabación utilizaron varios juguetes en pos de darle ese feeling vintage y vibrante.
“Usamos muchísimo el space echo roland (delay de cinta) que tiene una textura única, por ahí pasamos muchas guitarras, en la batería también se uso un cuarto de madera con mucha reverb natural, además de tecnología analógica vintage en los bajos y las guitarras usamos para poder obtener todo el vibe.” (Roberto Chalela)
Moshi Moshi ahora se levanta buscando nuevos retos. Su propuesta ahora es más firme y decidida, tanto como su apariencia al momento de subir al escenario: Todos con uniformes onda anime. Ese lado, el japonés, prevalece como una firma que cubre toda su música y la representa. De ella se afincan también el carácter surreal de sus letras, los nombres de sus espacios (su centro de producción es conocido como el Dojo). Así, entre las canciones, encontrarán por ejemplo el tema “Osakini”, que describe una serie de sucesos “muy al estilo anime”.
El disco homónimo fue grabado en los últimos meses en GRABADOR y del resto se encargó Roberto Chalela, en Dojo Records.
Tres EPs de garantía
Casi por estas fechas, un poco antes, Moshi Moshi lanzó su segundo EP Hello Hello, un producto que a muchos permitió acercarse por primera vez a la música de la banda con nombre japonés y estética llamativa. Salió vía Bandcamp con posibilidad de descargarlo gratuitamente. Más adelante le siguió el ritmo Konsāto, el tercer EP.
Si regresábamos a El Niñou, nos encontrábamos con temas simples pero juguetones en una onda experimental donde ya se percibía la onda surfer, saturada por guitarras post-punkeras y la voz de Roberto Chalela entre nostálgicos coros de mujer. ¿Quiénes eran? ¿Qué querían de nosotros? La tapa del EP exponía un teléfono amarillo con un globito de diálogo en japonés. Por dentro, letras en inglés y español nos hablaban de reconexiones, de deseos.
En Hello Hello, en cambio, la tapa exponía entre un fondo índigo chicle, a un extraño sujeto nipón, saliendo de un círculo magenta. Esa provocación gráfica no es casual y no se la entregaron como si fuera cualquier cosa a Ericka Coello, la cómplice del diseño de los productos con marca Moshi Moshi. Ahora, ese ojo en esa mano, esos dedos desfragmentados, esas púas de luz rosa nos envían otros mensajes.
Hoy, 15 de diciembre, a través de Radio COCOA lanzan #ElÚltimoDiscodelAño, lo que nos produce una extraña sensación de que pese a que el 2015 se acaba, escuchando su música podemos estar seguros de que se vienen tiempos mucho mejores.
Les presentamos, finalmente el anunciado último disco del 2015: