Mauricio Noboa

por Ana María López Jijón

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Mauricio Noboa se presentará el domingo 23 de marzo en el Teatro Nacional Sucre

Mauricio Noboa se presentará el domingo 23 de marzo en el Teatro Nacional Sucre

Cuando Maurcio Noboa era pequeño, su mamá escuchaba jazz en la casa. Entre los artistas que más recuerda, está Art Farmer. «Parece que allí empezó mi afición por esta música», cuenta. Comenzó a tocar la guitarra a los doce años. Asistía a encuentros bohemios y musicales que ampliaron su interés por adoptar la música como un estilo de vida. Después, ya en el colegio, formó parte de un grupo de folclore.  Ese fue el primer acercamiento formal a la guitarra.

Estudió arquitectura en la Universidad Central, pero al terminar la carrera decidió seguir el camino de la música. Mauricio cuenta que su decisión estuvo influenciada por las clases de historia del arte que recibió. «Me dieron otra perspectiva de lo estético y de lo creativo».

Antes de entrar al mundo del jazz, transitó por diversos géneros y formó parte de algunos shows. «Quise saber cómo crear melodías, y de esa manera conocí al jazz». Empezó a estudiarlo cuando ya tenía cerca de diez años tocando la guitarra.

Mauricio  admira la facilidad que tiene el jazz para acoplarse a otra música. Así, le gusta  fusionarlo con ritmos latinos. Trabajó con artistas encargados de investigar y documentar música popular ecuatoriana -especialmente la de la cultura afro ecuatoriana-, de esa manera nació el interés por mezclar ambos géneros.

La popularidad que ha ganado el jazz en Ecuador es para Mauricio el resultado de un trabajo en conjunto. «Es fruto del sacrificio de quienes hemos buscado que a esta música se la conozca. Luego diversas instituciones educativas y culturales, han creído en proyectos de difusión. En los últimos años, el Teatro Nacional Sucre ha tomado liderazgo en este campo». Además, dice que el interés de los músicos jóvenes ha logrado que cada vez existan más espacios para conocer y divulgar este género. Admite que es difícil vivir del jazz. Sin embargo, afirma que es inmensamente rico en recursos que se pueden aprovechar en cualquier tipo de música.

No recuerda exactamente cuál fue la primera canción que compuso, pero sí por qué lo hizo. Empezar a crear fue resultado del interés por fusionar los recursos musicales con los que había estado trabajando. Para él, componer es un asunto de gran esfuerzo. Cuenta que no ha tenido la suerte de conocer a las musas de la inspiración. Ha sido el trabajo riguroso el que le ha permitido expresar las emociones y sensaciones que han formado parte de su vida.

De su trayectoria musical, lo que más resalta son las oportunidades de participar en eventos internacionales. Para él, la riqueza de esos encuentros está en la transmisión de conocimientos de música popular ecuatoriana, a músicos y artistas de otros países.

Lo que más le gusta de ser músico son las experiencias que la profesión le ha dado. A lo largo de toda su trayectoria, se ha encontrado con gente muy diversa en lugares increíbles. Gracias a la música, conoció a la madre de sus hijos. «Ahora tengo el orgullo de ser padre de un joven y reconocido músico de nuestro medio».

Sus referentes musicales son varios. Sin embargo,  los más importantes son Joe Pass y Chet Baker en el jazz. «Puedo citarte a Luis Bonfá, Joao Gilberto en la guitarra brasileña y además, de ese país, cantantes como Elis Regina, Gal Costa y últimamente a Joyce. En el campo de los arreglos, mi favorito ha sido el norteamericano Don Sebesky», explica.

 

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