Manu Chao y Calle 13 en Quito

por Radio COCOA

Foto: Ismael Cancel (tomada de Twitter oficial: Calle 13)

Quien abrió el concierto de Manu Chao y Calle 13 fue una lluvia intensa que decidió dar un repertorio de dos horas seguidas. Alrededor de 25 mil personas abrían y cerraban sus paraguas al ritmo de la llovizna. Los ponchos de agua fueron los únicos que dieron un poco de color a la noche color gris, sólo que después se rompían y se enredaban en los pies.

Maki (Martín Kingman), fue el primer artista en presentarse en el show. Al llegar al escenario, rapeó tres canciones y se despidió agradeciendo al público por apoyar a la escena nacional.

Pocos minutos más tarde, Papá Chango subió al escenario. Lo más memorable de su presentación fue la intervención de un integrante de los NIN en una de sus canciones. Después de miles de videos que parecían bajados de YouTube, dijeron “Ecuador es el mejor país del mundo” y regresaron a los camerinos.

Más tarde, luego de varias horas de acuosa espera, la locura colectiva inundó a los que, separados por una reja y un cordón de policías, esperaban la llegada de Manu en “cancha”.

Fueron pocos los primeros en cruzar la frontera, tacleados por los policías y sometidos a un tratamiento de gas lacrimógeno. Pero con los tres inaugurales tonos de las cuerdas vocales del francés, la barrera se derribó y parte del público demostró que no hace falta pagar más para tener un mejor puesto.

Esa irrupción generó un ska con golpes más justificados. Manu Chao empezó a cantar y la lluvia paró finalmente. “El Señor Matanza” fue uno de los temas más coreados de la noche, seguido por “Clandestino”. El estadio se llenó de una neblina de THC que pareció intensificarse al momento de sonar el tema y su línea de “Marihuana, ¡ilegal!”.

Después de muchas despedidas y de un recorrido por varias de sus canciones, Manu Chao dijo adiós con el tema “ Mala Vida” y dijo estar en contra de la minería y de los políticos que llegan al poder fingiendo interesarse por estas causas. El público, cual grupo defensor de los derechos de la naturaleza, lo ovacionó por sus palabras y fingió por unos momentos estar indignado por una situación que ni la mitad conocía.

Después de la euforia, llegó nuevamente otra larga espera. El cansancio, el peso de la ropa mojada, ponchos serpentinosos y paraguazos finalmente bajaron “el volumen a la música satánica”. Ni los hippies, hipsters, reggeatoneros y otros parecían seguir con la energía para recibir al Residente.

Sin embargo, cuando René salió al escenario junto con Eduardo e Ileana Cabra, todos descargaron el último palito de batería que quedaba. Calle 13 cantó temas nuevos como “Latinoamérica”, pero también incluyó en el repertorio algunas de sus primeras canciones.

El rapero se quitó la camiseta y cantó uno de sus temas más populares: “No hay nadie como tú”. También en su presentación, indirectamente cuestionó a un medio local con “Ven y Critícame”. Antes, en su cuenta de Twitter había rechazado el artículo que pone en duda su posición ideológica y lo define como reggaetonero. Con ese tema aconsejó a la gente a no criticar sin fundamentos.

Los últimos saltos permitidos por la musculatura de los pies entumecidos fueron para “Vamos a portarnos mal”. El cantante se manifestó también en contra de la mega minería y cerró el concierto con “ Fiesta de locos”.

A la medianoche concluyó el concierto. Las filas para salir parecían más largas que las de entrada pero finalmente, la muchedumbre fue desvaneciéndose.

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