Los errantes: una novela para viajar a través de lo raro

por Jorge Bayas Lituma
Los errantes, de la última premio Nobel, la polaca Olga Tokarczuk, es el libro perfecto para leer en esta pandemia. Aquí te explicamos por qué.
Los errantes

El año pasado, en octubre, la Academia Sueca, que otorga los premios Nobel de literatura, hizo lo que ha venido haciendo con frecuencia en años recientes —salvo quizá en el 2016, cuando escogió a Bob Dylan, quien ya había sido nominado muchas veces—: sorprendernos.

En lugar de inclinarse por los pesos más pesados de la literatura mundial, o por alguien popular como Murakami, se decidió por dos autores que no figuraban en las apuestas para coronar los años 2018 y 2019.

El segundo fue el austriaco Peter Handke, cuya elección provocó polémica a causa de las posiciones fascistas de este. La primera, y la más interesante sin duda, fue la polaca Olga Tokarczuk, una escritora semidesconocida a nivel mundial. ¿Qué sabíamos de ella? No mucho.

De inmediato, la gente se puso a buscar algo en Wikipedia y se enteró de lo básico. La premiada había estudiado psicología. Era psicóloga y poeta. Y cuentista y novelista. Y tenía un pequeño libro traducido al español, en Editorial Océano, llamado Sobre los huesos de los muertos, una suerte de interesante y bien construida novela de suspenso.

 

Además, era feminista, vegetariana y ecologista. Y todo eso estaba presente en las páginas que había escrito. 

No mucho después de eso, la editorial española Anagrama, famosa por publicar los libros alternativos de moda, hizo un anuncio esperado. Olga Tokarczuk se sumaba a su catálogo editorial con otra novela, la que le había dado fama a nivel internacional: Los errantes (Flights, en inglés).

Un libro que ha sido la sensación del último año a nivel mundial, según lo muestra el sitio especializado en libros actuales Book Marks, y que, pese a ser publicado originalmente en 2007, en polaco, es más actual que nunca.

Y esa es la novela de la quiero hablarles.

¿Qué tiene de interesante Los errantes? Como diría el meme, “ay, muchas cosas”. A continuación, las enlisto.

 

1. No es una novela propiamente dicha

Estamos en pleno siglo XXI, en la época de oro del internet. En el tiempo de la digresión y la falta de atención a una cosa en específico. Saltamos entre Tik Tok y Youtube y entre miles de publicaciones de Instagram. No hay tiempo para fijar la atención en una trama dificilísima, y hace rato que la literatura tomó nota de esto.

Diría que hace casi un siglo.

En ese sentido, podría afirmar que esta novela sigue la línea de libros como El hacedor, de Jorge Luis Borges, o Momentos estelares de la humanidad, de Stefan Zweig. Los errantes es un libro compuesto por muchos textos de tamaño distinto. A veces ocupan dos párrafos y a veces treinta páginas. No importa. Lo que importa es que uno puede empezar por donde guste.

 

Pero valdría la pena comenzar por el principio. Y es que, a fin de cuentas, esto es una novela, con episodios hilados por las peripecias de una escritora “errante” que se desplaza por los aeoropuertos y que sabe que nunca hay un lugar definitivo al que llegar. Y no tendría por qué haberlo.

Mi energía es generada por el movimiento: el vaivén de los autobuses, el traqueteo de los treners, el rugido de los motores de avión, el balanceo de los ferrys” – Olga Tokarczuk, Los errantes

Si ya pasaste por Rayuela y su famoso tablero de dirección, tal vez esta sea la novela para ti.

2. Hay muchas cosas raras

Poco después de empezar la lectura nos topamos, de golpe, con un párrafo bien puesto, contundente. Una especie de anticipación de todo lo que veremos después.

“Mi sintomatología se resume en que atrae todo lo defectuoso, imperfecto, roto. Me interesan las formas amorfas, los errores de la obra de la Creación (…) Todo lo que se aparta de la norma, lo que es demasiado pequeño o demasiado grande, exuberante o incompleto, monstruoso y repulsivo”

De eso tenemos mucho. Por las páginas de Los errantes desfilan los seres más extraños y, al mismo tiempo, más queribles. Extraños hasta más no poder y, sin embargo, asombrosamente comunes. Podríamos ser cualquiera de nosotros. En definitiva, una confirmación de que la excepción confirma la regla y de que siempre estamos al acecho de lo “infraordinario”.

Los errantes

Portada de Los errantes

Por ejemplo, tenemos a Kunicki, que, un día, sin esperarlo, de una forma profundamente insólita, pierde a su familia. La recuperará después y la volverá a perder de una forma algo más prosaica. Y está con nosotros Philip Verheyen, el cual pierde la pierna luego de que una herida muy pequeña se le infecte y, después, comienza a escribirle cartas a su miembro amputado, convencido de que alma y cuerpo son la misma cosa.

Está la misteriosa “errante bientapada”, que se niega a hacer lo que todos nosotros ya hicimos y que, hoy más nunca, nos hemos visto forzados a hacer a causa de la pandemia: establecernos en un sitio. Fijarnos permanentemente en un lugar. Condenarnos a la inmovilidad, al sedentarismo.

Y muchas historias más que no es del caso seguir contando aquí, porque les arruinaría las sorpresas que depara leer este gran libro.

3. Puedes viajar a través de las páginas del libro

Hay unos versos famosos de Emily Dickinson que dicen: “There is no Frigate like a Book/To take us Lands away”. Una traducción podría ser: “No hay mejor barco que un libro para llevarnos a tierras lejanas”. Yo diría: “No hay mejor libro que Los errantes para sacarnos de la dura realidad de la pandemia y transportarnos hacia los lugares más recónditos e insólitos”.

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En sus páginas recorremos Europa, tanto en el tiempo como en el espacio. Pero no esa Europa elegante y patrimonial propia de las guías turísticas, sino la extraña, la sorprendente, la que no imaginamos, vista a través de ojos extrañados que podrían ser los nuestros.

Insisto: no hay mejor lectura que esta en los momentos actuales, en los que hacer un viaje inusitado y profundo alrededor del mundo no es más que un sueño absurdo.

Una de las varias páginas con mapa del libro

4. Frases para subrayar y poner en el Insta o en el Face

Una de las cosas más bonitas de leer buenos libros es que están repletos de frases que puedes copiar y pegar donde quieras. Y mejor si son inquietantes y sugerentes en lugar de deliberadamente optimistas.

Aquí van unos ejemplos que puedes hallar en este libro:

No cabe duda: la tierra es un ser vivo”

Muévete, no pares de moverte. Bienaventurado es quien camina”

Internet es un estafador. Promete mucho (…) Pero a la hora de la verdad la promesa no es más que un reclamo, pues enseguida caes, hipnotizado, en trance”

Su mano tocó un trozo de carne fría, pero no así el dolor”

¿Cómo podían morir en serio si todavía no habían nacido?”

Dios escribe con la zurda en espejados caracteres”

No me hace feliz en absoluto encontrarme a compatriotas en un lugar extraño”

Para quien no pertenece a parte alguna cada movimiento es un regreso, porque nada atrae tanto como el vacío”

Me gusta mucho pensar que la lectura de libros pueda abordarse como una obligación moral de hermanos y hermanas hacia el prójimo”

Que sea el tiempo el que me vigile, no yo al tiempo”

***

Así que ya lo sabes. Ahora que has acabado de leer esta reseña, hay cuatro opciones. La primera es ignorar este post y ocupar tu tiempo en otra cosa. La verdad, no sería algo malo.

La segunda es comprar este libro, no importa si lo haces en una librería local o en Amazon. Que sea en físico o para Kindle es lo de menos. Eres libre de no leerlo, y bien podría ocupar un bonito lugar en el anaquel de tu cuarto.

La tercera es comprarlo y regalarlo como obsequio a alguien que te importe de veras. Esta es una de las mejores elecciones, pues esa persona especial te lo agradecerá.

Y la última es comprarlo para ti y gozarlo como se debe, subrayándolo y leyéndolo una y otra vez.

En fin, eso te lo dejamos a ti. Por lo pronto, te hemos trasladado al pórtico previo a un viaje extenuante y divertido que difícilmente te decepcionará.

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