Los 7 mejores álbumes de la primera mitad del año

Daughter
Not to disappear

El trío de Elena Tonra creó un álbum que sigue la línea de su primer trabajo, pero ahora incorpora un poco más de instrumentación y crea más ambiente alrededor de las letras sobre soledad que trata el disco. La explosión de batería y el espacio suelto que dejan las guitarras crean paisajes sonoros cálidos para climas fríos que hacen que las canciones se sientan lejanas. Incluso los sampleados recuerdan a bandas como The xx, pero sin el vacío. Siempre hay algo sonando. Incluso los momentos más tranquilos tienen un fondo que sigue el hilo del tema.

The Hotelier
Goodness

The Hotelier evolucionó de ser solo categorizado como ‘emo’, a lo que ahora podríamos llamar una banda más de rock. Pero no son-una-banda-más, y esto tampoco es-solo-rock. Digamos que yerba mala nunca muere y su trayectoria se sigue notando a ratos en Goodness. De las deliberadas pausas que toman para tomar aire, a los coros con los que cualquier adolescente se quisiera identificar, cualquier elemento en la construcción de este disco nos remite a lo mejor de sus trabajos pasados. La canción “Goodness Pt 2” muestra la fusión de los géneros con esa batería recordando a Fall Out Boy, pero con guitarras mucho más rápidas y un coro bien sing along. Quizás esta evolución en su forma de hacer un disco, desde el intro en forma de declamación poética y con un interlude acústico, evidencian la nueva cara de la banda que tal vez durará más que lo que hubiera podido durar su etapa adolescente.

Cullen Omori
New Misery

The Smithwesterns caracterizada por su tono garage pop, ha servido a su frontman, Cullen, como el plano para su nuevo proyecto. Con capas casi metálicas y voces hechas eco, el álbum juega muy bien con sus ganas de ser comercial. El resultado es un disco cuyas 11 canciones podrían ser de las más sonadas en cualquier radio alternativa o tal vez formar parte del soundtrack de cualquier fiesta hipster. La canción mas veraniega, “Cinnamon” tiene una letra muy vaga y un sonido pop latente, pero la mente maestra detrás consigue alejarla del tono que esperaríamos de una canción cualquiera para el olvido. Todo disco de pop tiene mucho amor, lujuria y tristeza, y en New Misery estos tres llegan en diferentes momentos; a veces al mismo tiempo, otras, muy separados entre sí. Pero de alguna manera siempre llegan en el momento adecuado. Es un error querer comparar este disco con el sonido de The Smithwesterns. Es mejor permitirle mostrarse como una obra reveladora en tanto la faceta nueva que nos muestra el músico.

Car Seat Headrest
Teens Of Denial

Los problemas internos de William Toledo, líder de Teens of Denial, han marcado una señal en su sonido. Parecería ser que dentro de una habitación grabó en lo-fi toda su vida de adolescente, y luego la subió a Bandcamp. Porfiado es una palabra que se me viene a la mente para describir los sentimientos, actitudes y acciones de Toledo. Su música describe a un personaje de película indie. Lo brillante es que este personaje existe y graba lo que piensa. A través de sus fallida experiencia con drogas, las anécdotas de sus amigos y la descripción de gente que lo rodea, deja claro que es terco para bien y que no tiene interés en caerle bien a nadie. Las guitarras son urgentes y sus baterías implacables. Sus letras crudas se acompañan de realismo y un poco de enojo a ratos. You have no right to be depressed, you haven’t tried hard enough to like it y reprocha a quienes se atribuyen enfermedades mentales sin tenerlas, para después cuestionar si alguna vez el protagonista pasó por algo así. El indie rock autodidacta de Car Seat Headrest suena a una evolución de la música a lo hágalo-usted-mismo. Este su primer lanzamiento con Matador Records, a quienes les costó casi 50.000 dólares usar letras de una canción de The Cars sin autorización. Teens of denial es un retrato a ser un adolescente a quien genuinamente no le importa nada.

The Last Shadow Puppets
Everything You’ve Come To Expect

El dúo de estrellas británicas, Alex Turner y Miles Kane vuelve después de casi 8 años, con mucha más carrera, experiencia y con recargada ejecución. Los temas de este disco son lujuriosos, sinceros y a ratos baladezcos. Todo el aura que rodea al disco huele a la época del 2013 de Arctic Monkeys y me gusta pensar que Everything you’ve… es el AM que debió haber sido. La voz de Turner está más en rango que nunca, arrástrandose sin quebrarse y siempre manteniendo esa tensión que la caracteriza. Se acopla a los diferentes tempos, a los violines y a la seriedad (o no) de sus letras. Otro punto alto son las letras: más Alex Turner que nunca, con frases como Elementary hallelujahs en “Aviation” y Come on miracle alligner, go get’em, tiger en “Miracle Alligner”. Este disco supera por mucho a su debut y crea un peso mucho mayor a futuras colaboraciones de los británicos.

Modern Baseball
Holy Ghost

El pasado de algunos miembros de esta banda se refleja en su música, pero con un toque de punk moderno y un sonido indie alrededor. Desde la rehabilitación por drogas y un pasado de auto-infligirse daño, sus miembros mas emblemáticos Jake Ewald y Brendan Lukens han aprendido bastante en el camino. Y, si antes dejaban su vida en las letras, ahora se siguen abriendo igual pero sin ser tan vulnerables a críticas. Este álbum carga ese lado de la música emo que nos gusta(ba) por tener lo que todo joven quiere decir pero no sabe cómo; pone en palabras y frases válidas de tatuaje lo que muchos sienten, piensan y callan. Las guitarras disonantes y las melodías un poco fuera del marco tradicional, le dan el aire nuevo que el género necesita. No es válido decir que están reinventando el género emo, pero sí que lo están adaptando al sonido que aspiran.

Gold Panda
Good Luck And Do Your Best

Poca música electrónica contemporánea suena a lo que suena la música de Derwin (lo único que ha ofrecido fuera de su alias). Son canciones casi ambientales, casi bailables que invitan bastante a buscarle un sentido mas profundo a las diferentes texturas que se nos exponen. Este trabajo tuvo una gran influencia asiática, ya que se grabó años después de un viaje de fotografía a Japón que el músico se dio hace algunos años. Los sonidos orientales del disco son inmediatamente reconocibles, con pequeñas percusiones, acordes y notas que pintan paisajes reflexivos y abstractos. “In my car” es quizás la pieza más trabajada y con más solidez. Mientras que en temas más calmados como “I am real punk” juegan más con la experimentación de llevar al oyente a rincones más inciertos y disueltos. A pesar de que todos los temas en este álbum se defienden por su lado, es imperativo que sea escuchado como uno solo.

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