Little Jesus y Helado Negro: El Review

Little Jesus

Río Salvaje
Casete/Fuerzas Básicas/Discos Juan, 2016

La escena mexicana siempre ha sido conocida por sus grandes bandas y por su potencial para hacerlas surgir. Pero dentro de la escena más indie, las cosas se han vuelto muy interesantes hoy en día. Bandas como Porter, Presidente, Rey Pila, Comisario Pantera, Los Rámanticos de Zacatecas y claro, Little Jesus, han logrado infiltrarse en las diferentes escenas de Latinoamérica, sonando con frecuencia y girando por el continente.

La segunda entrega de Little Jesus, Río Salvaje, cambia completamente la primera impresión de la banda, con más sintetizadores que riffs, más ambientes que coros. Su nueva propuesta da una gira de 180^o. Desde el inicio, los teclados adquieren protagonismo, y si bien las guitarras no están completamente de lado, esta vez no son las estrellas. Los constantes cambios de dirección en “La Luna”, la salida en “Trágame tierra” o el trance instrumental que le da el nombre al disco son algunos de los puntos más altos en los que de verdad te cuestionas si es la misma banda que debutó con Norte (2013).

Sin embargo todavía quedan rastros de la banda en sus principios, temas como “Mala Onda” o la pegajosa del disco, “Nuevo México”, muestran algo más claro del proceso de transición en el que están. Estos temas quizás sean las primeras señas del híbrido que Little Jesus quiere lograr y que, de ser bien logrado, espero que esté para quedarse.

Helado Negro
Private Energy
Asthmatic Kitty Records, 2016

Desde hace un par del álbumes, Roberto Carlos Lange, de padres ecuatorianos, -nacido en Florida pero instalado ahora en New York-, llega a oídos de la crítica para recibir su venia. Ha sido capaz de ganársela al presentar una nueva entrega siempre mejor que la anterior. Su último disco, Private Energy es un trabajo oscuro, íntimo y retrospectivo que se sostiene sobre bases tranquilas, voces acogedoras y cercanas y ambientes capaces de inundar de sonidos una habitación.

Es ciertamente el álbum mas atractivo de Helado Negro, con sonidos más amigables que se quedan. Su cantar suave, casi hablado sin mucha melodía, se acopla bien a los tintes minimalistas con los que llena varias de sus canciones. Para un disco mitad ingles mitad español, es difícil encontrar una audiencia que solo hable inglés, pero las letras podrían pasar a un segundo plano para el oyente. En Private Energy, Roberto Carlos escribe para sí mismo.

El álbum va constantemente cuestionando el funcionar de las relaciones e interacciones, desde la privacidad hasta la confianza, el aceptarse uno mismo, y mientras lo hace va creando paisajes y sensaciones que se pegan a quien los percibe, haciéndonos querer un poquito más.

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