El último videoclip de la banda cuencana se hizo utilizando cerca de 3000 cutouts que luego se animaron con stop motion. Pablo Jerónimo y Leo Espinoza nos cuentan todo sobre su proceso.
Scrollea y desliza para ver el antes y el después.
Colash forma parte del segundo disco de la banda titulado “Puro Sentimiento”. Leo Espinoza y Pablo Jerónimo fueron la dupla creativa que dio vida al tema, no solo como canción si no como historia animada también. Conversamos con ellos y en este artículo te contamos el minucioso proceso que siguieron para crear este ingenioso videoclip.
El nacimiento de Colash
Pablo y Leo llegaron a concebir esta idea casi por accidente. Los dos cuentan que todo surgió a partir de un deber que Pablo debía hacer para la universidad. Este sirvió de ejercicio para explorar la técnica de la animación de cutouts con stop motion. Esto consiste en tomar varios fotogramas de una secuencia de video, imprimirlos, cortarlos y luego reanimarlos utilizando muchísimas fotos.
Para materializar esta idea, ambos tuvieron que meterse a explorar una técnica que no habían probado antes. Fue un reto, porque iba a ser un proceso largo y tedioso, pero también suponía crear una idea original para darle proyección visual a esta canción.
Scrollea y desliza para ver el antes y el después.
Ellos dos han trabajado en música y videos desde hace varios años, desde que hacían cosas juntos para Da Culkin Clan. Leo cuenta que Pablo “ve en mí cosas que le interesan, y yo veo cosas en él que me parecen increíbles. Uno propone la base conceptual narrativa y el otro propone la parte estética. Siempre hemos trabajado medio así”.
Juntos se arriesgaron a hacer el videoclip de «Colash» siguiendo un proceso poco común. Aprovecharon que Pablo había venido de Chile al Ecuador para pasar un tiempo y se ocuparon de guionizar brevemente la historia. En lugar de hacer un storyboard se lanzaron a rodar una versión primitiva del video, que serviría como referencia para el producto final.
Entre el cine antiguo y la era digital
La idea era utilizar una técnica súper artesanal para darle una estética que se asemejara a los primeros momento del cine; más o menos a la época en que las películas eran mudas y se hacían a 10 cuadros por segundo, en lugar de los 24 a los que acostumbramos en la actualidad. Esta técnica, además de combinarse con la idea de animar en stop motion, permitía darle una cadencia lenta a la secuencia y encontrar la estética primitiva que andaban buscando.
Otros recursos que utilizaron para concebir la idea fueron, utilizar en lo mayor posible planos abiertos, y evitar los movimientos de cámara. Para Pablo, esto podía ser una forma de “asumir limitaciones no como defectos sino como virtudes para sacarles provecho”.
Scrollea y desliza para ver el antes y el después.
Leo también cuenta que parte de las referencias que marcaron el proceso fueron películas como Eyes Wide Shut de Kubrick, o la técnica de Michel Gondry, que suele mostrar bastante intervención manual. La idea era darle un corazón al video, que tenga su propia latencia y que se mueva por si solo.
Este experimento también sirvió para que pudieran colar algunas referencias de cine antiguo dentro de la trama. Se utilizaron algunas secuencias de las películas «L’Atalante» del francés Jean Vigo y «La divina comedia» del portugués Manuel Oliveira.
El engendro y los críticos de arte
A pesar del engorroso trabajo que tuvieron que hacer dicen que no se demoraron mucho en rodar el video. La pre-producción se hizo sin mayor problema gracias a que contaban con el espacio de Diluvio Studio para utilizarlo como centro logístico, y al mismo tiempo como locación.
Por otro lado, Leo también cuenta que no se hizo muy difícil el conseguir a los actores. Por ahí se cobraron un par de favores para conseguir a los intérpretes que ayudaron con la interpretación de los personajes.
El personaje principal del videoclip, está protagonizado por el mismo Leo. Mientras recorre este gran cubo blanco entra en un lapso de confusión en el que no sabe si él mismo se ha convertido en una obra de arte, ¿o no?. Pasa que los intelectuales que caminan alrededor se preocupan mas bien de clavar su mirada punzante sobre el extraño sujeto, en lugar de analizar las piezas sobre las paredes.
El resto del elenco se compone por actores que hacen de críticos de arte. Hay un par de personajes más al inicio del video que también parecieran ser intelectuales sentados en un café y que están por entrar al museo. Casi todos ellos, que son como alrededor de 15, son otros músicos y conocidos de la escena cuencana.
Si bien la canción y el video parten desde un mismo punto contando la misma historia, Pablo buscaba que el video “no sea redundante de lo que dice la canción por si sola”. Poco a poco las historias se bifurcan hacia direcciones diferentes.
El collage final
“No es necesariamente una crítica al arte moderno, ni tampoco se alaba al arte moderno, solo es como una mirada de lo que te hacen sentir ciertas obras de arte»
Leo también dice que este tema sirve para analizar “cómo a veces uno al observar arte y al digerir arte como que finalmente termina siendo parte de eso, y terminas convirtiéndote en un obra mas”. Este proceso intelectual tan confuso se traduce como canción en «Colash».
El video tomó casi un mes en completarse y exigió que los implicados se involucren íntimamente en el proceso. Después del rodaje tuvieron hacer un corte final de cómo iba a quedar el video. Todo se redujo todo a 10 cuadros por segundo y se imprimieron los casi 3000 frames de duración, en hojas A4 a full color.
De ahí Pablo, con amigos y familiares, metió tijera al asunto para recortar cada uno de los cuadros. Luego, con todo listo pasaron a hacer la animación con stop motion usando otra cámara. Fue un proceso triple.
«Colash» es un collage de sentimientos y pensamientos, que en conjunto cuentan una historia sobre el experimentar lo que es una obra de arte moderno. Si quieres ver nuevamente el videoclip te dejamos el enlace aquí.