Entrevista y foto: J J Alomía
El restaurante está lleno de empresarios (camisa-corbata) y turistas (extranjero caucásico con sombrero de tela). 9 am. La recepcionista me pregunta que si soy huésped del hotel; le digo que no, que voy a entrevistar a Viktor, «EL ACTOR», y le señalo a un tipo que se sirve frutas de una barra. Viktor lleva una camiseta y un pantalón flojo. La recepcionista lo ve y me hace una mueca. “Siga”, me dice. Sigo. Saludo a Viktor.
Viktor Arauz acaba de grabar un cortometraje con fines políticos, en Quito. Está hospedado en un hotel de 4 estrellas por eso. No siempre pasa. En el proyecto es un cavernícola en busca de exploración, con Andrés Crespo como enemigo. En el restaurante mastica un pedazo de tocino mientras habla.
¿Cómo llegaste a Mejor No Hablar…?
Soy el último en llegar. El elenco estaba conformado hace dos o tres años. Era otro «Luis», habían dos. Uno se fue de viaje y había otro que era músico pero no era tan actor. Yo había trabajado con Iván Mora (Sin Otoño Sin Primavera) en una cosa pequeña y él habló con Javier (Andrade). Yo era un poco mayor al personaje para lo que él quería. Tengo 28 años, puedo pasar de menos pero no por alguien de 17. Me hicieron el casting a la vuelta de la esquina, a tres meses de grabar.
No me esperaba, andaba atrás de otras cosas, estaba luchando por otro proyecto. Ya estaba amargado, ya estaba dudando. Me estaba frustrando porque estaba en un proyecto bueno que no salía. Y apareció la película para arreglarme la vida y el autoestima. Antes del rodaje estaba trabajando en un call center.
Háblame de Luis.
Luis es un personaje muy pasional. A Viktor le ha enseñado muchas cosas de la pasión. Yo no lo veo gay. En muchas entrevistas me preguntan sobre su homosexualidad, pero yo he comprendido que el personaje no es gay. Para Viktor tal vez si lo es, pero el personaje no se concibe como tal. Él haría cualquier cosa por su banda, vendería a su mamá, empeñaría el culo. Es un tipo pasional, y las pasiones te traen cosas buenas pero también te traen problemas. Es como alguien que siente pasión por una mujer casada. Eso no quiere decir que va ser un eterno quita mujeres, nada que ver. Son huevadas que pasan.
Una de las cosas buenas de la peli fue aprender a tocar música con Sebas Game. Yo llegué un mes antes del rodaje a Portoviejo, a aprender a tocar guitarra, “cantar” y fumar. Proceso bacansisimo. Es bacán como nació Simón. Yo empecé a improvisar, diciendo cualquier cosa con “Simón”. No íbamos a hacer nada con eso y luego vino Javier y dijo que eso iba en la película, de ahí Sebas le dio una forma musical a la canción.
¿Viktor tiene esta pasión de Luis?
Con Luis aprendí más. Admire esa parte de Luis. Lo puedo ver ahora que ya pasó un año. Me parece admirable. Intenté usar esta pasión en el teatro, me he vuelto como adicto. Yo tengo mi grupo de teatro que está activo. Aquí esta Ricardo Velasteguí, que estrenó una obra super fuerte y la van a traer a Quito . Con toda la huevada que está pasando, decimos que este es el momento, es la nueva generación, sin ofender a los actores viejos.
¿Cuál es la diferencia de ser un actor en Ecuador y un actor en otros países donde existe industria como Estados Unidos?
No quiero sonar conformista pero yo me quedaría aquí. Yo saldría pero por algo específico, no saldría a buscar qué hay. Creo que aquí estamos bien, porque estamos empezando. Si la cagamos como la cagaron actores viejos…
¿Cómo la cagaron?
Empezaron a escoger los trabajos, a distanciar público-actor. Esto no debe pasar. Hay un montón de gente que me dice: «cómprate un carro, no vayas en bus porque eres actor». Pero las cosas que me sirven están en la calle, en el bus. Mientras más observes, mientras más vivas, mientras más sufras, es mejor. Esta huevada debe pasar. Yo agradezco haber tenido buenos y malos momentos, no haber tenido para comer y estas cosas de estar en una película, donde en la noche se es una estrella y en el día eres un tipo corriente que capaz tiene tres o cuatro dólares en el bolsillo. Eso no pasa en “la yoni” .
Hollywood está encerrado, viven en una burbuja. No digo que no sean astutos, porque por algo existen Sean Penn, Robert de Niro… Es otra huevada. Siempre he leído cómo Gary Oldman o Al Pacino trataban a sus papeles: ellos vivían meses como el personaje, comían lo que come el personaje. Yo quisiera hacer esa huevada pero no puedo. En televisión no se puede porque el tiempo es rápido y en el teatro, como es autogestión, estás pensado en cuánta gente vendrá a la obra.
En el caso de Mejor No Hablar lo pude hacer. Me fui a vivir en Portoviejo a ser Luis, me desconecté de mi familia, tenía tiempo libre y pasaba con la banda, nos llevábamos bien, chupábamos… Viví como portovejense mucho tiempo, eso me ayudó mucho y a la película. Cuando tocamos «Simón» la gente que está en el público ya la conocía.
¿Se puede concebir al actor ecuatoriano como una celebridad?
La gente ve como celebridad a la gente de televisión. A la gente del teatro no la ven como celebridad. Mi tío me dice: “no te he visto en la tele”. Le digo “estoy haciendo teatro” y el man me responde, “ ¡ah ya…!”. Ese “¡ah ya!” es: “estás en la verga”. En teatro se trabaja más, si somos realistas debería decir «¡qué bien mijito!”, porque somos nosotros mismos los que hacemos autogestión.
Crespo tiene algo de celebridad. Si va al aeropuerto lo conocen, pero si para en el Terminal Terrestre, donde mucha gente no va al cine, tampoco saben quién es. Para la gente, Vito Muñoz es una celebridad y Vito Muñoz es un pendejo no una celebridad. Es un periodista medianamente bueno, por no decir muy malo, pero la gente lo concibe así.
¿Puedo poner eso?
Pónlo.
¿Qué proyectos tienes ahora?
Después de la película alguien me preguntó si solo me iba a dedicar al Cine, pero tengo que seguir viviendo y en esto no siempre se puede planificar. Estoy en un proyecto de televisión del que no puedo hablar. No soy la estrella del programa y esto me da tiempo libre para seguir con el teatro. Por ahora, voy a estar en algunas obras en Guayaquil.
