1. Darkest Hour / Álbum: Godless Prophets and the Migrant Flora
Y como ha sido costumbre para muchos en estos días, voy a pecar de imparcialidad completa en las siguientes líneas, ya que Darkest Hour es desde hace mucho una de mis bandas favoritas. Podría decir que veo pocas objeciones a todo lo producido por ellos, esta vez el análisis será simple y sencillo: me encanta Godless Prophets and the Migrant Flora.
En contraste con sus anteriores producciones de hace pocos años (desde Deliver Us, en adelante) en los que prima la experimentación -por la que posiblemente perdió muchos de sus fans más ortodoxos-, este es un disco con muchas reminiscencias. De hecho, nos trae añoranzas de aquellos años más estructurados y rápidos y en los que su sonido clásico y único llega a alturas y espacios nuevos.
En esta última placa cada canción transcurre con la resonancia acostumbrada de la banda, pero al mismo tiempo se siente como si fueran canciones grabadas de discos pasados. Algo así como si hubieran seleccionado los mejores temas de todo su repertorio antes de que salga a la luz, los hubieran agrupado y archivado para ahora, finalmente lanzarlos a modo de magnum opus. Una genialidad atemporal.
Siguiendo en la misma línea, se mantiene la lírica precisa con alto valor poético. Destaca por su ira resabiada y da la impresión de que se hubieran contenido por mucho tiempo hasta hallar el momento idóneo de expresarlas, ahora sin intento alguno de mantener la pasividad. No creo que la banda solo esté jugando a ir por lo seguro al hacer algo en lo que saben que son buenos. Hacer un disco bueno es algo muy complicado hoy en día. Este, es sin duda uno de ellos.
2. Violet Cold / Álbum: Anomie
Los proyectos en solitario o bandas de una sola persona suelen muchas veces tener altos y bajos, tomando en cuenta aún más las de estos tiempos, que cuentan con mucha más tecnología a su alcance. Es así que he visto varios proyectos sobresalientes de este tipo, pero otros en cambio me han parecido o bien, sobre-producidos o simplemente no de mi agrado. Con Violet Cold, me pasó lo primero: me enganchó desde la primera nota, fue amor a primer riff.
Ubicado en medio de mundos opuestos, Azerbaiyán ha recibido influencias tanto de Europa como de Medio Oriente y del antiguo bloque soviético. Resulta de ese cruce, un sinnúmero de mezclas y sabores. Es en ese país donde surge Violet Cold, con una música perteneciente a uno de los subgéneros más controversiales, pero amplios en creatividad: el black metal.
Como parte de todo ese amasijo de sonidos imaginados y reinventados, Anomie es un álbum muy personal con muchos toques de auto-exploración y privacidad expuestos, como no podía ser más para un disco de un único autor que en cada parte nos brinda desnuda pasión.
Sin duda, es una producción lacónica, que busca un sonido auténtico y original entre elementos de culturas ancestrales, sin caer en el cliché de lo nativo. Es crudo, desgarrador, potente y arriesgado. Un completo cambiador del juego.
3. Dodecahedron / Álbum: Kwintessens
Como a todos nos enseñaron, pero pocos recordamos (yo no, claramente esto es pura Wikipedia), un dodecaedro es un poliedro de doce caras que encierra un volumen finito. Si hablamos de los holandeses Dodecahedron, su volumen es tal cual: infinito. Con pocos años en escena, pero muy aclamados, nos presentan su segunda producción luego de cinco largos años de espera.
La brutalidad y los sonidos extremos que pueden llegar a transmitirse en el metal son muchas veces la quintaesencia de este polémico género. Y al igual que el título de este disco, Kwintessens (que significa quintaesencia, en holandés… un poco más de Wikipedia) lo que prima y marca el paso es una producción que supura maldad y oscuridad.
Cual figura geométrica que intenta evolucionar y perfeccionar su cuerpo, capa tras capa y canción tras canción, nos interna en una introspección para entender al humano y sus diferentes aristas. Cada melodía está llena de poderosa energía y nos lleva a nuevos vértices que desarrollan la historia y de esa manera nos dejan entender problemáticas tanto terrenales como espirituales.
Al fin, rozamos la muerte y la dualidad en un epílogo calculado. El constante cambio que se desenvuelve en la obra es básico para apreciar le verdadera pesadez del mismo, el cual queda un poco corto para mi gusto, aunque tal vez solo sea ansias y ganas de más.
