La Nave del Arte: detonador de lenguajes emergentes

por Daniel Félix
La Nave del Arte es una plataforma virtual transdisciplinaria que se inaugurará este 27 de marzo de 2021, y reúne la obra de 15 artistas ecuatorianos especializados en diferentes áreas: pintura, escultura, cerámica, música, teatro, danza y videoarte. Visítala. 

Hay conceptos que escapan a su definición porque cambian constantemente, se reinventan, critican o  reflejan estados transitorios del pensamiento humano, de cara al mundo que lo cierne. Por ejemplo: el concepto del arte, la expresión de la belleza que, como es sabido, se alimenta de sí mismo y se digiere para producir la singularidad de la obra, siempre diferente, pero contenida por la repetición que le da un contexto.

Son las rupturas de la tradición de las que habla Octavio Paz. Son las vanguardias, cuya explicación es rastreable en lo que hubo antes, por supuesto, pero además en el momento en que se desarrollan, sus contextos, las sensibilidades que se pliegan en la mente y en el acto artístico. 

Se trata, en un primer momento, del uso de uno o varios lenguajes y mensajes compartidos por una colectividad. Pero además, lo que escapa del lenguaje: la búsqueda de la belleza, la conmoción ante la obra, la circulación, el uso del arte como un vehículo que habla del tiempo, de su propio tiempo y de los actores que construyen este vehículo, los tripulantes y la dirección, la ruta en la que lo principal es la expresión del ser y su representación a través de la obra artística, plástica, musical, audiovisual, escénica, etc.

Entonces, ¿para qué sirve la obra artística? ¿La contemplación? ¿La identidad? Más aun en estos tiempos de pandemia en los que la circulación de las obras, su exposición se ve limitada por el distanciamiento. ¿Cómo aproximarse, por ejemplo, a una obra plástica?, ¿cómo experimentarla?

Lo que se necesita en este contexto es un nuevo tipo de gestión. Un tipo de gestión que apunte a lo globalizante, a la hiperconexión del mundo. Este es un agenciamiento como el que propone La Nave del Arte, una plataforma digital donde se entrecruzan y dialogan lenguajes y técnicas transversales de 15 artistas emergentes ecuatorianos

Esculturas de tipo precolombino reconstruidas en ambientes urbanos. Máscaras esperpénticas modeladas en cerámica , retratos, ilustraciones, colores vibrantes, figuras que se pliegan, se enredan y tratan de salir del lienzo.  Y también experimentos audiovisuales, muñecas animadas que transitan la noche, figuras y coreografías en intenso tránsito, cánticos y talleres.

Conversamos con Andrea Cornejo, creadora de esta plataforma virtual transdisciplinaria que se beneficia de los Fondos Concursables del IFCI y que expone, circula y se gestiona de manera digital. La Nave del Arte se inaugurará este 27 de marzo, a las 16h00, por el portal lanavedelarte.com.  

La Nave del Arte

Andrea Cornejo, creadora de La Nave del Arte. Foto: Dennys Defaz

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Daniel Félix: ¿Quiénes son los tripulantes de esta nave? 

Andrea Cornejo: Somos quince integrantes agrupados entre artistas plásticos, escénicos, músicos, audiovisuales. La Nave expone en este primer momento obras de: Alejandro Cruz (dibujo), Danilo Zamora (escultura), Daniela Scalla (acuarela), Mauricio Proaño (videoarte, música electroacústica y animación), Ilowasky Ganchala (óleo y carboncillo), Juan Jiménez (óleo), Mabe Bonilla (stopmotion y canto) Marcelo Rodríguez (óleo), May Rivas (acuarela), Pancho Dueñas (óleo), Daniela Silva (música), Valentina Lovato (danza), Fabián Albornoz (taller musical sobre educación ambiental), Liliana Donoso (taller de confección de objetos en fieltro), Sofía Ferrín (taller de libro de artista) y Andrea Cornejo (escultura).

DF: ¿Hay algún vínculo de tipo estético o conceptual en los trabajos que presentan?

AC: Pienso en los tripulantes de la Nave del Arte como en un grupo de artistas emergentes que tienen su labor en múltiples disciplinas artísticas. El término “emergente” en el ámbito artístico es complejo, ya que el trabajo de un artista o el reconocimiento y valoración de su obra se extiende a toda su vida e incluso después de ella. 

Me gustaría profundizar en eso. Emerging artist, o artista emergente, proveniente de la cultura artística de Estados Unidos, es un término asociado con lxs artistas que están en una etapa inicial o incluso en una etapa más desarrollada aún, pero se encuentran  en el anonimato, sin un vínculo sólido para la comercialización y exhibición de su obra.

La Nave del Arte

Inanna, por Daniela Scalla

La edad no representa una definición del estado de la obra, que puede estar situada en sus albores o instalada en una madurez, sin que ello suponga el haber accedido al estado de bienaventuranza artística comercial.

DF: La idea de La Nave del Arte surge como un mecanismo de gestión de los artistas de cara a la situación global de la pandemia. ¿Cómo ha afectado a los tripulantes de la Nave, el encierro y la imposibilidad de gestionar espacios presenciales para la circulación de sus obras?

AC: Varios de los artistas en el mundo, y específicamente en Ecuador, hemos autogestionado nuestra labor a través de encuentros, en pequeños y grandes formatos. Hemos ocupado espacios convencionales y no convencionales, espacios públicos y privados, ferias, exposiciones. 

Con la pandemia, esta situación ya precarizada se ha limitado frente a la frase “quédate en casa”.

¿Qué más podíamos hacer? El tiempo y el ajuste en nuestras economías nos llevó a reinventar nuevas maneras de autogestión. Muchxs decidimos volver a retomar los espacios todavía más precarizados,  muchxs no tuvimos esa osadía frente a delicadas situaciones de salud

Nos hemos reinventado en una plataforma virtual. Estamos repensando nuestra labor. A darle nuevas formas y formatos desde la virtualidad. El encierro nos llevó a reencontrarnos como personas, como artistas, como familias, a mirarnos en lxs otrxs, a encontrarnos en el colectivo, a apoyarnos como comunidad artística, y es así como la Nave del Arte ha nacido, desde el colectivo en la virtualidad.

DF: La Nave del Arte ha sido beneficiada por el IFCI. ¿Cómo surgió la idea para presentar el proyecto y qué obstáculos surgieron después de ser aprobado?

AC: La Nave del Arte es parte de los proyectos beneficiarios del IFCI (Instituto de Fomento a la Creatividad e innovación) como parte del plan del Ministerio de Cultura “Cultura en movimiento, emerge 2020”. 

Disputa, por Pancho Dueñas

La idea surge ante la necesidad de mostrar, circular y exponer las obras. Evidentemente, la pandemia y todas las restricciones que conlleva lo obstaculizan y se vuelve necesario buscar formas no convencionales de circulación. 

La virtualidad es una herramienta con varias posibilidades para el arte. Pero también es limitante. Una plataforma virtual puede llegar a diversos rincones del mundo e inclusive amplificar el alcance comercial de las obras. Además, en favor al cuidado sanitario, contribuye a mantener el distanciamiento social. 

Sin embargo, una plataforma de esta naturaleza puede desvincular al artista del espectador. Hay limitantes visuales que suponen observar una obra de arte bidimensional o tridimensional, sin poder sentirla, olerla, experimentar directamente y sin intermediarios tecnológicos la vibración de sus colores, sus trazos, su presencia, su tamaño, en fin, su espíritu.

DF: Hablemos de los lenguajes, formatos y géneros que presenta esta primera edición de La Nave del Arte. La idea misma de una nave o un vehículo implica un trayecto. ¿De qué forma se cohesionan las propuestas de los 15 artistas en una sola plataforma?

AC: Pienso en la Nave del Arte como un detonador de lenguajes emergentes. Propone considerar y así mostrar al arte como a un cuerpo poderoso que transporta varios lenguajes. Por ello somos una plataforma transdisciplinaria integrada por las artes plásticas, sonoras, musicales y educativas, brindando al espectador la oportunidad de ser parte y experimentar varios lenguajes.

DF: Además de la galería de obras plásticas, se prevé la realización de talleres. ¿Qué talleres se expondrán?

AC: Como parte de la propuesta de la Nave del Arte están los talleres, por un lado tenemos dos talleres  de carácter artesanal: taller de Fieltro amasado, con Liliana Donoso, y el taller de Cuaderno de artista, con Sofía Ferrín. Fabián Albornoz nos brindará un taller acompañado de música sobre Educación Ambiental.

DF: También hay un formato mixto, musical y audiovisual.

AC: Dentro de la Nave tenemos el formato de videoarte, en el cual participa Mauricio Proaño con “Bicéfalos”, obra que está construida desde la animación y la electroacústica. 

También participa Mabe Bonilla con su obra “Baguala del Viento”, la cual es una animación en stopmotion acompañada de canto y música de tambor

Piedra, por Mayra Rivas

Por otro lado, y desde la música, está la cantautora Daniela Silva, quien presenta una canción suya.

DF: Uno de los objetivos es la circulación de las obras, es decir, la promoción del consumo de arte. ¿Es posible impulsar esto a través de la gestión colectiva? ¿Cómo llegar, dónde están los públicos que valoran las obras?

AC: Pienso que no sólo es posible sino muy coherente a esta realidad el gestionar el arte desde la colectividad, nos apoyamos todxs y es un mutuo ganar. La versatilidad de la propuesta de la Nave del Arte permite  exponer las obras de artistas diversxs que dialogan en diferentes lenguajes. Por ello, el público que se acerca a compartir en este encuentro es diverso también. 

DF: ¿Por qué “la Nave”? ¿Por qué no “el tren o el barco” del arte?

AC: Pienso en una Nave como en un motor, un detonador que puede acceder a diversidad de espacios; a diferencia de un tren que viaja en línea recta por vía terrestre o un barco que tiene su lugar en las aguas. La Nave puede estar en cualquier plataforma, espacio o territorio, sin límites, sus trayectos son amplios.

DF: ¿Cómo será el evento de inauguración?

AC: El día de la inauguración de nuestra exposición virtual tenemos previsto realizar una transmisión en vivo por el Facebook Live de la La Nave del Arte, en donde habrá una bienvenida y  se presentarán dos obras de videoarte: la de Mauricio Proaño y la de Mabe Bonilla. 

La Nave del Arte

Trance del Chuchaki Lunático, por Alejandro Cruz

Posteriormente, la exposición quedará abierta para su circulación, impulsando el consumo, el acercamiento a los artistas y la posibilidad de crecer y continuar navegando por la virtualidad, con el trabajo artístico emergente y sus lenguajes diversos.

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La Nave del Arte y su lema: detonador de lenguajes emergentes, hablan sobre algunas circunstancias visibles en el medio cultural ecuatoriano. El consumo, el uso, la utilidad de la obra artística en un mundo ahora pandémico, pero además global e hiperconectado.

Nuevamente, ¿para qué sirve la obra artística? ¿La contemplación? ¿La identidad? ¿La transformación o el reflejo de la sociedad en que emerge? Las respuestas no solamente dependen del ojo con que se lo mire o la afinidad o el gusto subjetivo. Lo concreto, dentro de la complejidad que implica pensar en el lugar y la utilidad del arte, es que hay artistas. Personas que dedican su vida, entregan su tiempo por completo a la exploración de las formas, sonidos, representaciones. 

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Si es posible definir esta pregunta: ¿por qué existe el arte?, en nuestros días, la respuesta más lógica y real sería: porque existen los artistas

La Nave del Arte es importante porque expresa el tiempo y sensibilidad de sus tripulantes a través de las obras. Su sentido emerge cuando el espectador, ahora virtual, puede interpelar las imágenes, las sonoridades, los actos performáticos, para descubrir su propia condición creadora. 

El público, al final del día, es el principal tripulante de esta Nave.

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