Los cables del trole se movían sin descanso la noche del pasado 3 de diciembre. Entre un aire espeso y un suelo de lodo que parecía carbón, la Mala Rodríguez fue el motor para que cientos de personas se encuentren en la intemperie del sur. Por segundo año consecutivo, Quitumbe prestó sus calles para celebrar las fiestas de la capital.
A diferencia del año pasado, la movilización a la feria de Quitumbe desde todos los puntos cardinales de la ciudad fue fragmentada por un nuevo escenario en la Carolina, sin embargo, el público fue suficiente para que los artistas tengan casa llena. En cerca de 5 entradas, varios policías revisaban carteras y revisaban a los que estaban dispuestos a entrar. Los que tenían botella en mano, se quedaban detrás de las rejas acelerando el desembuche del canelazo.
El concierto de “La Mala” comenzó una hora tarde, pero el público no pareció intranquilo por la espera. Un globo aerostático soltaba fuego y acompañaba con su eco, el sonido de la música folklórica peruana de Victoria Villalobos, que antecedió el concierto de la sevillana afincada.
Detrás del escenario, los organizadores extendían una alfombra de tela negra para la entrada de la diva rapera. De pronto, el público, lleno de expectativa, vio a entrar a la española vestida de azul con unos zapatos de rojo plástico.
La fuerza de su rap electrónico inició con el tema “No pidas perdón” del disco Dirty Bailarina. Enseguida la española llamó a las mujeres de la primera fila a que se tomen el escenario y, al menos diez de ellas, saltaron la valla de seguridad y se pusieron a bailar con la Mala en el centro de la tarima.
El público pareció entretenido con este acto y comenzó a acompañar las canciones repitiendo el sonido repetitivo de sus coros y moviendo la cabeza de arriba (a)bajo. La Mala movía las manos mostrando un tatuaje de corona en su brazo derecho
“Buena-Mala” gritaba el público hipnotizado por el baile flexible de la rapera. “Nanai” fue otro de los temas que puso a gritar al público contagiado por la voz iracunda de la artista. “Mírame a los ojos si me quieres matar!”, cantaba la Mala mientras el público respondía “Na-na-nai yo no me voy a dejar”.
Casi al final de su repertorio escuchó las peticiones del público y cantó “ Por la noche”. Los espectadores que aún permanecían tímidos, se animaron a seguir a los fanáticos que saltaban con el flow de la canción.
Se despidió de Quitumbe con su tema favorito, “La niña”. Terminada su última melodía, dejó el escenario seguida por una mujer que le persiguió para ponerle un abrigo. El público gritó por más pero la Mala no regresó.
Uno de los organizadores salió a la tarima para anunciar al siguiente grupo de la noche: los Van Van. Los raperos abandonaron Quitumbe un poco decepcionados por el corto repertorio, mientras que los salseros con sus parejas, tomaban sus lugares.