Sin el trabajo duro y crudo de un roadie, ningún escenario tendría fiesta. Conoce a Carlos Sandoval y su labor tras bastidores.
Con el levantamiento de escenarios cada vez más sofisticados, han surgido diferentes personajes que son indispensables para la realización de un festival o concierto. Uno de ellos es el roadie, aquel ser ajetreado que viste de negro y que corre por la tarima ‘chequeando’ que todo funcione. Y es que decir el clásico “1, 2, 3, probando” antes de un concierto no es juego: para hacerlo debes tener un montón de conocimiento y experiencia.
Un roadie es el técnico que acompaña a al músico o banda durante todas sus presentaciones y se encarga de varios aspectos. Su labor detrás del telón es ardua y tiene varias responsabilidades como por ejemplo la afinación de los instrumentos, la ecualización o la ubicación de los amplificadores y guitarras. También controla todos los procesos análogos o digitales como pedales y efectos, dirige la entrada y salida de los equipos y define por dónde van a cargarse y descargarse. En resumen, es el master técnico sobre el escenario y tiene que asegurarse de que todo esté perfecto para cuando la banda suba a tocar. Sin él, todo sería un relajo y tú como público te pasarías quejando.
Carlos Sandoval empezó a ser roadie en el 2010 con Nirodha, banda quiteña de metal. «Yo empecé con una caja de herramientas que me la obsequió Luigi Cordovés de Muscaria. Fui aprendiendo poco a poco, adquiriendo equipos. También hago cables y doy mantenimiento a las guitarras, por ejemplo”.
Durante su carrera, Carlos ha sido roadie de bandas como Descomunal, Custodia, Swing Original Monks, Muscaria, Paola Navarrete, Da Pawn, Tripulación de Osos, Lolabúm, Sarcoma, entre otros. “No importa el género, he trabajado con bandas de metal pesado hasta rock alternativo, y cuando salimos de viaje nos convertimos en panas de carretera”, comenta.
El roadie es el primero en pisar el escenario pero el último en bajarse. Dentro de sus labores también está explorar, domar y prever cada venue o bar, un ejercicio fundamental para que la banda o artista den un buen show. Para lograr esto es importante conocer la propuesta de cada músico o banda a profundidad. Solo así entenderás por qué los músicos usan X cantidad de pedales, por qué prefieren lo análogo a lo digital, determinados efectos o cierta afinación. Cuando el roadie se apropia de esto puede acomodar el equipo y ofrecer las condiciones necesarias al artista. “Uno está para ayudar al músico, para permitirle sentirse seguro y tranquilo en su entorno de trabajo».
Carlos cuenta que es importante tener todo listo, desde una guitarra hasta una correa de repuesto. Nunca se sabe que salvará una presentación, y mejor estar preparados por si una cuerda se rompe o el cielo se cae. Por eso siempre llega con anticipación para probar todos los equipos antes de montar el show.
Uno de los puntos álgidos de la carrera de Carlos, fue cuando formó parte de la producción del Quitofest en 2015. “Miguel Vinueza (Descomunal) estuvo trabajando en el festival y me llamó para ser parte del equipo técnico. Yo había asistido al festival como fan desde el 2001, pero al ser parte de la producción, la emoción fue grande”, recuerda.
Carlos también ha trabajado en shows internacionales como “Bunbury MTV Unplugged Mutaciones Tour 2016”, una gira que pasó por Ecuador. “Colaborar con el equipo de producción de Bunbury implicó conocer a todo el equipo técnico. Tuve la oportunidad de conversar sobre su trayectoria y conocer nuevas formas de hacer las cosas. Quedé admirado”.
Roadie, stage manager o production manager son profesiones importantes a la hora de montar un buen espectáculo. En Ecuador aparecen estas figuras porque los artistas se preocupan cada vez más por sus proyectos. Por eso es importante tener un buen staff para no dar solo un concierto, sino una experiencia musical con un concepto propio, lo cual se ve reflejado en el montaje sonoro, la calidad del audio, la propuesta visual y el performance.
“Creo que ahora estamos empezando a entender que cada detalle es importante y que, detrás de todo esto, hay mucha gente que es esencial. Estamos viviendo un momento muy chévere porque está surgiendo una nueva generación de técnicos, artistas y público. Cuando la banda empieza a tocar es bacán sentir la energía de las personas entregadas a lo que ven y escuchan”, concluye Carlín.