Instrucciones para mantener junta a una banda: 20 años de Tigres del Chaulafán

por @escuchaestoEC

Tigres del chaulafan radio cocoa veinte años

El jueves 27 de agosto, la banda quiteña Tigres del Chaulafán cerró dos noches de presentación en El Pobre Diablo, con las que celebraban 20 años de tocar juntos. Aprovechando la ocasión, me propuse averiguar por qué siguen tocando y hacia dónde quieren ir. Me recibieron cariñosamente con una cervecita en la sala de backstage de El Pobre, horas antes del arranque del concierto. Ahí estaban todos los que son: Emilio, Rubén, Norman, Carlos, Xavier y –un rato más tarde- se unieron Felipe y Álvaro.

Los Tigres del Chaulafán son una banda de panas que han seguido juntos por decisión de vida. Mucho tiene que ver también, con el hecho de que no entren en el perfil de una banda profesional, algo que reduce mucho la presión.

“Xavier (Bermeo, antiguo bajista) se fue a los Estados Unidos y la banda quedó en el limbo. Decidimos hacer audiciones para bajista”, empezó a contar Emilio, antes de arrancar la entrevista. “Para ese entonces, Rubén había conocido a Felipe, con quien se enganchó conversando de música. Yo, por mi parte, siempre toqué en la adolescencia con Álvaro (hermano de Emilio), y el asunto es que él tenía una onda muy punk británico para tocar. Le propuse que venga a audicionar, a ver cómo iba la cosa. El día de la audición, se pegó una borrachera y nunca llegó. Apareció Felipe y por eso está aquí”.

“Claro, luego me imagino que el Álvaro se habrá quedado frío por el resultado. Pero como el músico es el peor representante de sí mismo, le dijimos que necesitábamos que alguien se ponga a pensar en redes sociales, hacer booking, cosas que no sabemos hacer o no tenemos tiempo… desde ese instante ahí está el panager, que le mete muchas ganas y ha sido vital para nuestro crecimiento.

Tigres del chaulafan radio cocoa veinte años

Foto: Rasa Zalakeviciute

Su primer disco, “Amanecer”, muestra una realidad de los Tigres del Chaulafán muy distinta a la del nuevo disco Ojo por Ojo. ¿Por qué ahora con menos tiempo libre, tienen un trabajo más producido y una fanaticada creciente en nuevas generaciones?

Emilio Lara: Nosotros somos el síntoma del típico ecuatoriano que hace las cosas a la víspera, cuando el tiempo se acaba. Me imagino que cuando tienes más tiempo te das el lujo de ser más laxo en las cosas. El trabajo de “Amanecer” fue más espontáneo, quizá desordenado, pero fue una experiencia valiosa que permitió hacer una antesala para amalgamar cosas que después fueron producidas a otro nivel. Varios de los temas del último disco son temas que se escribieron hace muchísimos años. La producción de Renato Zamora fue un factor importante para unificar el concepto del disco, y eso fue, en definitiva, lo que hace le dio mucha solidez al segundo trabajo. Obviamente, la calidad al momento de presentarnos ahora es distinta a la de ‘nahh vamos a joder la vida’.

Como en todo matrimonio, siempre hay momentos jodidos. Imagino que habrá ratos donde no se pueden ni ver…

Rubén Álava: Eso pasa cada dos semanas… (risas)

Felipe Pinzón: Si tú vieras los chats del grupo, cada cinco mensajes hay uno que puede ser causal para plantear una demanda en la comisaria de la familia: hay moreliadas, hay arranques del Emilio, sermones, puteadas del Álvaro, chistes, hay pases, nos cagamos de risa.

Emilio Lara: creo que la cuota visceral la ponemos los Lara, siempre somos de extremos. Es como que viene el periodo de paz, y tenemos la necesidad casi orgánica de destruir puentes.

Rubén Álava: En ese tema de las peleas, finalmente siempre lo que te hace embragar es la amistad. Si fuera cualquier tipo de relación de banda, vos te cabreas y simplemente te vas. Pero es como un matrimonio, es una familia: no le botas a tu hermano. Tienes más que perder, no pierdes la banda sino a un amigo.

Carlos y Felipe, ustedes son los menos antiguos en los Tigres…

 Emilio: Felipe es el “nuevón” (risas)

 ¿Cómo fue entrar a la familia?

Felipe: Entré gracias a Rubén. Lo conocí cuando por circunstancias de trabajo vivíamos en otra ciudad. En una tarde de playa estábamos con unas amigas, todo chévere y de pronto una de ellas recibo una llamada de éste man a decir que le habían robado la casa. Y así, me arruinó la tarde deliciosa que estaba pasando para ir al rescate. Ya le había dicho que tocaba el bajo, y luego de algún tiempo de conocernos, me dijo: “oye, estamos haciendo audiciones para la banda”. Yo me le reí y le dije “ándate al carajo, si quieres voy toco pero no te hagas el salsa”.

Tigres del chaulafan radio cocoa veinte años

Los Tigres del Chaulafán, durante el concierto por sus 20 años en El Pobre Diablo / Foto: Rasa Zalakeviciute

Carlos, a mí, la verdad, me sorprendió para bien tu incorporación. Cuando me contaron que pensaban en agregar teclados y quien los tocaría serías tú, fue una sorpresa.

Carlos Arboleda: Hay como tres momentos en la historia con estos amigos. El primero se remonta hace más de 20 años en el colegio Benalcázar, donde yo veía a Álvaro y a Emilio como unos pelados que hacían cosas. Pero yo en esa época ya hacía giras. No sabía hacia dónde se iban a perfilar, pero sabía que eran interesantes. El segundo momento, fue hace unos siete años les fui a ver en un concierto en el Este Café. Me quedé loco, que bien, que buenos estos tipos, maravillosos, todo lindo. El último, y hace tres años cuando en el mismo Este Café, Emilio me invitó una cerveza y me invitó a grabar Ojo por Ojo. Fuimos a la Casa Nostra con Renato Zamora y fluyó, simplemente fluyó. Para mí fue un ejercicio muy rico de reencontrarme con una música que no había visitado hace mucho, porque hay una cosa que siempre mantengo: nunca estaría en un proyecto en el que no creo. Donde uno encuentra que hay un interés legítimo y auténtico, te quedas, por eso estoy aquí… Me siento muy accesorio a ratos pero, aprendo, yo creo que el aporte que hago es darles solidez, darles una cama nada más.

Emilio: …lo cual es muy importante

Carlos: Hace unos años discutía con un amigo músico. Me decía “¿Por qué todas las bandas con las que tocas suenan bien?” y le dije que es porque les doy una cama, no es por ser figuretti, ni estrella. En la banda la presencia más importante es Emilio, pero alguien tiene que dar ese soporte de poner una cama.

En Ecuador el blues no es un género musical popular, pero son los únicos del género que suenan en las radios FM. ¿Cómo ha sido el proceso de encontrar la fórmula para abrirse un nicho?

Álvaro: Personalmente, creo que la mejor canción de los Tigres del Chaulafán no está en el disco Ojo por Ojo. Si la Luna No Te Basta, es la canción que la gente más escucha, más siente, más identifica, por la letra inteligente, el sentimiento. Y a pesar de todo eso no nos abrió las puertas, seguíamos en ese punto underground. El mérito del nuevo disco es justamente ese: la producción musical. Pero creo es ese disco pudo haber tenido el mismo destino que el primero por más bueno que sea y hubiera podido seguir siendo underground, si es que no hubiéramos tenido otros apoyos como las redes sociales. A ellas les doy todo ese mérito porque te independizas del establishment.

¿Se consideran una banda que logró adaptarse?

 Álvaro: Nos adaptamos y entendimos el momento. No creo en el “uno por uno”, en la obligación de escuchar lo propio del país por obligación. Yo creo que se debe escuchar lo nacional cuando es bueno. Los Tigres ocuparon un nicho que nadie estaba ocupando. Si tú miras, y con el respecto que se merecen todas las bandas de blues rock ecuatorianas, no hay una sola banda de blues que tenga la popularidad que tienen los Tigres del Chaulafán, con el apoyo de redes sociales. La decisión de tomarse en serio la joda dio resultado.

¿Hacia dónde van los Tigres del Chaulafán? ¿Cómo será el tercer disco?

Rubén: Con la tendencia de redes sociales y demás, quizá mandarse un disco completo no sea la idea. Estamos pensando más en un EP, unas cuatro canciones bien hechitas. Hemos hablado con los productores de Ojo por Ojo y están interesados. Estamos viendo el material que tenemos, a ver si hasta fin de año podemos concretar algo. Pero aún es un poco difuso. Sobre el tema de la calidad, innegablemente va a ser al menos la misma, pero puede ser que salgan otras canciones no muy ortodoxas con lo que hemos venido haciendo, darle un poquito de cambio.

Tigres del chaulafan radio cocoa veinte años

Foto: Rasa Zalakeviciute

En el concierto que dieron en el Ocho y Medio hace unos meses, noté un cambio en el sonido y la forma de sonar en la banda, ¿A qué van a sonar los Tigres en el futuro? ¿Van a explorar otros sonidos?

Felipe: El concierto de hoy es importante por algunas razones. Primero, porque pese a tener veinte años, ha pasado mucho tiempo desde que tocamos todos juntos. No lo habíamos hecho hace rato, y eso es un tema importante. Dos, este concierto de celebración en el Pobre Diablo tiene una intención: parar un poco con los shows, no en seco, pero si bajar la frecuencia. Nos dimos cuenta que últimamente nos juntábamos a ensayar el repertorio del siguiente concierto, y no a tocar por tocar. Eso significa que nos hemos centrado a lo mucho a explorar reversiones o sonidos de los mismos temas. Ya no había la misma emoción. Antes de que eso se seque, decidimos tomar la decisión: en los veinte años, paramos un poco. Nuestros siguientes ensayos van a ser para tocar temas viejos, para huevear, para divertirnos. Y si de ahí sale un EP o LP, o un solo tema a lo bestia, eso ya se verá. Creo que es muy franco decirlo en este momento: que necesitamos un respiro para reconectarnos con la esencia, con el disfrute de la tocada en la casa del Rubén para jugar con la música.

Álvaro: Creo que merecen otras “Puembo Sessions”…

Xavier: Si puede ser… lo que dice Felipe es verdad: nos juntamos para tocar canciones para conciertos, pero no hemos creado de cero nada.

Rubén: Lo que dice Felipe es verdad. Creo que va a ser más espiritual. Yo siempre tengo la misma discusión con el Emilio, y esto es recurrente en la historia de los Tigres. Hacer música generalmente es fácil, hacer magia es otra cosa. Hacer magia con la música, es decir, crear una cosa que te guste, que le guste a la gente, que se produzca y que tenga elementos técnicos fuertes es difícil…

Emilio: Jamás te escuchado decir algo tan inteligente Rubén… (risas)

Rubén: Técnica versus huevos, ¿Cierto? El balance hace una buena canción, el tema de seguir practicando es importante. La ejecución es importante, pero la creativiada y las ideas lo son quizá mucho más. Lo que une a la banda, ese espíritu de cordialidad y amistad es fundamental. Sin eso, empieza a haber una atmósfera fea en donde no te tragas al otro. La pausa de la que habla el Felipe busca eso: embragar, pausar. No parar, pero embragar. Veámonos otra vez, arranquemos, pero con magia, hagamos algo chévere, interesante, sin saber cómo va a salir.

¿Asistimos al futuro de unos Tigres menos ortodoxos, menos fieles al blues rock?

Rubén: Reguetón no vamos a hacer… (risas)

Emilio: Cuando te metes a un proceso en donde ves que vas a sacar algo adelante, tienes una licuadora con un montón de ingredientes: si se te pasa el ajo o aceite, te sale algo incomible. El tema acá, es un elemento que mencionaste y es que está indiscutiblemente: la presión del trabajo anterior. Y eso le agrega un reto importante, viéndolo constructivamente. Con el tiempo y cuando a uno le van apareciendo las canas, uno empieza a reforzar ciertas cosas de su carácter o temperamento. Lo que dice el Rubén es cierto: el tema es hacer algo único, y es el factor de unión mas importante. Hay que confiar en que en esa licuadora: ahí vamos a ir poniendo las cosas que hay que ir poniendo.

Carlos: Para tocar con alguien , para que algo funcione, hay que quererle. Y eso es muy bonito en los Tigres. Eso es fundamental en cualquier proyecto: tienes que quererle al de al lado.

Los Tigres se marchan a las tablas y brindan un concierto impecable, en uno de los escenarios más bonitos de la ciudad. Amor a la música y la amistad: esa ha sido la receta de los Tigres del Chaulafán para mantenerse juntos a pesar del tiempo, la distancia y las peleas naturales entre viejos amigos.

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