Karla Gachet e Iván Kashinsky llegaron a “un pueblo en medio de los campos rumanos. Parecía un espejismo de castillos en medio de la nada”. Estaban en Europa del este, donde vive un grupo de gitanos muy particular. Al principio los fotógrafos se sintieron frustrados por la falta de apertura de los gitanos. No podían comunicarse por la diferencia idiomática (y no tenían traductor), pero se las ingeniaron para lograr una historia que fue publicada en la revista National Geographic en septiembre de 2012. Desde el 6 al 22 de febrero de 2013 presentan sus fotos en la galería de Arte Actual en la FLACSO. “Gypsy Kings” es un viaje por la vida de los gitanos ricos de Rumania. En esta entrevista, Karla cuenta sobre su experiencia.
Su intención fue contar la historia de gitanos ricos de Rumania, ¿por qué decidieron enfocarse en un grupo que vive en la opulencia?
Porque queríamos contar la historia de este grupo desde otra perspectiva. Siempre se ven reportajes sobre gitanos que viven en la pobreza, marginados, pero esta era otra manera de mostrar su realidad.
Entiendo que al principio fue frustrante por la falta de apertura de los gitanos, ¿qué fue lo que les motivó para seguir intentando conseguir su objetivo de contar esta historia?
Que creíamos en la historia. Sabíamos que era algo que nadie ha visto antes y necesitábamos seguir intentando porque, ¡ya estábamos ahí y para eso fuimos!
¿Creen que el fotógrafo tiene que ser ‘caradura’ para conseguir este tipo de historias?
No tanto caradura, mas bien no tienes que tomarlo tan personal. Si alguien te insulta o te agrede no puedes derrumbarte porque tu objetivo no es el de ser amado sino el de contar una historia. Hay que ser persistente y creer en lo que estas haciendo.
¿Hasta qué punto son capaces de arriesgarse para conseguir una historia?
Somos bien arriesgados pero por ejemplo yo nunca iría a una guerra, eso me da mucho miedo y no me gustaría perder mi vida por una historia… Creo que las mejores historias están cuando cruzas el límite y empieza a ser peligroso o arriesgado o incómodo..
¿Cómo se dan cuenta de que una historia tiene potencial?
Cuando tú piensas que a ti te encantaría ver eso en una revista como lector… Hay ahora tanta información que algo debe ser muy interesante para que pegue.
Cuéntenme sobre su diálogo como fotógrafos con los sujetos a quienes deciden retratar
No hay diferencia en el diálogo a si no fuéramos fotógrafos. Hay que saber hablar a la gente, ser respetuoso, preguntar sobre su vida, contar también de la tuya, para dejar de ser un desconocido.
¿Qué fue lo que más les importó de la idiosincrasia de los gitanos ricos?
Nos importaron muchas cosas… Creo que lo mas interesante fue ver el abismo que existe entre lo que ellos aparentan ser y lo que realmente son… Hay mucha tradición que traen desde hace siglos atrás que todavía es muy fuerte en su cultura.
¿Creen que van a poner en práctica alguna costumbre de los gitanos?
Jaja.. ¡Creo que todos tenemos algo de gitano dentro! … Nosotros amamos viajar, conocer, aprender… No podemos estar quietos en un lugar… Eso es algo muy gitano.
¿Piensan en el público al hacer una foto?
No tanto. Mas piensas en tu sujeto… En que es lo que quieres decir, en no tergiversar la verdad… En tratar de ser justos con el sujeto y honestos con la historia.
Como fotoperiodistas, ¿buscan expresarse o ‘dar voz a los que no tienen voz’?
Las dos cosas.
¿Cómo fue el proceso de edición para la revista National Geographic?
Fuimos la primera vez por nuestra cuenta y les mandamos la historia. Ellos la aceptaron y nos volvieron a mandar. Regresamos con las fotos, es total como 40.000 de los dos viajes. Hay una editora que ve todas las fotografías y hace su edición, nosotros hicimos la nuestra, y luego fuimos a Washington DC para la edición final y la presentación de la historia a todos los demás editores.
Hablaron de una cercanía especial con algunas fotos, ¿qué es lo que hace que sientan predilección por una u otra foto?
Hay fotos que te gustan ya sea porque visualmente te atraen o tal vez la historia detrás de la foto te conmovió mucho…
Karla, dijiste que ‘es hermoso traer los gitanos de Rumania a Quito’, ¿qué es lo que más les ilusiona de esta exposición?
Que vaya mucha gente, que compren el libro, que se creen diálogos no sólo de los gitanos sino de fotografía… Estamos en un proceso de aprendizaje siempre y a veces pienso que los fotógrafos pensamos que ya todo está dicho, ¡pero hay tanto todavía por hacer!
Los gitanos son conocidos por sus mañas, ¿les engañaron alguna vez?
Hmmm… Nos probaron mucho… Para ellos éramos unos extraños… Conocimos a gente muy buena que siempre nos guió y nos previno de qué hacer y qué no…