El pasado 23 de agosto, Los Gatos Zombies celebraron sus diez años de carrera con un tremendo concierto en la Casa de las Culturas Nina Shunku. Revive esta presentación memorable.
10 años no se cumplen todos los días. Mantenerse en un país donde hacer música y producir es complicado y costoso. Una no-escena que va y viene, con bandas que cada vez son menos, pero que hoy se vuelven a unir luego de mucho tiempo. Varios discos a nuestro haber y muchos toques en vivo desde Quito hasta México, Argentina y Brasil donde hemos hecho buenos amigos. Por esto y por la música misma creemos que son razones suficientes para celebrar. Por 10 años más de psychobilly y de darlo todo sobre la tarima. Hoy hay tremenda fiesta! Gracias a todos los que van: rockers, psychos, punks, skins, y amantes de la música en general. Nos vemos. A portarse bien (y mal) que este día va a quedar en la historia! Stay PSYCHO!
Así reza la invitación que han hecho Los Gatos Zombies en sus redes sociales para la celebración de su primera década de carrera. Es fácil imaginar por qué, entre sus grandes entusiastas, hay buenas expectativas.
El show sucede en la Casa de las Culturas Nina Shunku, en la 24 de mayo. La vieja casa colonial que alberga a este centro cultural se ubica a pocos metros del Museo de la Ciudad. Un lugar emblemático y con una energía que se siente cargada de historias. Cuenta la leyenda que por ahí abundan los fantasmas desde que funcionaba como el Hospital San Juan de Dios. Sin embargo, el lugar es acogedor e invita a un público diverso a disfrutar en un ambiente seguro e inclusivo.
Lxs artistas invitadxs para acompañar a Los Gatos son Die Die Die Selector, The Struendos, Rockin’ Crueles y Los TXK. Junto a nuevas propuestas y bandas ya icónicas en el género —en la frontera con El Panecillo—, ofrecen una fiesta psychobilly que ya antes del inicio promete mucho.
El concierto empieza con la presentación de The Struendos, la banda más joven de la noche. Su show incluye versiones de clásicos, como «Misirlou», de Dick Dale, y también canciones originales como “La mujer del hotel montaña”, de su Ep homónimo, lanzado este año. La propuesta de los Struendos pone a bailar a todo el mundo y refresca los oídos con su surf instrumental.
Los Rockin’ Crueles vienen a continuación. Tienen la dura tarea de mantener el calor del público después de la presentación de la primera banda, que dejó el listón bastante alto. Sin embargo, ofrecen un show contundente y divertido. Tras haber realizado una gira por México a mediados del presente año, los Rockin’ Crueles están más que listxs para presentar un despliegue de rockabilly de primera.
Llega el turno de Los TXK, pero están incompletxs. Su bajista no ha podido llegar y el baterista se ha ido del local por ese motivo. Para que la banda pueda presentarse, miembros de The Struendos, Rockin’ Crueles y Los Gatos Zombies suben al escenario a improvisar una ayuda que sintetiza, de la manera más bonita, la hermandad psychobilly.
“Nuestro bajista no pudo venir porque se electrocutó”, bromea al micrófono Andrés Barragán, a manera de agradecimiento por la ayuda de sus amigos. Incluso con músicos prestados, Los TXK demuestran su antigüedad en las tablas. Tocan un show corto y agresivo que deja la mesa servida para que Los Gatos brillen como les corresponde en su onomástico.
Humos variados flotan hasta el techo de la sala y por el suelo se puede ver cerveza derramada. Hay una luz tenue —que en otras circunstancias sería tétrica— que cae sobre un montón de cuerpos sudorosos, pero que aún guardan la energía que el show de Los Gatos demanda a su público.
La concurrencia está en su punto. Pin-ups cincuenteras y sesenteras, psychos con pinta de chico malo, punks e, incluso, hippies y turistas gringxs, esperan. Los humos altos y la graduación alcohólica justa, tanto en la sangre de los presentes como en la cerveza artesanal que se vende en la barra, ayudan a mantener la euforia en un público que parece que va a estallar.
El momento más esperado llega cuando Los Gatos finalmente suben al escenario. De inmediato, los acordes de su tema “Voy a bailar sobre tu tumba” inundan la habitación. A medida que la banda toca, la cerveza sigue fluyendo y los temas, que para muchos forman parte del soundtrack cotidiano, se suceden sin ningún bache.
Alternando las canciones de sus discos El rey de la velocidad, de 2014, y Psychotic Rock n’ Roll, de 2018, la banda recorre todo sus años de trabajo sin bajar la energía por un solo segundo. Cerca de la mitad del show, Los Gatos Zombies sorprenden al público versionando “Que te vas”, de la legendaria banda quiteña El Retorno de Exxon Valdez, una de sus mayores influencias.
En uno de los momentos más emotivos de la noche, el bajista de la formación original, José Luis Bastidas, se suma para tocar algunos de los primeros temas de la banda. Entre ellos “Zombie Strippers”. Tocan varias canciones con en sus posiciones originales, Eskó en la batería, Pepe en la guitarra y Timmy en los coros
Cuando entonan su clásico “El rey de la velocidad” dan rienda suelta a su lado más punkero. En esta canción se puede ver que en el pogo la fricción aumenta y hay varios conatos de pelea que, sin embargo, pasan con la canción. Llegando al final de su set, tocan la versión en español de “Last Day”, la última canción de su último disco, en la que reflexionan sobre lo absurdo de la cotidianidad y lo pasajero de la vida.
Al finalizar la presentación, el Dj Die Die Die Selector inicia el afterconcert con un set de vinilos, acompañado por dj Eskó y Dj Radioactive Kid. Con un público contagiado por la felicidad de la banda y satisfecho con su música, la fiesta puede continuar de largo. Como Eskó —cantante y frontman de la banda—, dice repetidas veces durante el show, el rock está vivo en la capital.
El rock es motivo de fiesta, expresión de la rebeldía y también un punto de encuentro que sigue vivo y vigente. Y seguirá vivo mientras existan propuestas tan valientes y vibrantes como las de esta banda.
Acompañados de sus amigxs, rodeados por fantasmas y al pie de la virgen, pero no de rodillas, Los Gatos Zombies pueden decir: misión cumplida. Desde la cima del under quiteño, terminan su primera década de vida en una fiesta psycho con todas las de ley, el exacto reflejo de lo que ellos han sido y dado durante todo este tiempo. Y puede venir mucho más.