Después de meses de shows en pantallas llega una experiencia distinta que hace NO extrañar tanto a los toques como los recordamos. Esta es una crónica del tremendo show que se mandaron 3vol y Nuevo Bravo.
Antes de cualquier cosa, tienen que saber que se intentó realizar este concierto en al menos tres ocasiones. Parecía que nunca iba a llegar, o que finalmente las entradas iban a tener que ser devueltas. Sinceramente, no sé qué haya pensando la gente que compró su entrada apenas se anunció el evento. Tuvieron que aguantarse las cancelaciones. Pero yo creo que deben estar contentos, porque la espera valió totalmente la pena.
El pasado viernes 11 de septiembre del 2020 quedó para la historia como el día que se llevó a cabo el primer autoconcierto de Quito. El primero de otros que vendrán, probablemente, en todo el Ecuador. La organización estuvo en manos de Soul Autocine.
Ese día, la esperada junta, en La Pradera, era a las 6:30 de la tarde, pero desde temprano en la mañana las cosas se veían grises. Parecía que lo más probable era que lloviera y que cancelaran nuevamente el concierto.
Nada. Agarré mi cámara y me fui a topar con la chica con la que fui: ella tenía el auto. Íbamos llegando y lo peor sucedía, estaba chispeando. Pero tuvimos la suerte de que nos hicieron parquear en la primera fila. Tocó esperar hasta que escampe, lo que por suerte sí pasó. Sólo fue una lluvia espanta bobos, como saben decir por ahí.
Al principio no entendía bien. Frente a la pantalla en la que normalmente pasan las películas había un camión atravesado, con unos plásticos negros encima. Esa plataforma era el escenario, complementado con los visuales que se proyectarían más adelante y con un seteo de luces multicolor que hicieron ver el stage más añiñado de lo que esperaba. Parecía la tarima de un festival.
Llegó la hora y el concierto daba inicio, Nuevo Bravo se subía al escenario. Ellos, casi tan emocionados como el público, empezaron a tocar el set especial que habían preparado. Conforme pasaba el tiempo, iba subiendo la temperatura, ya se veían por ahí algunas ventanas empañadas.
Para los que no saben muy bien cómo funciona el autocine, la cosa es que sintonizas una radio a través de la cual se transmite el sonido de la película, en este caso del concierto. Para los que estuvimos entre las primeras filas fue una suerte que también se pudiera escuchar el sonido real de la banda, además del de la radio. Con ambas cosas ya daba la sensación de estar en un concierto como los que solía haber.
En el repertorio de Nuevo Bravo estuvieron hits como “Namasté”, “Corazón” y “Flores Muertas”. Llegó un momento que la banda tuvo que reconocer la emoción que provocaba estar subidos nuevamente en un escenario rodeado de gente, metida en carros obviamente, pero, al fin y al cabo, con público presente.
Algo bacán fue que incluyeran “Dreams”, de Fleetwood Mac, en su set, una decisión precipitada que habían tomado temprano en la mañana.
Yo creo que Stevie Nicks estaría orgullosa de los hermanitos Mateo y Camila Terán. Gran cover, por una banda apropiada para hacerlo.
El público los despidió de forma sonora, como si fuese una orquesta de pitos sin mayor sincronización. La banda se tomó una foto de espaldas a los autos, y acabó el primer show. Todavía faltaba 3vol, cuya actuación, por claras razones, iba a ser la más embalada. Aunque, siendo sinceros, Nuevo Bravo no quedó debiendo esa embaladera.
Hubo un lapso de unos quince o veinte minutos en los que la gente salió a estirar un chance las piernas hasta que empezara la segunda parte.
Estaba en el carro, pendiente del partido de Liga, que se jugaba en simultáneo, cuando empezó a sonar algo extraño pero familiar al mismo tiempo. En verdad me tomó unos minutos darme cuenta de que se trataba del tema original de Volver Al Futuro.
Regresé a ver al escenario y se vió a 3vol subirse a la tarima con una suerte de acto en el que iban caminando lento, a pasos agigantados y aparentemente sin gravedad. Todo tenía sentido cuando te percatabas de que estaban puestos trajes espaciales.
Sus atuendos eran platinatinados y reflectivos y tenían un gran logo en la espalda. No sé de dónde se habrán sacado, pero estaban puestos una especie de cascos que duraron unas dos canciones, si no fue una.
Lee también en Radio COCOA: White Pony y Dummy…en palabras de Munn
El público se prendió de inmediato. No tardamos mucho tiempo en ver a la gente, subida en los baldes de sus camionetas o con parte del cuerpo sobresaliendo de las ventanas, coreando y gritando.
Llegó un punto del show en el que los miembros 3vol intentaron una dinámica con los pitos de los carros que no salió del todo bien. Yo creo que falló no tanto por la falta de sentido musical para pitar a cierto ritmo, sino porque en serio estaban todos embalados y no podían coordinarse en un momento de tal euforia. Canciones como “Tronco”, “No nos hagan cabrear” o “¿En qué bus vas vos ve?” fueron de las más destacadas dentro del poderoso set del grupo.
Estuvo tan denso, que en un punto varias alarmas se activaron, y a mi parecer, estuvimos a poco de presenciar el primer autopogo de la historia. Incluso por un instante me pareció que se podía percibir ese olor a gente aglomerada, como solía pasar en los venues cuando estos se repletaban.
El autoconcierto fue una experiencia surreal con la que muchos no pensaron encontrarse y que dejó picado a más de uno. Un éxito total que deja al público hambriento de más shows y a otras bandas deseosas de subirse a un escenario con público, como solía suceder en la era pre-covid.