Frente Cumbiero toca esta semana en Ecuador, el 14 de abril, en “La Santa”. El proyecto piloteado por el colombiano Mario Galeano es uno de los protagonistas del tropicanibalismo y de un grupo de proyectos que dan un nuevo sentido a la cumbia del ayer y la del futuro.
En mi parrilla-cena de despedida, al final del verano pasado, a alguien se le ocurrió meter un tema que fue demasiado necesario para ubicarnos el resto de la noche: We’re on the gypsy, rock, non-stop. Cumbia, hip hop. Playing for the cats. Rocking tags. At the bus stop… ¡Ajá!, era “Ariwacumbé” de Frente Cumbiero y Mad Professor. Y digo necesario, porque detonó una lista armada de éxitos cumbiancheros de antaño, aunque no es que sea el más hit de los hits.
Ha sido uno de los proyectos que ha calibrado la cumbia de nuestros días en otras frecuencias ajenas al mainstream.
Frente Cumbiero es así mismito. Una mecha detonadora para descubrir bailando música tropical del ayer, pero que nos sacude con un sabor tan vigente como psicodélico, ruidoso y atolondrado. Entonces, coincidamos en que no será parte de las playlists de hits de verano latino, pero que sí ha sido uno de los proyectos que ha calibrado la cumbia de nuestros días en otras frecuencias ajenas al mainstream.
En este breve scan, hagamos una pausa en el piloto de la nave: don Mario Galeano Toro. Colombiano, bogotano, músico, productor y sobre todo coleccionador de discos, Galeano ha dedicado su vida a agitar la música tradicional de su país y la región. Con el tiempo, se ha convertido en uno de los cordones medulares de la descarga trocanibal: esa voraz sonoridad que se embulle de cumbia, pero también de los jugos que este género latinoamericano ha descargado a través del tiempo.
El sonido frentecumbiero
En el FC escuchamos a unos músicos embalados utilizando la música de vinilos de antaño como masa madre que luego se embarra de ruidos análogos y electrónicos, y de experimentos en vivo. No será casual la presencia del jazz, el surf rock, el dub, la psicodelia, o acaso, otros ritmos colombianos primos de la cumbia como el porro.
Su música es un laboratorio en el que reina la diversión absurda. Solo basta escuchar la sugerente “Porrovia”, el tripsote de “Jaley Jaley” o el muy oriental chichoso “Mambonegro Daisakusen”, para entender de lo que estamos hablando.
El Frente Cumbiero tiene ya sus años. En 2005, tras participar en el Festicumex -un festival de cumbia experimental en México-, Galeano y los nuevos amigos hechos allí salieron con una especie de banda ficción: Frente Cumbiambero Transnacional.
Esta fue el cigoto que luego evolucionó en el nombre actual y en un formato más posible, primero, con banda de amigos, para más tarde, dejarse ser Galeano solo, haciendo lo que mejor sabe hacer: sesiones de dj con música creada por él.
Para la tocada en “La Santa” vienen Galeano en la electrónica y guacharaca, Marco Fajardo en el clarinete, Pedro Ojeda en el timbal, electrónica y teclados y Sebastián Rozo en el bombardino.
La curiosidad que avivó la cumbia
Galeano se metió en su adolescencia de lleno en la música que compartía con sus amigos. La clásica del melómano adolescente: se almorzó discografías enteras de rock anglosajón, grunge y mucho punk, descubrió y copió sus hallazgos en casetes, empezó a tocar el bajo, fundó una banda.
Ya crecidos, se les despertó el interés por la tradición y la música local. Galeano y su grupo de amigos (con los que hasta ahora toca y comparte camino) empezaron a viajar a pueblos colombianos y fueron público de un montón de festivales tradicionales. Con esa viada, viajaron a estudiar a otras partes desde donde vieron en zoom out lo que había en su propia tierra.
Sí, es música con mucho ritmo y sabor, pero tiene una pata metida en el under y la experimentación.
Fue ese el momento del regresar a ver. En una entrevista para Sudakas, Mario dice: “La historia de lo que uno escucha en la casa -esos fácilmente ocho años hasta que, ay no, uno quiere escuchar algo de la radio-, ahí hay una información musical que se queda con uno hasta que se muere”.
Y fue así como empezaron a entender que la cosa iba por ahí. Además de Frente Cumbiero, están sus otras dos guaguas: Ondatrópica y Los Pirañas, también importantes en este atlas junto a los Meridian Brothers y Romperayo.
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Si bien es cierto que se hicieron conocidos cuando empezaron a ser parte del contenido de medios musicales exquisitos de New York o Europa, entendamos también lo difícil que es entrar en los medios latinoamericanos.
Sí, es música con mucho ritmo y sabor, pero tiene una pata metida en el under y la experimentación. Así que no es casual que muchos de nosotros aún no los hayamos escuchado. Frente Cumbiero ha pasado algunas veces por Rumichaca, pero ya han pasado años de eso.
Hoy, allá afuera el apocalipsis nos mira sonriendo. Glas camina libre, entre otros infortunios del Ecuador casual y nos damos cuenta de que el sentido común no e-xis-te. Pero la música en vivo ha vuelto. A ver, entonces, si activamos los sentidos humanos: el oído y la piel (el tacto, ya), de la forma más obvia: bailando. Así que dele con confianza, suéneme esa cumbia caníbal, compadre Mario. *se va a bailar sola con una mano alzada y la otra en la panza.