Flora, el reciente álbum de Ignacio Izquierdo a.k.a Elia Ezker tiene mucho que contar. Este es un vistazo al transitar del cantautor quiteño y los secretos que esconde esta nueva y sentimental entrega.
Los músicos son humanos. Sí, a veces hace falta recordarlo. Solemos convivir con su obra como si se tratara de un ente aislado del proceso, motivaciones y vivencias de su creador. No está mal. De hecho, artistas como Elia Ezker no intentan hacer evidentes algunos detalles personales de su música, dejando un canal abierto a que cada quien pueda interpretarla.
Pienso, sin embargo, que conocer los trasfondos de la obra puede enriquecer su lectura por fuera de la estética, más aún si de Elia se trata. Para él, la música es la forma de impregnar sus sentires según lo experimenta y necesita en un determinado momento. Sin preocuparse por cumplir encasillamientos de producción.
El reciente álbum de Ignacio Izquierdo a.k.a Elia Ezker tiene mucho que contar. Por ello he querido revisar este disco conversando con el artista sobre algunos de sus “secretos”.
Surge una nueva forma de amor
Flora es un baúl íntimo en el cual habitan las vivencias de un padre, el amor y la pérdida, la confusión y el encuentro. Es, a la vez, un acercamiento espiritual hacia una nueva vida, después de haber tenido que transitar con la muerte.
10 canciones —entre las atmósferas del indie, new wave, synth pop e incluso italo disco— componen el álbum que celebra el amor en su forma más pura. Rinde tributo a su hija Flora, de quien lleva el nombre. “Su nacimiento me dio mucha dicha. Me permitió descubrir un nuevo sentimiento de amor”, explica el autor.
Su obra expresa el período de renacimiento que Elia transitó al poder dedicarse a una nueva paternidad, tras haber vivido la pérdida de su primera hija, Amelia. Si bien aquel luto fue afrontado en el anterior disco “Futuro Humano”, no está ausente en esta nueva entrega. El hecho más bien repercute en el valor que significa una nueva etapa de intentar superarlo.
Cerrar un proceso antes de empezar otro
Cada Cosa, la primera canción del álbum, parece ser un merecido cierre y memoria a la pérdida vivida por el autor, antes de dar paso a hablar de su nuevo momento de vida. Antes de transitar por las nuevas canciones del disco.
Y si hay vida después de morir
hay menos de que sufrir
estaremos juntos
La canción expresa una interacción que, si bien para Elia podría ser una conversación libre a la interpretación de los escuchas, “es un diálogo con mi hija Amelia”, dice. “Es ilusión, de que puede haber un reencuentro más allá de la vida o la muerte”.
No siempre con el mismo ánimo
El álbum se tomó su tiempo, como los movimientos de la vida misma. Los demos empezaron a ser grabados en 2018, en Los Ángeles. (Ignacio ha vivido por más de 10 años en Estados Unidos). En L.A, Elia se reencontró con Steven James Aguilar, con quien ya había grabado su primer EP Sentir, en 2014, y quien se convertiría en el co-productor de este nuevo disco.
Entre varios cambios suscitados como la mudanza a Seattle, un nuevo trabajo y el nacimiento y crecimiento de sus hijos Flora y Luca, el proceso de producción demoró más de lo esperado. Al poco tiempo, además, el Covid-19 hizo lo suyo.
Cuando la estabilidad se fue dando, tomó forma un álbum que experimenta en cuanto a idiomas, formatos, composición, etc. Un álbum al cual el artista considera que catalogarlo sería injusto. “Siempre tengo un poco de conflicto con géneros musicales, hago la música con la que me siento más cómodo en ese momento o con la que estoy influenciado”, dice Elia, aunque si tuviera que dar una definición sería la de Pop Alternativo.
El resultado es un álbum rico en sonoridades y sentimientos diferentes, que entre sus canciones cuenta con una instrumental, una nota de voz, una canción en inglés. La intención de Elia es transmitir la dinámica de la vida en la música, aquel parece ser el denominador común de todo el disco. “Es un poco como los seres humanos, no siempre estamos con el mismo ánimo. Hay una mezcla de emociones en nuestra vida cotidiana”, explica.
Flores
“Flora” es el nombre de su hija, también del álbum y también de la canción principal de éste.
Este fue el primer sencillo del álbum en salir. Es la canción “más simbólica del disco y su temática” para Elia, la que más le gusta tocar en vivo. En el video musical sale su hija.
Flora hace también referencia a la relación del artista con la naturaleza y, específicamente, con las flores. “Las flores me han dado claridad, son un símbolo muy importante para mí y son un símbolo muy importante para la humanidad”.
Cuenta el artista que las flores le dieron mucha paz en el proceso de pérdida de su primera hija. Vio en ellas una forma de tranquilidad. El nombre del álbum refleja gratitud hacia lo que las flores le han dado a él, a la vez que refiere al nombre de su hija y recuerda la alegría de su nacimiento.
La naturaleza hace parte de sus motivaciones, “me encantan las montañas, las flores y los arcoíris”, comenta. En consecuencia, Arcoíris es la décima canción del disco, “siempre que ves uno te sientes suertudo”. Así también, Arupos es la número siete en la lista, siendo una admiración hacia aquel árbol cambiante que enseña sobre los ciclos de la vida. Es una apertura a aprender de la naturaleza, a la vez que a no olvidar sus orígenes: Quito, ciudad donde los Arupos hacen parte.
Flora es un álbum noble, creado bajo el concepto de “respetar las sonoridades propias sin forzarse a encajar”, cuenta el autor. Cada una de sus canciones es un mundo y cada una es una oportunidad para hacer preguntas al mundo. También cada una es una invitación abierta para olvidarse de lo que significó para el artista, y como oyentes darle una nueva razón. Para que quienes encuentren utilidad en estas sonoridades, puedan conectarse durante sus diferentes transitares.
El álbum completo se encuentra disponible en las plataformas digitales desde el 21 de octubre de 2021, vía Clvb de Pesca Records.