Entre este 16 y 22 de noviembre se llevará a cabo el Festivalfff de este año, en formato virtual. ¿Qué podemos esperar? Que sean lxs propixs artistas quienes te lo cuenten.
Probablemente hemos llegado a un punto en que la discusión sobre los cambios a los que nos vemos visto empujados en la pandemia empieza a cansar. Con cada día que pasa, el problema se torna más evidente y, por eso mismo, más ominoso y digno de que despleguemos nuestras valvas protectoras para limitar el contacto con los horrores del mundo, y, pese a todo, tratemos de continuar con nuestras vidas.
No obstante, discutirlo es inevitable, y más cuando llega la hora de plantear algunos cambios sobre la marcha. Fue lo que sucedió con la gente del Festivalfff. Hace unos meses, todo lo planeado tuvo que modificarse de golpe, sin otra vía de escape, sin ninguna clase de opción suplementaria.
“Nosotros habíamos programado el festival para mayo, en formato físico, y, a los pocos días de lanzar el cartel, tuvimos que suspenderlo”, cuenta Tania Navarrete, directora del Festivalfff. Las pérdidas previstas y un retraso ineludible no se hicieron esperar. Tampoco, la decisión de adaptarse a la realidad y transformar el formato.
Es así como, ya a finales de noviembre y con la incertidumbre de lo que va a pasar en los meses siguientes presente en el público y en los artistas, el Festivalfff llega con su primera edición virtual y gratuita a todos los rincones del país. Y lo hace con un cartel nutrido en el que figuran artistas tan importantes como Tanque, Don Bolo, Munn, Pichirilo Radioactivo y Ricardo Pita.
En esta oportunidad no es posible el abrazo físico. Aun así, la edición de este año del Festivalfff permitirá, una vez más, el abrazo entre la gente y la cultura, así sea a la distancia. De ello nos hablan La Mafiandina, Pitekus y Pato Romo, que también van a pasear su música por los escenarios virtuales de este evento.
¿Cómo es participar en el Festivalfff virtual?
Una pregunta cuya respuesta es obvia, dado que los tres artistas interrogados se sienten emocionados ante la perspectiva de intervenir en el evento. De todas formas, participar en un acontecimiento virtual, que no va a suceder en vivo, sino que ya fue grabado, en las paredes añejas y hospitalarias del Teatro Sucre, se presenta como una experiencia extraña.
Así lo piensa Dj Mic, de la Mafiandina, quien resalta la comodidad de un lugar histórico, emblemático y dotado de un sonido impecable, pero que, sin embargo, cree que con esta nueva experiencia han hecho su aparición sentimientos imprevisibles:
“Nos estamos adaptando a cómo sentir esto. No es el mismo nerviosismo de enfrentarse al público, pero sí es el nerviosismo de que salga bien y que la gente se conecte”.
Es la misma opinión de Taki Amaru, para quien, pese a la pérdida de la atmósfera de un festival en vivo, el Festivalfff de este año tiene su lado positivo:
“Es bacán que suceda y que la gente lo pueda ver, a fin de cuentas, en cualquier parte del mundo, que es el plus que tiene que las cosas se hagan online. En todo caso, siempre es emocionante estar en el marco de un festival importante del país, y este es uno de ellos”.
Por su lado, Pitekus —adaptación de la palabra griega “Pitechus”, que quiere decir mono, y seudónimo de Fidel Minda, músico ecuatoriano que, en su obra, busca el contacto con sus raíces y con la naturaleza— cree que la parte atractiva de esta variación inevitable es la de estar en contacto con el país. Con el mundo:
“En parte es chévere que sea así, virtual, porque se abre la posibilidad de que te pueda escuchar gente de otros países. Compartir el concierto con todo el mundo es muy bacán. Que se haya hecho en el Teatro Sucre es muy chévere porque tienen unos equipos súper buenos, con cámaras buenísimas y un sonido cheverazo, el backline es excelente. A los artistas eso nos obliga a tener una excelencia artística”.
Una excelencia que no sólo provenga del esfuerzo, de la calidad técnica y del acierto de los músicos acompañantes, sino, también, de la capacidad de los músicos para transmitir sus sentimientos mientras interpretan su música. Así lo piensa el músico ambateño Pato Romo, quien, además de cantar a lo cotidiano en su música, a lo largo de su carrera ha enarbolado el rap como bandera de resistencia:
“Intentamos que todo lo que tenemos nosotros aquí emane en el momento de presentarnos, de expresarnos con nuestra música”.
Vale decir que, por cuestión de distancias, Pato, a diferencia de Pitekus y La Mafiandina, no grabó su performance en el Teatro Sucre, sino que lo hizo en el taller de su padre. Pero de eso hablaremos en las respuestas siguientes.
¿Cómo fue la experiencia de grabar?
Lo más seguro es que la mayor exigencia a la que se han visto enfrentados los músicos del Festivalfff haya sido la falta de contacto con el público. Una carencia que, en todo caso, y pese a cerrar la puerta al intercambio físico fértil que siempre hay con los espectadores, ha echado otra clase de brotes.
“Siempre es como un regalo para uno como artista estar en un teatro de nombre y con un equipo técnico tan completo. Siempre genera nervios. El camerino…te sientes especial. Sientes que tu trabajo está valiendo la pena, y eso es hermoso”, opina Taki, para la que fue difícil tocar apenas frente al personal de grabación y sonido, y a las sillas vacías, pero que, no obstante, acabó por disfrutarlo. Como Dj Mic, a quien acabó por gustarle el orden en que se dispuso las grabaciones:
“Que salga una banda y entre otra le da un feeling como de festival en vivo, cuando uno está en el camerino, escuchando a la banda que está antes. Les ves de ladito por ahí y ves que quedan cinco minutos, se acaba la otra banda y es como que hay que darle, entrar rápido. Y ahí súper bien el equipo técnico”.
Aparte, no podemos olvidarnos del punto de vista del músico, que, en este caso, se ha visto en la necesidad de inventar un destinatario imaginario al momento de grabar. Un destinatario que se volverá real una vez que la transmisión comience.
“No pensábamos tanto en el público en sí, sino en cómo nos van a ver… Pensábamos en hacer un buen performance frente a las cámaras. Y como se grabó en el taller de mi papá, fue como si cantara para mí mismo. Canté tres temas fundamentales que ya conocerán durante la transmisión del festival”, dice Pato Romo.
No hay otra opción. Solamente cuando la situación cambie, las costumbres volverán a ser las de antes. En este momento, sólo queda resignarse, adaptarse y, a pesar de todo, disfrutar.
“Son nuevas experiencias a las que nos toca adaptarnos. No sabemos hasta cuándo va a durar. Tenemos que acostumbrarnos a esta dinámica y seguir siendo lo más profesionales que podamos”, apostilla Pitekus.
¿Es la primera vez que te has visto en esta situación?
Nadie respondió que sí. En lo que respecta a sus presentaciones, cada uno de los artistas ya ha tenido que hacerle frente a esta eventualidad en los meses previos, con aventuras personales que no es del caso detallar aquí. Así que pasemos a la siguiente pregunta.
¿Qué piensas del cartel?
Una pregunta de suma importancia, pues en muchas oportunidades el éxito de un festival puede depender del respeto y la admiración que sientan mutuamente los artistas. Un aspecto del que los organizadores del Festivalfff no tienen por qué preocuparse, ya que está plenamente resuelto.
Sin importar que cada quien estuviese enfocado en lo suyo, Pitekus recuerda el breve contacto con los demás músicos del cartel como una experiencia valiosa:
“Fue chistoso y chévere que compartamos escenario con Ricardo (Pita), y con Mariela Espinosa de Munn, a quien yo llamé para que toque conmigo, pero resulta que también estaba invitada con Munn. Cada artista también es multifacético. Puede estar en contextos diferentes, ser como un camaleón, hablar varios lenguajes, tocar varios instrumentos, saber de música latina, de jazz, de música del Ecuador. Es interesante tener ese tipo de aprendizaje”.
Taki también tuvo la oportunidad de toparse con artistas admirados, por los que profesa un gran respeto:
“De mi parte, estoy muy contenta de estar en un cartel tan bacán. De todas las propuestas, hay algunas que me gustan muchísimo. Don Bolo y la Parca me parecen unas grandísimas bandas y se me hace una bestia saber que La Mafiandina está compartiendo escenario con distintos géneros”.
Dj Mic, en cambio, encontró una alegría en el hecho de reencontrarse con ídolos de sus años juveniles y con rostros recientes que construyen el camino de la nueva música ecuatoriana. Rostros como el de alguien muy conocido por quienes estén inmersos en la lectura de esta nota:
“Tanque es, por ejemplo, una banda de mi adolescencia, y hay proyectos como Pitekus que tienen un paralelismo con lo que estamos haciendo, porque estamos en todo lado juntos. Y tiene esto de hacer algo moderno y tradicional a la vez”.
En tanto que a Pato Romo le fascina la perspectiva de compartir escenario con músicos de su ciudad y de que, al mismo tiempo, los sonidos del país puedan extenderse a otras latitudes:
«Me siento muy contento por todo lo que está sucediendo, por compartir con dos bandas ambateñas como Zir y Tayta. Tayta tiene un estilo bacán, son unos bacanes. Aparte de eso, está bacán compartir con bandas antiguas como Tanque. Entre las nuevas, La Mafiandina me parece bacán por su estilo. Todas las bandas están bacanes, como las bandas de Colombia, de Brasil, de Uruguay, de Canadá, de Finlandia. El público de esos países va a estar atento de lo que va a estar sucediendo aquí».
¿Cómo me imagino la experiencia?
Como espectador seguramente has comenzado a imaginar cómo será el evento. Es probable que tu mente ya haya elaborado una idea de la afinación, los saludos, las canciones, el lenguaje corporal de los intérpretes. Pero lo cierto es que tú y los tuyos no son los únicos que deben estarse haciendo esta pregunta.
Sí, aunque parezca mentira, se la están haciendo los propios músicos. Y esta es la parte más interesante de este Festivalfff.
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Pitekus, quien presentará una música sembrada de géneros diversos, como “el jazz moderno, el afroandino, el afrolatino y la canción de autor”, solamente guarda la expectativa de haberlo hecho bien:
“Espero que me haya salido bien (risas) la ejecución musical. Espero que se haya transmitido lo que quería transmitir, que la música haya salido impecable, que haya podido conectar con el público, no haberme puesto muy nervioso, que la música camine, fluya”.
De su lado, Pato ansía que se dé el visto bueno por parte de la gente. “Espero que haya esa aceptación de la gente. No que la gente esté obligada a escuchar, sino que haya una aceptación del trabajo duro que hubo atrás de cada toma y canción”.
Después de todo, y como ya se dijo, esta es la oportunidad de llegar, con ayuda de las velocidades casi instantáneas que permite el internet, a un público más amplio.
“Siento que la parte positiva es que se puede llegar a muchas más personas, en muchos más lugares del mundo. Mi familia que no puede verme en concierto me puede ver. Eso es una ventaja”, dice Taki.
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El Festivalfff contará con charlas y seminarios del 16 al 20 de noviembre. En tanto, los conciertos, que son gratuitos, tendrán lugar el 21 y 22 del mes. Para más info, ingresa a su página de Facebook.