Fabrikante: un evocador de ritmos orgánicos

Sonidos creados con el cuerpo que llenan de movimiento el paisaje vivo.

Es un espíritu libre nacido en Guayaquil pero influenciado por sonidos de todas las regiones de nuestro país. Bautizado entre la jerga (la suya propia) como Diavlo Berde o en el último de los casos, como Francisco Valdivieso, ha establecido a Fabrikante como su proyecto de vida. Lo presenta a donde va y a medida que aprende, lo perfecciona. Con varias giras a nivel nacional y unas cuantas tocadas en Monterrey y Cuernavaca, donde terminaba sus estudios hace unos años, su música fluye con las vibraciones de la vida.

Precisamente fue en México donde se dio cuenta de la necesaria aplicación en su música, de los conocimientos de literatura y poesía que estaba aprendiendo en la universidad. Fabrikante, aparte de su obvia pasión musical, tiene otros campos de interés como la antropología y los estudios de cantos ancestrales, religiosos y de ritual, que para él, llevan a su música a un estado más elevado.

Francisco también estrenó su primer cortometraje de ficción «Kuba con K» en 2014. A este «todólogo artístico» en formación, la cinematografía siempre le había llamado la atención. Además de su gusto por las artes visuales y la escritura, se dedica a ser profesor de literatura, de periodismo o de educación estética. Pero sobre todo, enseña lo que domina mejor, la formación de sonidos con el cuerpo. Ya sea beatboxing o seguir el ritmo con las palmas, brazos, hombros, tobillos, rodillas. En fin, con cualquier parte del esqueleto.

Fabrikante / Foto: Archivo de la banda

Para Fabrikante, la música viene desde adentro del cuerpo, en sonidos orgánicos como la respiración o los latidos del corazón, en el circular de la sangre. También viene de la naturaleza, del mar o del río. En base a esta idea, estudió los sonidos naturales orgánicos como principal instrumento musical. Reproducir varias grabaciones suyas simultáneas, interpretando las diferentes capas dentro del ritmo, lo convierten en su propio acompañante. Así, él con él conforman «Fabrikante y la banda mocha».

Admite haber sido un niño travieso, curioso y sobre todo impaciente desde que recuerda. No se podía contener las ganas de tirar ritmos con cubiertos, palos o los dedos en cada lugar que iba. La influencia viene de su padre, que tocaba la guitarra o de su abuela, que tenía un theremín y también de los variados gustos musicales maternos. Todo se mezcla con el fluido hip hop, más una grabadora nueva que hizo que él descubriera su manera de hacer música.

Fabrikante / VIDEO «Chimo Vibración»

Lograr un sonido que se salga de lo común es uno de los retos para Frabrikante. Con un viajado primer disco, Memoria y profecía de Doña Petita Pontón, lanzado en Mayo de 2013, y esta vez con el estreno de Kariño Universo en 2016, Fabrikante expone sus composiciones, según él religiosas, que adquieren popularidad.

Kariño Universo

Portada de Kariño Universo / Foto: Edison Andrés

13 canciones en una hora y cuatro minutos: un sendero de sonidos en movimiento.

Escuchar el disco, te transporta a una selva irreal, que cambia sus tonalidades cromáticas, las formas, la vegetación y sus animales. En cada canción se pinta un paisaje distinto y a medida que se avanza caminando, marchando o a paso de baile, se disfruta de este paseo selvático guiado por Fabrikante.

https://soundcloud.com/fabrikante/kausanguichu

Este disco se caracteriza por tener ritmos repetitivos pero no lineales. Cada loop es una oleada sonora con nueva energía y detalles. Los sonidos aparecen de forma gradual; por delante, un charango, por detrás un palo de lluvia, por un dado, un silbato de barro doble y  por el otro, una quena. Cerca a nosotros, se escucha la cadencia de un cajón peruano y a lo lejos, un yembé. Enriquecen la imagen distintos sonidos repentinos, que de la misma forma que lo hacen los animales de los trópicos, aparecen escondidos entre los árboles.

Se siente un cambiar de paso constante, a veces en una sola canción, como en primera, «Kausanguichu» con la voz de Steph Apolo. Y otras veces, se vuelve un avanzar colectivo de danza y celebración alrededor de una fogata. Es el caso de sus sencillos «Chimo Vibración» o «Vecinos».

Como si estuviéramos adentrándonos en la selva, los sonidos en el transcurso del disco van describiendo momentos: un amanecer en «Pishkukuna», un anochecer activo y luego calmado en «Flor De la Noche». En los mismos temas, las vibraciones sonoras hechas con la boca se llegan a confundir entre la percusión. Los silbatos, en cambio, se pierden dentro del sonido de grabaciones reales de naturaleza.

Este viernes 21 de Octubre 2016 lanza su disco en Robot Rocks Store en Quito. ¿Alguno de ustedes va?

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